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Los escoltas montarán una caravana desde Bilbao hasta Madrid para pedir trabajo
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denuncian incumplimiento de promesas del pp

Los escoltas montarán una caravana desde Bilbao hasta Madrid para pedir trabajo

Los escoltas se rebelan. Han estado décadas protegiendo a políticos y empresarios amenazados por ETA y ahora se sienten abandonados por ese Estado de derecho por el que se han jugado el tipo

Foto: Concentración de escoltas ante la sede del Gobierno vasco, en 2012. (EFE/David Aguilar)
Concentración de escoltas ante la sede del Gobierno vasco, en 2012. (EFE/David Aguilar)

Los escoltas se rebelan. Han estado décadas protegiendo a políticos y empresarios amenazados por ETA y ahora se sienten abandonados por ese Estado de derecho por el que se han jugado el tipo. El Gobierno prometió recolocarlos tras entender que no eran necesarios, porque la banda terrorista ya no suponía un riesgo, pero no ha cumplido su palabra. Los puestos que el Ejecutivo aseguró que les daría han sido ocupados por vigilantes privados, ubicados ahí por el dedo de las empresas de seguridad que ganaron el concurso secreto.

El 90% de los más de 3.000 escoltas que perdieron su empleo con el fin de ETA, por lo tanto, siguen en el paro y están dispuestos a hacer lo que sea por seguir comiendo. Denuncian que la mitad de los 800 vigilantes que controlan el perímetro de los centros penitenciarios no cuentan con el curso reglamentario que exige el Ministerio del Interior y, sin embargo, llevan meses ejerciendo.

El enfado que van acumulando ha provocado que decenas de ellos formen una asociación –Las Sombras Olvidadas de Euskadi– que únicamente tiene la finalidad de encontrar una salida laboral digna para esos miles de profesionales. Han planteado a algunas instituciones la posibilidad de ejercer como escoltas de mujeres víctimas de la violencia de género, algo que las afectadas e incluso el Ministerio del Interior ven con muy buenos ojos, aunque aún tampoco hay nada concreto por esta vía. Hasta llegaron a plantear una oposición cerrada para ser policías y guardias civiles, cosa que el Gobierno no tiene la intención de asumir.

La pasividad del Gobierno y de las instituciones para dar una respuesta a sus reivindicaciones ha llevado a que los guardaespaldas hayan decidido dar un paso más allá. Por eso han acordado llevar a cabo una manifestación en una fecha aún por determinar, pero que seguro será antes de las próximas elecciones municipales.

La protesta consistirá, según explican desde Las Sombras Olvidadas de Euskadi, en una caravana de coches que marchará en fila desde Bilbao hasta Madrid. En concreto, los escoltas tienen previsto concluir su manifestación en la sede central del Partido Popular en la madrileña calle Génova.

Los miembros de la asociación ya se han reunido durante estos últimos meses con representantes de varios Gobiernos autonómicos, presidentes de asociaciones de víctimas del terrorismo, portavoces de agrupaciones de mujeres maltratadas, asociaciones de guardias civiles, líderes de partidos de la oposición o altos mandos policiales, aunque aún no han sido recibidos por ningún miembro del Ejecutivo de Mariano Rajoy.

Cuando comenzó la reducción de escoltas en el País Vasco a comienzos de la presente legislatura, el Ministerio del Interior puso en marcha el plan de privatización de la seguridad perimetral de las prisiones, que indicó que se iba a llevar a cabo con el fin de recolocar a los guardaespaldas.

Los escoltas se rebelan. Han estado décadas protegiendo a políticos y empresarios amenazados por ETA y ahora se sienten abandonados por ese Estado de derecho por el que se han jugado el tipo. El Gobierno prometió recolocarlos tras entender que no eran necesarios, porque la banda terrorista ya no suponía un riesgo, pero no ha cumplido su palabra. Los puestos que el Ejecutivo aseguró que les daría han sido ocupados por vigilantes privados, ubicados ahí por el dedo de las empresas de seguridad que ganaron el concurso secreto.

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