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Sánchez salva su primera gran crisis pero deja en manos de Gabilondo su futuro político
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el ex ministro, elegido candidato de forma aplastante

Sánchez salva su primera gran crisis pero deja en manos de Gabilondo su futuro político

El líder del PSOE quedará muy tocado si el exministro de Educación obtiene en las elecciones autonómicas de mayo un resultado por debajo del logrado por Tomás Gómez hace cuatro años

Foto: Pedro Sánchez y Tomás Gómez, en una foto de archivo. (Efe)
Pedro Sánchez y Tomás Gómez, en una foto de archivo. (Efe)

Desde que en 1988 Joaquín Almunia, hoy vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Competencia, perdió las primarias frente a Josep Borrell y, acto seguido, el aparato del PSOE que él controlaba desplegó sin ningún rubor una campaña de guerra sucia para cargarse al vencedor, los líderes socialistas han recurrido a esta máxima expresión de democracia interna sólo cuando ha convenido a sus intereses. El último en saltarse las primarias a la torera ha sido el actual secretario general del partido, Pedro Sánchez, que, en su lugar, ha impuesto una pantomima de apariencia y hechuras democráticas -las asambleas de militantes- para certificar el matarile a Tomás Gómez y la coronación de Ángel Gabilondo.

Desde ayer, el exministro de Educación con José Luis Rodríguez Zapatero y exrector de la Universidad Autónoma de Madrid es oficialmente el nuevo candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid. De facto lo era ya al menos desde el pasado miércoles, cuando las cerca de 150 agrupaciones socialistas de la región comenzaron a votar dócilmente en favor del elegido de Sánchez, después de que la tomasista Amparo Valcarce se retirase prematuramente de la carrera y un frágil Pedro Zerolo se prestase a servir de sparringde Gabilondo.

Según los datos oficiales entregados ayer a la Comisión Federal de Listas del partidopor Rafael Simancas, presidente de la comisión gestora que lleva ahora las riendas del PSM-PSOE y recadero fiel de Sánchez para resolver en sólo una semana el vacío de poder dejado tras la defenestración de Gómez, Gabilondo se ha impuestoen 132 de las 138 agrupaciones socialistas finalmente reunidas en asamblea entre el miércoles y el viernes. Y nada menos que en 117 de ellas lo ha hecho por unanimidad, mientras que Zerolo apenas ha salvado la honra y los muebles con su modesta victoria en media docena de agrupaciones.

Gabilondo, ungido por el dedo de Sánchez, deberá ahora esperar pacientemente -¿una semana, dos, tal vez un mes?- a que Mariano Rajoy designe graciosamente al que será su principal rival -pero no el único- el próximo 24 de mayo. El exministro, que ni siquiera es militante del partido ni se le presume un gran tirón electoral y mediático, había reclamado al líder del PSOE que, si quería que saltaseal ruedo, fuese solo para hacer el paseíllo triunfal, el único diestro de un simulacro de corrida a puerta cerrada en el que no debía correr la sangre de las primarias. Y Sánchez cedió a su exigencia, aun a costa de que su candidato naciese manchado por el pecado original de su déficit democrático.

No ha sido éste, como ha repetido machaconamente Simancas desde el púlpito de la comisión gestora, un proceso "diáfano y democrático" (ni siquiera se han hecho públicas las cifras de participación en las asambleas. A la de Madrid-Centro, por ejemplo, sólo acudió un centenar de sus más de 400 militantes, según pudo comprobar El Confidencial). O al menos no tan democrático como hubiesen sido unas primarias. Y se ha sentado un peligrosísimo precedente, porque, a partir de ahora, las encuestas -reales o imaginadas- pueden ser un arma letal y de uso indiscriminado en manos de la cúpula del PSOE para fulminar a candidatos incómodos.

La imposición de Gabilondo como sustituto de Gómez va a ser un cuchillo de doble filo para Sánchez, consciente de que lo que está en juego es nada menos que su futuro político. Si el exrector y catedrático de Metafísica logra un resultado decoroso en las autonómicas de mayo -entiéndase por decoroso cualquier resultado superior al obtenido por Gómez en las elecciones de 2011-, el secretario general del PSOE podría al menos salvar el tipo. Pero si el ex ministro se estrella y queda por debajo del pésimo 26,2% alcanzado por aquél en los últimos comicios, Sánchez quedará muy tocado, tal vez para regocijo de sus muchos detractores domésticos.

De momento ha salvado su primera gran crisis interna, aunque para ello haya tenido que sacrificar las primarias, un procedimiento que, hasta la fecha, había sido ardorosamente defendido por el propio Sánchez y que a él mismo le sirvió de catapulta para coronar la cúpula del partido el pasado verano. En su lugar, la Comisión Federal de Listas del PSOE, reunida ayer en la sede de Ferraz, aprobó con plácida unanimidad la candidatura de Gabilondo "una vez constatado que reúne todas las circunstancias favorables". Y el ex ministro, cómo no, "ha aceptado el ofrecimiento", según reza el comunicado oficial difundido por la dirección socialista.

Desde que en 1988 Joaquín Almunia, hoy vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Competencia, perdió las primarias frente a Josep Borrell y, acto seguido, el aparato del PSOE que él controlaba desplegó sin ningún rubor una campaña de guerra sucia para cargarse al vencedor, los líderes socialistas han recurrido a esta máxima expresión de democracia interna sólo cuando ha convenido a sus intereses. El último en saltarse las primarias a la torera ha sido el actual secretario general del partido, Pedro Sánchez, que, en su lugar, ha impuesto una pantomima de apariencia y hechuras democráticas -las asambleas de militantes- para certificar el matarile a Tomás Gómez y la coronación de Ángel Gabilondo.

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