Sánchez se encierra para preparar el debate de la nación en plena crisis de Madrid

Pedro Sánchez ha delegado la gestión de la crisis del partido en Madrid a Rafael Simancas para centrarse en el debate del estado de la Nación que se celebra la próxima semana en el Congreso de los Diputados, y en el que el líder socialista será examinado con lupa por sus detractores, tanto los de dentro como los de fuera del PSOE. Sánchez sabe que se la juega en su primer enfrentamiento dialéctico de calado con Mariano Rajoy, el martes 24, pero también es consciente de que corre un enorme riesgo político si la operación para descabalgar a Tomás Gómezcomo candidato autonómico se le va de las manos y acaba en fracaso.

Mientras Sánchez prepara con sus principales asesores, especialmente con el responsable de Economía de su Ejecutiva, Manuel de la Rocha, su estreno parlamentario en un debate del estado de la Nación,Ferraz trata de taponar la vía de agua abierta en el partido tras la defenestración del exalcalde de Parla. El secretario general del PSOE ha delegado esa ingratatarea en su número dos, César Luena, y en el presidente de la comisión gestora del Partido Socialista de Madrid (PSM), Rafael Simancas, aunque se da por hecho que encontrará un hueco en su agenda para tratar de cerrar cuanto antes con el exministro Ángel Gabilondo la sucesión de Gómez.

Sus críticos sostienen que Sánchez no midió bien sus fuerzas cuando, el pasado miércoles, suspendió de funciones a Gómez y a su Ejecutiva,y que cometió un error de cálculo al creer que, tras la resistencia inicial del ya exsecretario general del PSM y sus más fieles, el PSOE aceptaría sin más el golpe palaciego contra Gómez y la operación Gabilondo para situar al exministro de Educación y exrector de la Universidad Autónoma de Madridcomo cabeza de lista por Madrid en las autonómicas de mayo. "Si logra imponer como candidato a Gabilondo y este saca un mal resultado en las autonómicas, todos interpretarán que quien ha fracasado es Sánchez", apunta uno de los díscolos.

Al menos tres miembros de la Ejecutiva de Sánchez –Carme Chacón, Pedro Zerolo y Eva Matarín– han expresado abiertamente su rechazo a las formas empleadas para despachar a Gómez y, sobre todo, a la fórmula elegida para reemplazarlo: el dedo del líder socialista. Todos ellos han reclamado, en público o en privado, la convocatoria de unas elecciones primarias, para las que ya se ha postulado la diputada autonómica Amparo Valcarce, una zapaterista de la entera confianza de Gómez y en la que algunos ven la mano del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero maniobrando para torpedear la estrategia de Sánchez, y el propio Zerolo, que ayer también se ofreció como candidato.

Por enésima vez, Simancas repitió a última hora de la tarde de ayer que no habrá primarias porque el procedimiento para elegir al cabeza de lista por Madrid "ya está establecido y no se va a cambiar", y rechazó los argumentos de quienes critican el déficit democrático del proceso puesto en marcha por Sánchez. "Habrá asambleas consultivas a los militantes, que es un método plenamente garantista que llevamos practicando en el PSOE desde hace décadas, y que la militancia socialistatieneperfectamente interiorizado", dijo tras un acto en la sede madrileña de UGT. Las asambleas se celebrarán desde mañana y hasta el viernes, y el sábado se conocerá quién es el candidato.

El secretario general del PSOE parece haberse metido en un callejón de difícil salida. Si convocase elecciones primarias, como reclama un sector nada despreciable del partido, el proceso se le iría de las manos y quedaría fuera de su control, dando al traste con la operación Gabilondo. Pero al haber optado por no convocar esas primarias, también corre el riesgo de ser percibido como un líder autoritario que no duda en sacrificarla democracia interna, es decir,la consulta a los 15.000 militantes del PSM mediante voto directo y secreto,con tal de conseguir su objetivo.