El cuartel de Valdemoro advirtió tres veces a Interior de que el antiincendios estaba roto
El 29 de junio de 2010, un año después de las alertas, una explosión causó un incendio en un almacén que acabó con la vida de un subteniente y casi mata a siete guardias reales
El capitán Antonio Serrano Orta, destinado en las instalaciones de la Guardia Civil de Valdemoro, alertó a la Dirección General, hasta en tres ocasiones, de que no funcionaba el sistema antiincendios. Dos de los avisos se produjeron en febrero de 2009 y el tercero en el mes de agosto, casi un año antes de que muriera el subteniente Francisco Morcillo a consecuencia del fuego que se generó en el almacén y casi perdieran la vida otros siete miembros de la Guardia Real.
Serrano Orta envió tres correos electrónicos al departamento entonces dirigido por Francisco Javier Velázquez, a la sazón mando único de la Policía y de la Guardia Civil, en los que advertía de disfunciones en la estructura de detección y extinción de incendios. “Una válvula está averiada”, señalaba el 13 de agosto a través de email el capitán, que añadía que “el sistema no manda presión y, por lo tanto, “no funciona”. Necesita, continuó el mando, “una revisión a fondo”.
Era la tercera ocasión en la que el mismo capitán pedía ayuda a la Dirección General, que nunca dio la orden de reparar los sistemas. Las dos veces anteriores se produjeron el 3 de febrero de ese mismo 2009 –cuando Serrano Orta, además, adjuntó un informe del teniente ingeniero del Servicio de Acuartelamiento, Miguel Ángel Calvo, que detallaba el inoperativo sistema– y 20 días después, cuando el capitán explicó que habían pedido presupuesto a dos empresas para instalar un nuevo mecanismo para detectar incendios.
La Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, sin embargo, hizo caso omiso a todos estos avisos, como pone de manifiesto el hecho de que nunca fueron reparados los fallos, extremo que ha dejado claro la propia Audiencia Provincial de Madrid, que hace un año emitió un auto en el que ordenó al Juzgado de Instrucción número 1 de Valdemoro seguir investigando las causas del incendio que acabó con la vida del subteniente Morcillo porque “no contaban con un sistema de extinción automática de incendios con rociadores de agua, sólo con la alarma sonora que, además, no funcionaba”.
Según dijo la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, el mecanismo de detección de humos se activaba de vez en cuando sin que hubiera nunca ningún fuego, por lo que “ya no se hacía caso de él cuando sonaba”. Las instalaciones, continuó el escrito judicial, “no contaban con sistema de extinción”, “tampoco disponían de sistema de detección de gas”, “faltaba el vástago para la apertura de la llave”, “las boquellas no eran compatibles con las mangueras” y “el equipo carecía de presión”. De hecho, apuntilló, cuando finalmente llegaron los Bomberos, “tuvieron que coger el agua de la piscina del complejo”.
El pasado jueves, por primera vez, un alto mando de Valdemoro relató cómo sucedieron los hechos el 29 de junio de 2010. El coronel jefe del Servicio de Retribuciones de la Guardia Civil, Fausto Gallego –que fue además quien exhibió los mencionados correos que avisaban a la Subdirección de Apoyo de la Dirección General–, aseguró que, tras derrumbarse la pared y acabar con la vida de Morcillo, “el fuego y el humo avanzaban con rapidez” en la nave. Los siete guardias reales, dijo, que aún quedaban en el almacén “se fueron yendo poco a poco hasta el fondo”. “Estaban acorralados, no tenían salida”, añadió. “Cuando las llamas estaban ya muy cerca, los siete se arrodillaron y se prepararon para morir”, detalló entre lágrimas el coronel, que declaró como imputado ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Valdemoro, donde ya han prestado testimonio cuatro altos mandos del instituto armado.
Los siete fueron rescatados in extremis por varios guardias civiles del Servicio de Retribuciones, dirigido por Gallego, quien de hecho contó que sus hombres, habitualmente dedicados a labores administrativas (no operativas), lograron retirar “con mucho esfuerzo” las rejas de unos pequeños ventanucos que había en el almacén. Por ellos, relató, consiguieron escapar los guardias cuando incluso “ya salía el humo y el fuego por esos ventanucos”.
El abogado de la familia del fallecido subteniente Morcillo –personada en la causa–, Antonio Suárez Valdés, ha asegurado a El Confidencial que tiene intención de solicitar la imputación del exdirector general Francisco Javier Velázquez.
El capitán Antonio Serrano Orta, destinado en las instalaciones de la Guardia Civil de Valdemoro, alertó a la Dirección General, hasta en tres ocasiones, de que no funcionaba el sistema antiincendios. Dos de los avisos se produjeron en febrero de 2009 y el tercero en el mes de agosto, casi un año antes de que muriera el subteniente Francisco Morcillo a consecuencia del fuego que se generó en el almacén y casi perdieran la vida otros siete miembros de la Guardia Real.