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Monedero evita el banquillo in extremis y con la misma 'excusa absolutoria' que Botín
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REGULARIZÓ dos días antes de la querella

Monedero evita el banquillo in extremis y con la misma 'excusa absolutoria' que Botín

El dirigente de Podemos se sirvió de la misma 'excusa absolutoria' del art. 305.4 del Código Penal a la que recurrió el juez Andreu para exonerar a Botín

Foto: Juan Carlos Monedero, tesorero de Podemos, durante un mitin improvisado en San Sebastián. (Efe)
Juan Carlos Monedero, tesorero de Podemos, durante un mitin improvisado en San Sebastián. (Efe)

Juan Carlos Monedero Fernández-Gala, el más veterano de la cúpula de Podemos (Madrid, 1963), es y ha sido desde la fundación del partido su verso suelto, como reconocen sus compañeros de filas de puertas hacia adentro. Economista, politólogo e hiperactivo asesor de diferentes gobiernos latinoamericanos, es también el más cuestionado por propios y extraños. Indiscreto empresario, se presenta como una “víctima” fácil sobre la que poner la lupa. Un sano ejercicio de transparencia aplaudido siempre por el propio Monedero, pero que al tocarle a él no duda en tildar de persecución.

El pago de los 200.000 euros que Monedero realizó el pasado jueves 29 de enero a la Agencia Tributaria, correspondientes al IRPF de sus ingresos en 2013, lo exime de un posible delito fiscal. En un principio había abonado 70.000 euros correspondientes a un impuesto de sociedades, pero como explica Francisco de la Torre Díaz, inspector de Hacienda y autor de ¿Hacienda somos todos? (DEBATE), "una persona física tiene que tributar por toda su renta mundial y hacerlo solo como sociedad si esta existe cuando se hicieron los trabajos". Sin embargo, Caja de Resistencia Motiva 2 Producciones SL, la empresa con la que facturó sus servicios por un valor de 425.000 euros, se constituyó en octubre de 2013, varios meses después de la realización de los trabajos.

La presentación de la declaración complementaria supone que el afectado "reconoce que su actuación anterior no fue correcta, pero al hacerlo antes del inicio de un expediente sancionador por delito fiscal queda eximido y simplemente se le gira el recargo correspondiente", que va del 5 al 20%, según aclara De la Torre. El último factor que ha permitido al politólogo regularizar su situación con el fisco es que la acción penal por delito fiscal emprendida por Manos Limpias contra su persona se presentó tres días después.

La misma "excusa absolutoria" del art. 305.4 del Código Penal a la que recurrió el juez Andreu en su auto para exonerar a Botín de delito fiscal en mayo de 2012 (pues había regularizado sus pagos antes del inicio de las diligencias): "Dicho precepto establece que quedará exento de responsabilidad penal el que regularice su situación tributaria, en relación con las deudas (...), antes de que se le haya notificado por la Administración tributaria la iniciación de actuaciones de comprobación tendentes a la determinación de las deudas tributarias objeto de regularización o en el caso de que tales actuaciones no se hubieran producido antes de que el Ministerio Fiscal, el Abogado del Estado o el representante procesal de la Administración autonómica, foral o local de que se trate, interponga querella o denuncia contra aquél dirigida, o cuando el Ministerio Fiscal o el Juez de Instrucción realicen actuaciones que le permitan tener conocimiento formal de la iniciación de diligencias…”.

placeholder Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, durante la asamblea de Vistalegre. (Efe)

Un auto que remata reiterando la imposibilidad de imputación del banquero así: "Como principio rector habrá que partir de la idea de que la voluntad de la norma es la de recompensar a quien actúa espontáneamente aprestándose a reparar el daño causado con su actuación defraudatoria, por lo que la rectificación fáctica tras conocer la existencia de actuaciones en orden administrativo penal, sea para la comprobación de la deuda o de carácter sancionador, no puede tomarse en cuenta a este objeto ni merece premio alguno".

De cara a la opinión pública, Monedero es el “número tres de Podemos” o el “secretario de Proceso Constituyente y Programa”. Sus compañeros evitan referirse a él con el nombre del cargo que figura en el registro de partidos políticos del Ministerio del Interior: tesorero de Podemos. Más razones para la lupa. Oficialmente, el “responsable de finanzas” del partido es Segundo González, lo que podría despistar el foco interesadamente. La incertidumbre sobre la procedencia de los fondos con los que financia proyectos en la órbita del partido siempre estuvo ahí.

La documentación notarial aportada en el registro de Interior el 11 de marzo de 2014 indica que el partido “carece de patrimonio en su fundación, no existiendo aportaciones de los promotores para sus fines”. Asimismo, establece como formas de financiación los donativos particulares, los fondos procedentes de préstamos o créditos y las subvenciones públicas que pudieran corresponderle por ley.

“Lo que no soportan es que gastemos el dinero en cambiar el país”, lamentaba el tesorero cuando comenzó a ser cuestionado por los extraordinarios ingresos desde el exterior que recibían las sociedades mercantiles en las que figura como administrador único: una consultoría política y económica y una productora (Caja de Resistencia Motiva 2 Producciones SL). Sociedad esta última a la que mensualmente dona una parte de su sueldo como europarlamentario Pablo Iglesias (alrededor de 10.000 euros hasta la fecha de hoy). Nada ilegal, “solo” falta de coherencia.

Vuelta a la vieja política

La lupa lo magnifica todo, ya sean cuestiones ilegales o, simplemente, inmorales. Dos conceptos que no deberían caminar separados, sobre todo cuando se hace campaña por la transparencia y se pregona una mayor persecución fiscal a quienes traten de hacer triquiñuelas para pagar menos a Hacienda. Una coherencia que, en un contexto histórico marcado por los mayores niveles de desconfianza hacia la clase política y los partidos, se convierte en una exigencia de mínimos. Ningún político debería librarse de la lupa, menos aún el tesorero de un partido político que, además, ha convertido la lucha contra el fraude y la corrupción en su principal bandera. Rectificar y asumir los errores sin recurrir a la victimización también es nueva política.

Vincular las informaciones sobre la situación fiscal del tesorero de Podemos a una campaña de acoso y derribo no es propio de quien se muestra implacable con estas cuestiones. Otra cosa son las comparaciones, siempre odiosas, que cuando se trata de los líderes de este partido suelen ser desproporcionadas. Tanto la ilegalidad como la inmoralidad tienen sus escalas y meterlo todo en el mismo saco sería tan injusto como calumnioso.

Los fontaneros de Podemos siempre señalaron la fuerte personalidad de Monedero como su principal punto débil. Una personalidad poco dada a sucumbir a la estrategia marcada por el resto de la dirección que podría ocasionarles problemas. Tanto es así que no dudó en postularse por su propia cuenta y riesgo a la alcaldía de Madrid, o que en plena campaña de desprestigio hacia Podemos por sus vínculos con el chavismo espetase en una entrevista a este diario: “Por cierto, he venido en una bici que me compró Chávez, eso lo puedes poner”. Maneras de ser, no en vano, es el dirigente de la formación que más confrontación despierta entre haters y believers.

Las salidas de tono eran previsibles y el plan para sortear la hemeroteca chavista había funcionado, pero las artimañas fiscales de dudosa ética no habían formado parte del análisis DAFO. Como solución de urgencia, el recurso de la vieja política: negar la mayor y cerrar filas cuando aparecen las pruebas. Sí, filtradas a la prensa desde las altas instancias, pero que los árboles no nos impidan ver el bosque. No intentes cambiar al otro sin cambiar tú primero, repiten como un mantra los coach. De momento, nada ha cambiado.

Juan Carlos Monedero Fernández-Gala, el más veterano de la cúpula de Podemos (Madrid, 1963), es y ha sido desde la fundación del partido su verso suelto, como reconocen sus compañeros de filas de puertas hacia adentro. Economista, politólogo e hiperactivo asesor de diferentes gobiernos latinoamericanos, es también el más cuestionado por propios y extraños. Indiscreto empresario, se presenta como una “víctima” fácil sobre la que poner la lupa. Un sano ejercicio de transparencia aplaudido siempre por el propio Monedero, pero que al tocarle a él no duda en tildar de persecución.

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