Granados y Marjaliza se comprometen a portarse bien y entran al módulo 'de respeto'

Los presuntos cabecillas de la trama de corrupción desarticulada por la Guardia Civil en el marco de la Operación Púnica, Francisco Granados y David Marjaliza, han optado por pasar sus primeros días entre rejas con tranquilidad y discreción. Ambos han firmado un acuerdo con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias por el que el exconsejero de la Comunidad de Madrid y el empresario se comprometen a mantener un buen comportamiento durante su estancia en prisión.

A cambio, el Ministerio del Interior les lleva a un módulo denominado "de respeto", donde ingresan aquellos reclusos que entran por primera vez en la cárcel y que son capaces de mantener unos hábitos diarios estructurados y ordenados. Todos los que allí cumplen su condena o se encuentran por orden preventiva del juez se comprometen a respetar al resto de inquilinos.Estos departamentos se encuentran aislados del resto de instalaciones de la prisión, por lo que en la práctica los reclusos que residen en ellas no entran en contacto en su día a día conpresos conflictivos que puedan alterar el normal funcionamiento del centro.

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Granados se encuentra en uno de estos módulos acondicionadodentro de la prisión de Estremera, donde ha sido encerrado el exconsejero de la Comunidad de Madrid, y Marjaliza está en otro similar perteneciente al centro penitenciario de Aranjuez.El pacto de buen comportamiento entre reclusos que acceden por primera vez a una cárcel e Instituciones Penitenciarias es habitual y conlleva el cumplimiento de una serie de normas de convivencia muy similares a las que rigen en cualquier instalación externa al centro.

Prevención de suicidios

Dentro de la Operación Púnica, la Guardia Civil también detuvo al empresario Alejandro de Pedro, al que los investigadores consideran–junto a Marjaliza– uno de los ‘conseguidores’ de la trama. De Pedro está actualmente en la cárcel de Navalcarnero y, durante sus primeros días en prisión, fue adscrito a un programa de prevención de suicidios con el fin de evitar que acabara con su vida.

Tras abandonar el citado programa –al que estuvo vinculado durante sus tres primeros días por decisión técnica–, el empresario pasó a establecerse en la enfermería, donde se encuentra actualmente a la espera de que los especialistas determinen que puede ser trasladado al mismo tipo de módulo que Granados y Marjaliza.

Junto a Granados, Marjaliza y De Pedro, la Guardia Civil ha detenido hasta el momento a 53 personas en el marco de la operación. Entre los destacados, además de los mencionados, también se encuentra el presidente de la Diputación de León, Marcos Martínez, que fue enviado a Navalcarnero.

El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, que instruye las diligencias, ordenó dispersar a los detenidos por diversos centros penitenciarios al considerar que todos ellos conformaban una banda organizada. La medida tenía, por lo tanto, la finalidad de que no existiera la posibilidad de que los componentes de la trama pudieran seguir conspirando en prisión.

Granados recayó en Estremera, considerado uno de los centros con mejores instalaciones del país, que paradójicamente fue inaugurado por el propio encarcelado el 15 de julio de 2008, cuando ocupaba el cargo de consejero de Presidencia, Justicia e Interior del Gobierno de la Comunidad de Madrid.