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Rato y Blesa apelan a la falta de control en Caja Madrid: “Las tarjetas eran costumbre”
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EL JUEZ LES RESPONSABILIZA DE LOS 15 MILLONES

Rato y Blesa apelan a la falta de control en Caja Madrid: “Las tarjetas eran costumbre”

Los expresidentes de Caja Madrid y Bankia desconocían el engranaje legal de las tarjetas ‘black’. Entendían que era legal porque nunca fueron alertados de lo contrario

Foto: El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, a su salida de la Audiencia Nacional (EFE)
El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, a su salida de la Audiencia Nacional (EFE)

Los expresidentes de Caja Madrid y Bankia, Miguel Blesa y Rodrigo Rato, desconocían el engranaje legal de las tarjetas black. Entendían que era legal porque nunca fueron alertados de lo contrario. Además, estaba basado en los usos y costumbres de la entidad desde los años 80. Al llegar a la presidencia, ninguno se cuestionó los fundamentos jurídicos de estas tarjetas. Simplemente, era una costumbre y se aceptaba como tal. El Banco de España debía saberlo; los auditores debían saberlo. ¿Quién se lo comunicó? Nadie lo sabe, porque su trabajo no era ese.

“Gastos de representación” para el exdirector general, Ildefonso Sánchez Barcoj, “complemento retributivo” para Blesa, y “parte del salario” para Rato. Sea lo que sea, todos consideraban que era algo legal. “No había nada oculto. Todo es visible para el que lo quiera analizar”, espetó Blesa.

Ni el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ni la Fiscalía Anticorrupción consiguieron entender por qué no consta en ninguna declaración ante Hacienda si todo era legal. Los expresidentes daban por hecho que el departamento responsable tendría que haberlo hecho. Los presidentes no podían controlarlo todo. Y estas tarjetas eran algo que se escapaba de su gestión.

Vídeo: Los tres imputados por las tarjetas declaran ante el juez

Sus versiones no fueron convincentes, lo que provocó que el instructor fijara una fianza civil de 16 millones de euros a Blesa y de tres millones a Rato para hacer frente a la posible responsabilidad civil y las multas correspondientes por todo lo que han gastado indebidamente tantos los consejeros como los directivos de la entidad desde 2003, y que deberán pagar en el plazo de tres días. Existen indicios de que hayan podido abusar de sus funciones cometiendo un presunto delito continuado de administración desleal.

Desde que se sentó ayer ante el juez, Sánchez Barcoj cargó todas las responsabilidades a Blesa, la persona que decidía las cantidades de las tarjetas y quién las recibía. Para él, las tarjetas eran retribuciones y no intervino nunca en lo que debía cobrar cada uno. “Con seguridad, quién tenía tarjeta y cuánto iba en la tarjeta era decisión exclusiva de Blesa”, espetó Sánchez.

Respecto de la gestión de Rato, Sánchez Barcoj explicó que en febrero de 2012 el que fuera presidente de la entidad le comunicó que le daba una tarjeta tras el cambio de Caja Madrid a Bankia. Iba a cobrar ese año 600.000 euros y daba igual cómo se le pagara, en planes de pensiones, en dinero, en salario o en tarjetas. A él le extraño bastante. “Bankia era una cosa nueva y las cosas no estaban como para tarjetas”, sostuvo.

Una peculiaridad exclusiva de Caja Madrid

Rodrigo Rato reconoció durante el interrogatorio que estas tarjetas eran una peculiaridad que sólo se daba en Caja Madrid. De ahí que, al crearse Bankia, se desterrase esta costumbre, excepto para él y otros directivos.

Todos ellos han explicado que, al llegar a la caja, lo primero que hacían era firmar el contrato y recibir dos tarjetas. Aunque Sánchez Barcoj aseguró que se consideraban gastos de representación, los dos expresidentes reconocieron que se trataba de una tarjeta de libre disposición para gastos personales. Cada uno de los imputados había heredado el sistema, que creían que formaba parte de un reconocimiento.

Rato asume ahora que el uso de las tarjetas estuvo mal gestionado, y por eso ha devuelto la cantidad. “En ningún momento tuve intención de cometer fraude alguno”, indicó ante el juez. La explicación del expresidente respecto de esta tarjeta es la siguiente: “La tarjeta era un instrumento de pago que formaba parte de mi retribución salarial, y como tal la acepté. Por tanto, estaba incluida en mi salario y respondía a mi contrato. Su retención se producía como la de cualquier otro concepto salarial, siendo plenamente coherente con mi cifra anual de retribuciones netas”.

Asimismo, añadió que la tarjeta era un instrumento de pago que se había adoptado para los miembros del consejo y del comité de dirección de Caja Madrid desde hacía al menos quince años. “Era un instrumento público y conocido. Era nominativa y estaba emitida por la entidad, en un contrato Standard con Visa: sus movimientos quedaban perfectamente registrados y no podían ser, en ningún caso, ocultos. La tarjeta era entregada a cada beneficiario a iniciativa de la entidad como instrumento de pago de una parte de sus retribuciones”.

El fiscal pregunta a Rato por una transferencia de seis millones

En medio del interrogatorio, el fiscal Anticorrupción lanzó una pregunta ajena al asunto en cuestión que llamó la atención a los presentes en la sala. El representante el Ministerio Público inquirió sobre un pago de seis millones de euros de Lazard, un banco de inversión estadounidense para el que Rato trabajó antes de presidir Bankia.

Vídeo: Decenas de preferentistas se manifiestan en la Audiencia Nacional

El fiscal se pregunta por qué recibió esa cantidad precisamente cuando Lazard fue colocadora de títulos durante la salida a bolsa de Bankia. Hay informaciones que apuntan que este banco de inversión facturó 2,84 millones con la OPV de Bankia, además de otros 2,36 por asesorar a Caja Madrid en la fusión y otros 1,77 millones por hacerlo sobre su política de dividendos, según los documentos de la instrucción. Rato ganó un salario base de un millón de dólares mientras trabajó para Lazard desde diciembre de 2007 hasta que fue nombrado presidente de Caja Madrid en enero de 2010.

Durante su interrogatorio, Rato explicó que esa cantidad se debía a un pago por su trabajo en Lazard, que eran opciones sobre acciones, derechos que sólo podían hacerse efectivos en 2011, aunque el derecho era de 2008.

Blesa no devuelve pero regulariza con Hacienda

Miguel Blesa dejó bien claro a todos los presentes en su interrogatorio que él no pensaba devolver el dinero porque no creía que lo tuviera que hacer. Ahora bien, tras tener conocimiento que, desde Caja Madrid no se hizo bien la regularización, él presentó una declaración complementaria ante Hacienda.

Según fuentes presentes en el interrogatorio, Andreu fue muy insistente con los expresidentes sobre el incumplimiento de la Ley de Cajas de Ahorro de Madrid, que prohibía que se pudiera cobrar nada que no fueran gastos por acudir a los consejos, aunque ellos apelaron al desconocimiento de la norma.

Los expresidentes de Caja Madrid y Bankia, Miguel Blesa y Rodrigo Rato, desconocían el engranaje legal de las tarjetas black. Entendían que era legal porque nunca fueron alertados de lo contrario. Además, estaba basado en los usos y costumbres de la entidad desde los años 80. Al llegar a la presidencia, ninguno se cuestionó los fundamentos jurídicos de estas tarjetas. Simplemente, era una costumbre y se aceptaba como tal. El Banco de España debía saberlo; los auditores debían saberlo. ¿Quién se lo comunicó? Nadie lo sabe, porque su trabajo no era ese.

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