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Los pasos de Teresa desde que entró por primera vez en la habitación de García Viejo
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PRIMERA ENFERMA DE ÉBOLA FUERA DE ÁFRICA

Los pasos de Teresa desde que entró por primera vez en la habitación de García Viejo

La auxiliar de enfermería que lucha por sobrevivir hizo vida normal durante más de una semana una vez que ya estaba infectada por el ébola

Foto: Un equipo médico en el hospital Carlos III. (Efe).
Un equipo médico en el hospital Carlos III. (Efe).

Las autoridades sanitarias están estudiando al detalle todos los pasos que dio Teresa Romero desde se contagió del virus tras cuidar al misionero español Manuel García Viejo. El Confidencial desmenuza paso a paso las últimas jornadas de la primera infectada fuera de África, una auxiliar de enfermería de 44 años, residente en Alcorcón y natural de Becerreá (Lugo). La reconstrucción de todos sus pasos para conseguir acotar las personas que tuvieron contacto con ella todavía no se ha cerrado.

21 de septiembre. El misionero Manuel García Viejo es repatriado desde Sierra Leona a España. Solo un día después, la auxiliar entra por primera vez en la habitación de la sexta planta del Hospital Carlos III donde ahora ella lucha por sobrevivir.

25 de septiembre. Fallece García Viejo y encargan a la auxiliar Teresa retirar el material peligroso de la habitación. Hay que recordar que el cuerpo sin vida de un enfermo de ébola tiene mucha más carga vírica que antes de morir. Es justo en este momento, según ha recordado la propia enferma, cuando se tocó la cara con un guante al retirarse el traje de seguridad. Todos los pronósticos apuntan a que éste fue el momento del contagio.

27 de septiembre. La auxiliar, que es interina, coge vacaciones. Ese mismo día se presenta a las oposiciones a Auxiliar de Enfermería en la Universidad Complutense de Madrid.

30 de septiembre. Aparecen los primeros síntomas febriles, pero todavía no son muy altos. La enferma se pone en contacto con el servicio de prevención de riesgos laborales del hospital Carlos III, pero la fiebre todavía no alcanza los 38 grados de temperatura. La persona que la atiende por teléfono le indica que debe seguir observándose. Pero Teresa sigue encontrándose mal, y decide acudir a su médico de cabecera en un centro hospitalario de Alcorcón. Nadie entiende por qué ocultó el dato más relevante: que formó parte del equipo médico que atendió al religioso García Viejo antes y después de fallecer víctima del ébola. Ignorando esta valiosa información, el médico le diagnostica gripe y le receta paracetamol. Antes de volver a casa, se depila en una peluquería que hoy está cerrada, ya que las dos chicas que la atendieron permanecen aisladas en el Carlos III a la espera de confirmar que no han sido contagiadas.

2 de octubre. Teresa ya alcanza los 38 grados de temperatura y, como le indicaron desde riesgos laborales, vuelve a telefonear al hospital Carlos III. Y es en este momento, según confesó el consejero de Sanidad, Javier Domínguez, cuando un especialista sanitario de la Comunidad de Madrid se puso a diario en contacto con la enferma para seguir su cuadro clínico. Un día después, la auxiliar asegura que la fiebre le ha bajado hasta los 36 grados.

6 de octubre. La paciente empeora: fiebre de 37,3 grados, tos, cansancio y dolores musculares. De madrugada, llama por teléfono al 061 y un médico se presenta en su casa. Tras atenderle, una ambulancia del Summa la traslada hasta el hospital de Alcorcón. A las 18.00 horas confirman tras dos análisis consecutivos que está contagiada de ébola y a las 20.00 horas la ministra de Sanidad, Ana Mato, convoca un gabinete de crisis y lo comunica, pero no asume responsabilidades y aporta muy poca información.

La paciente asegura que se enteró de la noticia por la prensa y el equipo médico que la atendió está sumido en la psicosis por no haber tomado las precauciones necesarias que requiere este tipo de pacientes. Esa misma noche, es trasladada hasta la sexta planta del madrileño hospital Carlos III.

7 de octubre. Teresa recibe el primer tratamiento para intentar combatir la enfermedad: suero de la hermana Paciencia, una monja que regresó de África con el padre Miguel Pajares, fallecido también por la nefermedad. El marido de la auxiliar ha sido también aislado en el mismo hospital y, cuando un representante de la Comunidad de Madrid se pone en contacto con él para pedirle permiso para sacrificar a Eskalibur, el perro del matrimonio, inicia una campaña viral para intentar salvar a su mascota.

Ese mismo día, una enfermera del hospital de La Paz que estaba aislada da negativo. Sin ella, son 52 las personas que están en vigilancia: trabajadores del hospital de Alcorcón y del Carlos III y el marido de la infectada.

8 de octubre. El perro es sacrificado por la tarde. Teresa responde al tratamiento y ofrece una leve mejoría, le baja la fiebre y atiende a varios medios de comunicación. Mientras, vacían la quinta planta del Carlos III para atender a los posibles contagios que puedan aparecer. Ese día ingresa el médico que atendió a Teresa en el hospital de Alcorcón, Juan Manuel Parra. El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, comparece por primera vez y culpa a la auxiliar de "mentir".

9 de octubre. La casa de Teresa y la sala del hospital de Alcorcón donde fue atendida son descontaminadas. El estado de salud de Teresa empeora considerablemente. Otros dos médicos y dos enfermeras que la trataron ingresan en el Carlos III, que evacua a los enfermos de la cuarta planta para tenerla lista también para los posibles sospechosos.

10 de octubre. La paciente permanece estable dentro de la gravedad, y los 14 médicos que le atienden deciden iniciar un nuevo tratamiento: el suero experimental Zmapp. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto con el presidente de la Comunidad, Ignacio González, se reúnen en el hospital donde Teresa lucha por salvar su vida. Al mismo tiempo, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría crea una comisión interministerial asesorada por expertos.

Por el momento, son 17 las personas ingresadas en el Carlos III, en observación, por haber tenido contacto con la auxiliar afecatada. Además de ésta, en el centro sanitario son controladas: una enfermera a la que se le ha realizado una primera prueba (negativa) y que está a la espera de la segunda; el marido de Teresa; un facultativo; una facultativa de atención primaria; un facultativo de Alcorcón; un facultativo del SUMMA; una enfermera; una facultativa; una enfermera; un enfermero supervisor; un celador; dos mujeres relacionadas con una peluquería. Ayer ingresaron tres más: una peluquera, una enfermera y una limpiadora.

Las autoridades sanitarias están estudiando al detalle todos los pasos que dio Teresa Romero desde se contagió del virus tras cuidar al misionero español Manuel García Viejo. El Confidencial desmenuza paso a paso las últimas jornadas de la primera infectada fuera de África, una auxiliar de enfermería de 44 años, residente en Alcorcón y natural de Becerreá (Lugo). La reconstrucción de todos sus pasos para conseguir acotar las personas que tuvieron contacto con ella todavía no se ha cerrado.

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