El foco, el aislamiento, la repatriación y el perro: cuatro preguntas que se van aclarando
En los últimos tres días, España está sumida en un caos informativo y social con las continuas noticias y bulos que aparecen sobre el virus del ébola
En las últimas 72 horas, España ha estado sumida en un caos informativo y social con las continuas noticias y bulos precipitados sobre el virus del Ébola, cuyo primer caso europeo ha sido detectado en Alcorcón. Una auxiliar de enfermería que atendió en el hospital Carlos III a los dos misioneros españoles infectados que fueron repatriados para ser tratados en España dio positivo en las dos pruebas realizadas para corroborar si estaba contagiada. El testimonio contradictorio que ha ofrecido la afectada, Teresa Romero, desde que le subió la fiebre por primera vez el 30 de septiembre ha contribuido a difundir un bombardeo de informaciones que chocaban entre sí.
1. ¿Falló el protocolo o hubo error humano? El guante que rozó la cara
La afectada ingresó la madrugada del lunes en el hospital Carlos III de Madrid y, desde que fue aislada en el recinto hospitalario de Alcorcón unas horas antes, mantenía que había seguido a rajatabla el protocolo que le indicaron en el hospital cuando atendió a los enfermos contagiados. Una y otra vez negó que hubiera habido un contacto directo con la piel. Pero su declaración dio un giro de 180 grados ayer cuando, primero ante los médicos y después en una de las numerosas entrevistas que concede desde su habitación supuestamente aislada, reconoció que pudo haber cometido algún fallo cuando se retiraba el traje protector después de limpiar la habitación del religioso Manuel García Viejo, fallecido el 25 de septiembre. Cree que el contagio se produjo al llevarse los guantes a la cara mientras se quitaba el traje.
Vídeo: Admite que pudo tocarse la cara con uno de los guantes
2. Fue a su médico con décimas y le dejó seguir de vacaciones. Un silencio inexplicable
Otro gran punto de controversia en estas frenéticas jornadas era por qué no se la aisló desde el martes 30, cuando la enferma presentó el primer cuadro clínico febril, aunque no llegó nunca, según su versión, a los 38,6 grados que marca la Organización Mundial de la Salud como la temperatura a partir de la cual debe aplicarse el protocolo del ébola. Los primeros titulares cargaban contra el sistema de salud, que había permitido que la enfermera acudiera a su médico de cabecera y siguiera tranquilamente de vacaciones.
Ayer se supo, igualmente por sus declaraciones, que Teresa no contó a su doctor, que le atendió en el centro de salud, que había estado en contacto con los dos misioneros infectados por el virus. Además de ocultar esta valiosísima información, que habría cambiado el rumbo del caso, al salir del recinto hospitalario se fue a una peluquería para que le hicieran la cera. Las dos esteticistas que la atendieron también están en cuarentena, por si acaso fueron contagiadas. Curiosamente, esta conducta choca frontalmente con la precaución que la paciente mantenía en su casa para no infectar a su marido, que también está bajo vigilancia: dormían en habitaciones separadas y no utilizaban la misma ducha desde que comenzó a tener unas décimas. Incluso, no se fue con su madre a Galicia como pensaba.
Fue después, cuando empezó a encontrarse peor, cuando llamó al 061 y una ambulancia acudió a por ella para trasladarla al Hospital de Alcorcón, donde le confirmaron el diagnóstico. La temperatura que le marcaba el termómetro era de 37,6, inferior a la que indica la OMS, pero se cree la paciente se pudo haber tomado algún medicamento antes que le hiciera bajar la temperatura. Los enfermeros que la trataron iban vestidos como suelen habitualmente, sin ninguna medida de precaución, porque una vez más Teresa no alertó de sus antecedentes con enfermos de ébola.
Vídeo: La enfermera "podría no haber dicho la verdad"
La ingresada aseguró en conversación telefónica con diversos medios de comunicación que se enteró de que estaba infectada por la prensa. Horas después, el propio consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid desmintió radicalmente esta afirmación: “Ella y su marido fueron los primeros a los que se les comunicó que había dado positivo”. Según la afectada, ella le preguntó al médico por el resultado, pero este no se lo quiso decir.
3. Excalibur: de un asesinato a una medida preventiva
Excalibur, el perro de la auxiliar de enfermería que llevaba tres días encerrado en el piso del matrimonio aislado, fue sacrificado por orden judicial en medio de un culebrón que ha copado las portadas nacionales e internacionales. A media tarde de este miércoles, una furgoneta de la Universidad Complutense de Madrid trasladó al perro mientras decenas de personas concentradas en la puerta de la urbanización donde reside la pareja gritaban “asesinos” y se producían incidentes con las fuerzas del orden.
Sus protestas responden a la decisión del Gobierno de la Comunidad de Madrid, que, como medida preventiva, ordenó sacrificar al perro de la pareja por entender que “supone un posible riesgo de transmisión de la enfermedad al hombre”, ya que “vivía en estrecho y permanente contacto” con la paciente.
Vídeo: La Consejería de Sanidad sacrificó a Excalibur después de sedarlo
El esposo de la paciente se negó desde el primer momento a que sacrificasen a su mascota y denunció en las redes sociales –en vídeos grabados desde su habitación en aislamiento– las intenciones de las autoridades de sacrificarlo, tras lo cual ha recibido numerosas muestras de solidaridad. De hecho, más de 300.000 personas firmaron una petición en la web Change.org en la que se pide poner en cuarentena o aislamiento a la mascota. Desde que se lanzó este anuncio, el debate giró en torno a si era necesario su sacrificio o bastaba con ponerlo en cuarentena. En un principio, la mayor parte de pronunciamientos científicos tildaban de irresponsables a las autoridades. Entre ellos, Juan José Badiola, presidente del Consejo General de Veterinaria, que abogaba contundentemente por aislar y estudiar al perro y criticaba duramente su sacrificio.
Apenas 12 horas después, el mismo Badiola cambiaba su criterio y decía entender que la Sanidad madrileña hubiera optado por el sacrificio como "principio de precaución". Badiola indicaba ayer que mantener vivo a Excalibur conllevaría "el mismo protocolo que se le aplica a los humanos, habría que tenerlo en una instalación de bioseguridad p4», algo que, a su juicio, probablemente "no debe ser fácil". "Somos expertos, especialistas y trabajamos en salud pública y entendemos los criterios de Salud Pública y el principio de precaución", ha añadido. A esta tesis se sumaba también el catedrático y rector de la UIMP, César Nombela.
4. ¿Sólo España repatría? EEUU, Alemania, Noruega, Gran Bretaña...
La última gran pregunta que se hace gran parte de la sociedad en las últimas jornadas es si hubiera sido mejor dejar a los dos repatriados en África y haber enviado allí el material médico necesario para intentar salvarlos. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, sacó pecho ayer ante estas insinuaciones y recalcó que el Gobierno hizo lo que tenía que hacer. “Todos los países serios que se han encontrado con este problema han actuado de la misma manera”, añadió. Estados Unidos (donde ayer falleció el primero de los infectados que ingresó en el país), Reino Unido, Francia, Alemania y Noruega han sido los países que también repatriaron a sus vecinos infectados en el continente africano. Sin embargo, es España el país que ostenta el dudoso honor de ser el primero de todos ellos en el que se produce el primer infectado del virus que no ha pisado África.
En las últimas 72 horas, España ha estado sumida en un caos informativo y social con las continuas noticias y bulos precipitados sobre el virus del Ébola, cuyo primer caso europeo ha sido detectado en Alcorcón. Una auxiliar de enfermería que atendió en el hospital Carlos III a los dos misioneros españoles infectados que fueron repatriados para ser tratados en España dio positivo en las dos pruebas realizadas para corroborar si estaba contagiada. El testimonio contradictorio que ha ofrecido la afectada, Teresa Romero, desde que le subió la fiebre por primera vez el 30 de septiembre ha contribuido a difundir un bombardeo de informaciones que chocaban entre sí.