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La nueva era de IU tras el 'sí' de Podemos: jóvenes para dar paso a la ‘corriente 15-M’
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comienza a definirse la hoja de ruta

La nueva era de IU tras el 'sí' de Podemos: jóvenes para dar paso a la ‘corriente 15-M’

Las aguas han comenzado a cambiar su curso en el seno de la organización de Cayo Lara, canalizándose cada vez más hacia el surco abierto por Podemos

Foto: El diputado de IU, Alberto Garzón, junto al secretario general del PCE, José Luis Centella (EFE)
El diputado de IU, Alberto Garzón, junto al secretario general del PCE, José Luis Centella (EFE)

Después del “sí, quiero” de la promotora de Podemos a Izquierda Unida para converger en candidaturas municipales ciudadanas, las aguas han comenzado a cambiar su curso en el seno de la organización liderada por Cayo Lara, canalizándose cada vez más hacia el surco abierto por la formación de Pablo Iglesias. El repliegue de la vieja guardia tras el sorpasso de Podemos en las pasadas elecciones europeas, delegando importantes responsabilidades en los jovencísimos Alberto Garzón o Clara Alonso, marcó el inicio de la construcción de una organización más quincemayista, como gusta de identificarse el diputado malagueño de 28 años. Deliberadamente, coincidente en el tiempo con la dimisión del eurodiputado Willy Meyer, uno de los pesos pesados de la formación que las bases siempre identificaron como freno a los cambios.

Una nueva era en la organización de izquierdas, y no sólo por el relevo generacional, que asentará sus cimientos hasta el 22 de noviembre, las fechas en las que se desarrollará una asamblea abierta a toda la ciudadanía muy semejante a la que se está desarrollando en Podemos. La metodología, los objetivos, las fases y hasta la estética son análogos en ambos casos: diseñar una hoja de ruta vinculante, tanto programática como organizativa, de forma colectiva y horizontal. Un ensayo de democracia directa para el que se apela a la participación de las organizaciones y movimientos sociales, así como a los militantes, simpatizantes o activistas sociales en general.

Jorge García Castaño, concejal en la capital y miembro de la dirección regional del partido, remarca la importancia de este proceso, inédito en IU, y que está pasando desapercibido para una buena parte de los analistas políticos. “La actual crisis de régimen nos sitúa en un momento histórico que, probablemente, definirá cómo va a ser el escenario político en este país durante muchos años. En este contexto, hemos decidido abrir un proceso de escucha y participación ciudadana para acordar cuál será la estrategia a seguir, teniendo en perspectiva el ciclo electoral que se abre que, repito, no es un ciclo cualquiera debido a la profunda crisis de régimen”.

El programa, las fórmulas para impulsar la convergencia de “todas las fuerzas políticas, sociales y ciudadanas favorables al cambio de régimen”, así como “el cambio de rumbo de la situación actual, en el marco de un proceso constituyente”, será las líneas maestras en las que se centrarán los debates. El horizonte de un ‘proceso constituyente’, reivindicación que parió el 15-M (o más bien de una de sus mutaciones en la Coordinadora 25-S), ya forma parte del ADN de IU. El encargo a Garzón de asumir la dirección de la denominada secretaría ejecutiva de Proceso Constituyente y Convergencia es buena prueba de ello.

El viento que agita a la izquierda

La maquinaria para recoger las banderas del 15-M, tanto en lo que tiene que ver con sus reivindicaciones como con su lenguaje, ya funciona a pleno rendimiento en IU. Aplacar las voces que tratan de vincular a esta formación con la “casta” se entiende como primordial para mantener su cuota de poder, al igual que mimetizarse con las formas de Podemos para minimizar el efecto de su irrupción electoral, con un “robo” no sólo de votos, sino también de militantes. Y es que hasta las férreas estructuras del PCE han dado su brazo a torcer, como simbólicamente asintieron en el último número de su vocero mensual (Mundo obrero), llevando a portada y a toda página el titular: “Converger para vencer”.

Un gesto de peso que el secretario general del PCE, José Luis Centella, remachaba en una entrevista en las páginas centrales: “No se trata de sumar siglas, ni de que nadie se diluya en la nada, el reto es construir un bloque social y político de carácter alternativo que tenga vocación de mayoría”.

El máximo responsable de IU, Cayo Lara, ya manifestó la pasada semana su “disposición a confluir en todas las iniciativas unitarias que se están moviendo en las distintas ciudades y pueblos de España” de cara a las elecciones municipales y autonómicas del próximo año. Una nueva estrategia para la que ni siquiera se marcarán líneas rojas, más allá de exigir que se respete la identidad de la organización. Nuevos tiempos para la izquierda.

La transformación que está afrontando IU ha encontrado cierta oposición interna. Se trata de los mismos que ya se resistieron en su día a dar más poder a los militantes vinculados al 15-M, pero ahora no han recabado los suficientes apoyos como para cortarles las alas, más bien al contrario. Aun así, la corriente Somos-IU, crítica con el acercamiento del partido a Podemos, cuenta con el aval de destacados militantes, como son los diputados madrileños Libertad Martínez, Rubén Bejarano o Pepa Amat.

Después del “sí, quiero” de la promotora de Podemos a Izquierda Unida para converger en candidaturas municipales ciudadanas, las aguas han comenzado a cambiar su curso en el seno de la organización liderada por Cayo Lara, canalizándose cada vez más hacia el surco abierto por la formación de Pablo Iglesias. El repliegue de la vieja guardia tras el sorpasso de Podemos en las pasadas elecciones europeas, delegando importantes responsabilidades en los jovencísimos Alberto Garzón o Clara Alonso, marcó el inicio de la construcción de una organización más quincemayista, como gusta de identificarse el diputado malagueño de 28 años. Deliberadamente, coincidente en el tiempo con la dimisión del eurodiputado Willy Meyer, uno de los pesos pesados de la formación que las bases siempre identificaron como freno a los cambios.

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