El PP, unánime: el delito de desobediencia aparta a Aguirre de la carrera por Madrid
La presidenta del PP aparece en todas las quinielas para suceder a Ana Botella en el Palacio de Cibeles. Este incidente trastoca todos sus planes de futuro.
No se va a quedar en una simple multa. El incidente de tráfico que protagonizó Esperanza Aguirre el 3 de abril ha sido calificado por la Audiencia Provincial como un delito de desobediencia, por lo que la presidenta del PP de Madrid tendrá que declarar, junto con los testigos del altercado, ante el juez. Pocos minutos después de que corriese como la pólvora la información, la propia afectada aclaró a través de las redes sociales que el auto no dice, “ni mucho menos, que el incidente sea delito”. Sin embargo, lo que es evidente es que la investigación se instruirá como tal. Así que, aunque pretenda convertirse simplemente en una ciudadana que acude “encantada al juez para que escuche la verdad”, como ella misma defendía ayer, la expresidenta de la Comunidad parece haber enterrado definitivamente, con este incidente, cualquier aspiración que tuviera a culminar su carrera política siendo alcaldesa de Madrid.
La resolución de los magistrados de la Sección Sexta del Alto Tribunal llega en un momento clave para el futuro político de la lideresa. A nueve meses de las elecciones municipales y autonómicas, todavía no se sabe quiénes serán los dos candidatos populares que encabezarán la lista del partido para intentar mantener la mayoría absoluta en Madrid capital y Comunidad, la gran obsesión del Partido Popular. Pero lo que no parece muy lógico es que el presidente del partido, a quien ya le costaba -y mucho- poder designar a la lideresa, vaya a inclinarse ahora por un candidato que en plena precampaña deberá acudir a testificar ante un juez por un delito... contra agentes del Ayuntamiento que, en teoría, pretendería dirigir.
El presidente de la Comunidad, Ignacio González, es el único que ha dicho abiertamente que quiere repetir, pero nadie en el partido se atreve a respaldar públicamente al candidato que, como su antecesora, ha mantenido un discurso muy duro con las políticas llevadas a cabo por el Ejecutivo central. Además, recuerdan fuentes del PP nacional, todavía sobrevuela sobre su figura la duda de si la compra de su ático en Málaga se hizo de forma legal o no. González ha cambiado de estrategia y, desde este verano, ha rebajado mucho el tono de sus intervenciones y ha defendido las medidas más impopulares impulsadas por el Ejecutivo central. De hecho, esta semana aprovechó el debate del estado de la región para voler a arropar las medidas de regeneración democrática que quiere poner en marcha el PP antes de terminar la legislatura, como que la reforma en la elección de alcaldes.
Septiembre se va a convertir en el mes clave para decidir precisamente quiénes son los dos políticos con los que los madrileños se sienten más identificados. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lanzará dentro de pocas semanas una exhaustiva encuesta en Madrid capital y en toda la región para testar a cuatro o cinco posibles candidatos a encabezar las dos candidaturas. Mucho se ha hablado del papel que podría desempeñar la propia Aguirre en esta quiniela. Pese a que es la política que más ha afeado en público las medidas más impopulares del presidente del Gobierno, la presidenta del PP de Madrid ha venido arrasnado en las urnas: en 2011 consiguió la tercera mayoría absoluta consecutiva.
Pese a que en público nunca ha confesado abiertamente que desearía poner el broche de oro a su dilatada carrera profesional sustituyendo a Ana Botella, en el Partido Popular había muchas dudas sobre qué haría Mariano Rajoy en el caso de que las encuestas sólo le garanticen la mayoría absoluta con la expresidenta. Los más anti-aguirristas dicen que el presidente prefiere dejar a Botella que llamar a la madrileña, pero la mayoría apuesta por lo contrario: “Tenemos muy complicado ganar Madrid, y si sólo lo consigue Aguirre la pondría a ella”.
Los planes internos que tuviera la presidenta del PP de Madrid, que no se espera que acuda al Comité Ejecutivo que el partido celebra este lunes en su sede a no ser que el descalabro judicial de este viernes la hagan cambiar de planes, siguen siendo un misterio. Todas las fuentes consultadas ayer por este diario, tanto del PP nacional como del PP de Madrid, coinciden en que este delito es su sentencia política. “Es un hecho muy grave porque da la impresión de que se cree más que el resto de la humanidad. Nadie puede huir de la autoridad, y menos una persona con tantísimo peso en el partido. ¿Por evitar una foto poniéndote una multa te das a la fuga?”, se siguen preguntando algunos de sus compañeros.
La presidenta del PP, la gran ausente en el debate del estado de la región
Aguirre fue, de hecho, la gran ausente en el debate del estado de la región que su sucesor, Ignacio González, ha celebrado este jueves y viernes en la Asamblea de Madrid. Acudió Ana Botella, de quien dan por hecho que ella misma retirará la candidatura. Con Botella y Aguirre fuera de escenario, los nombres que sobresalen para ocupar el Palacio de Cibeles son la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, cuya máxima prioridad en este último período de legislatura es atrapar al pederasta de Ciudad Lineal, y Soraya Sáenz de Santamaría, que esta misma semana ha hablado por primera vez sobre este asunto. Pese a que a la vicepresidenta del Gobierno no le gusta nada la idea de ser ella quien encabece la lista del PP por la alcaldía, es la opción que más convence a la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal. La última palabra la tomará Rajoy.
No se va a quedar en una simple multa. El incidente de tráfico que protagonizó Esperanza Aguirre el 3 de abril ha sido calificado por la Audiencia Provincial como un delito de desobediencia, por lo que la presidenta del PP de Madrid tendrá que declarar, junto con los testigos del altercado, ante el juez. Pocos minutos después de que corriese como la pólvora la información, la propia afectada aclaró a través de las redes sociales que el auto no dice, “ni mucho menos, que el incidente sea delito”. Sin embargo, lo que es evidente es que la investigación se instruirá como tal. Así que, aunque pretenda convertirse simplemente en una ciudadana que acude “encantada al juez para que escuche la verdad”, como ella misma defendía ayer, la expresidenta de la Comunidad parece haber enterrado definitivamente, con este incidente, cualquier aspiración que tuviera a culminar su carrera política siendo alcaldesa de Madrid.