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"Algunos servidores públicos no destierran el 'usted no sabe con quién está hablando'"
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En una sentencia sobre un incidente de un mando militar

"Algunos servidores públicos no destierran el 'usted no sabe con quién está hablando'"

Un magistrado del Supremo reflexiona sobre cómo algunos cargos públicos tratan de eludir la acción de la justicia en el voto particular de una sentencia

Foto: Dos policías municipales de Madrid hablan con un ciudadano. (madrid.es)
Dos policías municipales de Madrid hablan con un ciudadano. (madrid.es)

Son varios los incidentes de tráfico que han protagonizado últimamente cargos públicos. La fuga de la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre, el positivodel exmagistrado del Tribunal Constitucional, Enrique López –que también se saltó un semáforo en rojo e iba sin casco en su moto– y otro incidente provocado por los efectos del alcohol del exsecretario de Estado, Miguel Ángel Rodríguez,son algunos de los ejemplos más sonados. Ahora, un magistrado de Tribunal Supremo ha querido hacer una reflexión sobre este tipo de comportamientos, en un voto particular emitido en una sentencia respecto a un incidente de un mando militar con un agente de movilidad, a quien amenazó con llamar a sus superiores si le multaba por entrar por un carril prohibido.

"Su comportamiento no solo atenta a la dignidad sino a la integridad, valor que tampoco puede predicarse dequien, estando de servicio, no solo trata de avasallar con su empleo militar de capitán y su situación de servicio a unos agentes de movilidad en una versión del castizo 'usted no sabe con quién está hablando', comportamiento, por lo que se ve, al parecer, no definitivamente desterrado todavía de los usos de algunos servidores públicos", recoge el voto particular.

Esta sentencia, a la que ha tenido acceso El Confidencial, absuelve de una falta grave y mantiene únicamente una leve a un capitán de la Guardia Civilque engañó a un agente de Movilidad para intentar pasar por una calle cortada por el Ayuntamiento. Vestido de paisano, aseguró que estaba de servicio con un coche oficial, extremo este último que una vez comprobado por el agente resultó ser falso. Cuando el policía iba a proceder a multarle, el capitán llamó hasta en dos ocasiones por vía telefónica ala Central de los Agentes de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid. En la primera comunicación se mostró ofendido por lo ocurrido, aunque en la segunda ocasión intentó que el incidente no fuera a más y evitar la multa.

Para la mayoría de los magistrados de la Sala de lo Militar del Alto Tribunal, la actuación del capitán resultó ser "ciertamente inadecuada aunque no puede entenderse que atente gravemente al bien jurídico de la dignidad de la Guardia Civil", extremo por el que fue sancionado por la autoridad disciplinaria del cuerpo militar.

Sin embargo, para el magistrado Fernando Pignatelli, el comportamiento del militar sí debía considerarse falta grave porque afecta "en lo más profundo a los valores que constituyen sus señas de identidad que, como es sabido, integran, entre otros, la rectitud, la fiabilidad y el respeto a la ley". El capitán, primero, mintió al decir que el coche era oficial cuando se trataba de uno particular; después no quiso identificarse; y finalmente, una vez aportada su placa de la Guardia Civil, llamó a los superiores de los agentes para mostrarse ofendido por el trato recibido. Así, el magistrado recuerda que la ley establece que los agentes de Movilidad "en el ejercicio de sus funciones, tendrán la consideración de agentes de la autoridad subordinados a los miembros del Cuerpo de Policía Municipal" y, por tanto, sus denuncias son consideradas como "valor probatorio".

Asimismo, este magistrado, que califica la actuación del capitán de "indecorosa" y "prepotente",haceun llamamiento a todos aquellos cargos públicos que siguen utilizando su posición ante la autoridad. Estos comportamientos, "a la luz de la realidad social de nuestro tiempo, en el que el hecho de que los servidores públicos intenten prevalecerse de su condición o del ejercicio de sus funciones para sustraerse al acatamiento y estricto cumplimiento de las normas de conducta que vienen impuestas al conjunto de los ciudadanos, recibe por parte de estos, con toda razonabilidad y justicia, el más intenso rechazo".

Este capítulo recuerda al protagonizado por Esperanza Aguirre en el mes de abril, quien se dio a la fuga cuando unos agentes de Movilidad estaban procediendo a multarla y que, junto a una patrulla de la Policía Municipal, tuvieron que seguirla hasta su domicilio. La versión de la expresidenta de la Comunidad de Madrid no cuadra con el testimonio de los agentes porque según ella,la tuvieron retenida mucho más tiempo del que aparece en los boletinesde denuncia. Sin embargo, según recuerda este voto particular, "las denuncias formuladas por los agentes de la Autoridad encargados de la vigilancia del tráfico darán fe, salvo prueba en contrario, de los hechos denunciados y de la identidad de quienes lo hubieran cometido".

Son varios los incidentes de tráfico que han protagonizado últimamente cargos públicos. La fuga de la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre, el positivodel exmagistrado del Tribunal Constitucional, Enrique López –que también se saltó un semáforo en rojo e iba sin casco en su moto– y otro incidente provocado por los efectos del alcohol del exsecretario de Estado, Miguel Ángel Rodríguez,son algunos de los ejemplos más sonados. Ahora, un magistrado de Tribunal Supremo ha querido hacer una reflexión sobre este tipo de comportamientos, en un voto particular emitido en una sentencia respecto a un incidente de un mando militar con un agente de movilidad, a quien amenazó con llamar a sus superiores si le multaba por entrar por un carril prohibido.

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