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Lissavetzky frente al televisivo Carmona: "No soy del aparato del PSM ni de Ferraz"
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dice que cumple "los méritos" para presentarse

Lissavetzky frente al televisivo Carmona: "No soy del aparato del PSM ni de Ferraz"

El socialista confirma que concurrirá a las primarias al Consistorio justo cuando más suenan los tambores que anuncian que el diputado Antonio Carmona sería su 'rival'

Foto: Jaime Lissavetzky. (Efe)
Jaime Lissavetzky. (Efe)

La mochila de Jaime Lissavetzky (Madrid, 1951) está cargada de vida política: consejero en la Comunidad de Madrid a las órdenes del entonces presidente regional Joaquín Leguina, secretario general de la Federación Socialista Madrileña (FSM), senador, diputado en la Carrera de San Jerónimo, secretario de Estado para el Deporte con José Luis Rodríguez Zapatero y candidato a la Alcaldía de Madrid rivalizando con el popular y hoy ministro Alberto Ruiz-Gallardón.

El trono de Madrid fue el último objetivo político para Lissavetzky -químico de profesión como su hermano Alfredo Pérez Rubalcaba, al que le une una profunda amistad-. Pero la política tiene estas cosas: en 2011, la candidatura del PSOE a la capital de España fue arrasada por una nueva enésima mayoría absoluta del PP. Lissavetzky -que cosechó un histórico varapalo para los de Ferraz, del que tampoco se salvó su homólogo a la presidencia de la Comunidad de Madrid, el exalcalde de Parla Tomás Gómez- prometió quedarse como líder de la oposición, al pie del cañón de un partido devastado, y, hasta hoy, ha cumplido su compromiso.

Lissavetzky, tras una larga apuesta de tres años, no va a tirar a estas alturas la toalla en el que probablemente sea el último tren político al que pueda subirse: “Me voy a presentar a las primarias (previstas para septiembre u octubre) porque vine para quedarme. Voy a recoger las firmas que se pidan para ello. Las encuestas no me dan mal y el Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Madrid ha tenido presencia y ha actuado con unidad”, ha dicho a El Confidencial. Más claro, agua.

“Tengo derecho a nivel individual para concurrir a este proceso. Tengo un Madrid en la cabeza que me gustaría poner en marcha, tengo experiencia de muchos años, tengo una carrera profesional al margen de la política (científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC)… Cumplo los ‘concursos de méritos’ para estar en la candidatura socialista a la Alcaldía”, afirma tajante a este periódico.

Pero también hay ‘contras’ que el propio Lissavetzky no elude: “Yo no soy del aparato del PSM ni de Ferraz. No tengo ninguna familia política en el partido. Pero estoy orgulloso de lo que he hecho en la oposición en Madrid”, sentencia.

Lissavetzky no tiene dudas sobre sus aspiraciones. Claro, que al otro químico le ha surgido (o le surgirá, tal vez) un competidor: Antonio Miguel Carmona (Madrid, 1963), diputado autonómico y secretario de Política Económica del PSM, además de prolífico tertuliano, un púlpito que pudiera servirle de catapulta en unas primarias contra Jaime Lissavetzky. Es el mismo camino que ya recorrió antes el líder de Podemos, Pablo Iglesias, de las pantallas de plasma del salón de cada casa al Parlamento Europeo.

Carmona está deshojando la margarita. O quizá ya haya arrancado el último pétalo. Fuentes socialistas consultadas por El Confidencial aseguran que el diputado regional “tiene claro que se va a presentar como candidato a la Alcaldía de Madrid. Es un movimiento de Tomás Gómez. Está recorriendo las agrupaciones socialistas, en algunas invitado, y lleva mucho preparándose para este momento”.

Y dicen más: “Carmona no le ha dicho nada a Jaime. Y a él le habría gustado, al menos, que le hubiese llamado para comunicarle que dará la batalla por ser el candidato del PSM en el consistorio. Para eso están las primarias. Pero no lo ha hecho. Al contrario, se ha dedicado a airear su agenda entre los periodistas para que conozcan a qué sitios va a ir, dónde va a estar… Y encima dice que le va a enmendar la plana a Cristóbal Montoro. Pero, ¿qué sentido tiene meter a Montoro en unas primarias al Ayuntamiento? ”. Vamos, que parece que hay quienes en los círculos de Lissavetzky ven a Carmona de reojo y con cierta prevención.

placeholder Ana Botella escucha en 2011 a Lissavetzky en el Ayuntamiento. (Efe)

Madrid es una pieza clave dentro de los puzles de todos los partidos de cara a las próximas elecciones. El escenario se antoja complicado, con una alcaldesa, Ana Botella, en la cuerda floja y con pocas agarraderas en Génova, con un PSOE con secretario general nuevo, Pedro Sánchez, con una UPyD que habría demostrado en la europeas tener cierto techo electoral, y una Izquierda Unida en crecimiento resistiendo muy a duras penas, cuando no superada, por las acometidas que le llegarán desde las filas de Podemos.

Puede que a Lissavetzky le salga un competidor que rivalice con él en las primarias madrileñas. Optar entre un político con historia o un político mediático. En cualquier caso, ése será el menor problema que tenga el PSOE en los comicios, en los que ganar en número de votos está en el peldaño superior al que pone el cartel de ‘difícil’, y donde los equilibrios entre partidos serán clave tras el recuento de papeletas.

La mochila de Jaime Lissavetzky (Madrid, 1951) está cargada de vida política: consejero en la Comunidad de Madrid a las órdenes del entonces presidente regional Joaquín Leguina, secretario general de la Federación Socialista Madrileña (FSM), senador, diputado en la Carrera de San Jerónimo, secretario de Estado para el Deporte con José Luis Rodríguez Zapatero y candidato a la Alcaldía de Madrid rivalizando con el popular y hoy ministro Alberto Ruiz-Gallardón.

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