El padre Pajares ha sido incinerado en el crematorio de Collado Villalba

El protocolo está en marcha. Tras ser cerrado el sudario del cadáver del padre Pajares, el ataúd ha sido sellado con una cinta de zinc y ha salido del centro hospitalario para ser incinerado en el crematorio de Villalba, cumpliendo a rajatabla los protocolos de seguridad recogidos en el decreto 124/1997 de Sanidad Mortuoria de la Comunidad de Madrid.

Por la elevada carga viral de los fluidos corporales del cuerpo ya sin vida de Pajares, su cadáver fue incinerado sin haberse hecho una autopsia antes. Según el estricto protocolo por el que se han movido las instituciones pertinentes (el hospital Carlos III, el ministerio de Sanidad y la Consejería de Sanidad) desde que falleció a las 9.28 horas, el cuerpo de Pajares se estableció como cadáver de grupo 1 los que comprenden personas cuya causa de defunción represente "un riesgo sanitario tanto de tipo profesional para el personal funerario como para el conjunto de la población", según normas y criterios fijados por la Administración Pública.

El fallecido no ha sido embalsamado ni velado. Solo “personal entrenado” tuvo contacto con el cadáver del religioso, que quemaron todos los trajes, muestras y tejidos que han estado cerca del sacerdote para evitar que el virus se escape. El decreto también establece que los féretros deben tener una serie de características para este tipo de casos. Así, el receptáculo debe ser estanco para proceder a su traslado y en su interior debe contener material absorbente y deberá estar provisto de un dispositivo depurador para equilibrar la presión interior y exterior.

Mañana frenética

Los periodistas empezaron a acudir en manada al hospital sobre las diez y media de la mañana. La noticia de que Miguel Pajares había muerto se colaba por los herméticos muros del Carlos III cuando el sol ya apretaba más de la cuenta este martes en Madrid. El personal sanitario aprovechaba el café de la mañana para salir a fumar y seguir a rajatabla las indicaciones de sus superiores. “No, no podemos hablar”. Los pacientes que tenían cita acudían al recinto hospitalario sin saber aún que el sacerdote repatriado el jueves desde Liberia ya es el primer muerto europeo infectado por ébola.

En apenas media hora, el hospital Carlos III ya estaba flanqueado por dos coches del Cuerpo Nacional de Policía, que se limitan a prohibir la entrada al recinto a todas aquellas personas ajenas al hospital o a los pacientes que requieran asistencia. El capellán del hospital ha sido de los primeros en llegar, pero se ha escudado en que no sabe nada sobre los pormenores del fallecimiento del padre Miguel.

El virus desapareció totalmente tras la incineración del cuerpo sin vida del religioso, a primera hora de este martes. Ahora, ya sin miedo al contagio, sus cenizas reposarán para siempre en el panteón de la Orden San Juan de Dios, a la que pertenecía el hermano fallecido.

El Hospital San Rafael acogerá el funeral

La misa funeral por Miguel Pajares se celebrará este miércoles en el Hospital San Rafael de Madrid. La eucaristía tendrá lugar a las 11,30 horas en la capilla del centro hospitalario. El traslado y entierro de las cenizas se realizará en privado, según ha informado la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.