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Personal de La Paz denunció en julio los riesgos y deficiencias para atender el ébola
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"NO NOS SENTIMOS CAPACITADOS PARA ATENDERLOS"

Personal de La Paz denunció en julio los riesgos y deficiencias para atender el ébola

Personal de los servicios de urgencias aseguró en el escrito no sentirse capacitado "para atender con las garantías suficientes" a posibles enfermos.

Foto: El misionero español infectado de ébola llega a Madrid. (EFE)
El misionero español infectado de ébola llega a Madrid. (EFE)

Más de cien trabajadores del hospital La Paz, donde también se barajó que podría ingresar el único enfermo de ébola que se está tratando en España, el sacerdote Miguel Pajares, pusieron una denuncia el 11 de julio ante el juzgado de guardia de Madrid para exponer los riesgos y las deficiencias del recinto hospitalario para atender a cualquier paciente con sospecha o enfermo de la letal enfermedad. Con este escrito, dirigido al juez de guardia de los juzgados de Plaza de Castilla, los denunciantes pretenden delimitar la responsabilidad que pueda derivarse de “la nefasta gestión generada por la activación de la alerta del ébola” y dejar constancia de que no sienten capacitados para atender a ningún enfermo con esta dolencia letal con las garantías suficientes.

Casi un mes antes de que Madrid recibiese al primer infectado, los profesionales del hospital madrileño quisieron curarse en salud para no responsabilizarse sobre cualquier infracción que pudiera cometerse si, a corto o medio plazo, llegaba a tratarse algún paciente con esta enfermedad. “Nos falta información y formación adecuada al respecto, carecemos de recursos y desconocemos los protocolos, que no solo ponen en peligro la seguridad y la salud de los profesionales, sino que pueden ser un problema de salud pública para el resto de la población si no somos capaces de contener una enfermedad de estas características”, recoge el documento.

Los denunciantes también dejan constancia de que los talleres impartidos por salud laboral dejan bastante que desear y son insuficientes para realizar la tarea adecuadamente, sin poner en peligro su propia vida o la del resto de personal y pacientes. “Se limitan a explicar cómo usar los equipos de protección individual para riesgo biológico” y “son incapaces de resolver dudas” sobre los procedimientos habituales en cualquier enfermo ingresado en el hospital, como el traslado interno del mismo, la realización de pruebas diagnósticas como las placas portátiles y la manera de desinfectar los chasis usados, qué tipo de pruebas diagnósticas precisan... incluso la demostración práctica realizada para la retirada de los equipos, “teóricamente contaminados y altamente infecciosos y fundamental para evitar la propagación del virus”.

Antes de que el sacerdote Pajares y la religiosa Juliana Bohi llegaran a Madrid, los responsables encargados de la repatriación descartaron que fueran ingresados en La Paz porque el hospital carece de habitaciones con presión negativa, como refleja el escrito de los trabajadores. Unas características imprescindibles para el aislamiento de pacientes con sospecha o casos confirmados de ébola y que los empleados también remarcaron en el escrito que está en manos de los juzgados.

Un cursillo 'in extremis' de madrugada

Una vez que el avión español partió rumbo a Liberia para repatriar a los dos españoles y confirmado que el hospital que trataría el caso sería el Carlos III, también dependiente de La Paz, Sanidad ordenó una formación exprés para el personal que trataría a los pacientes sobre qué es el ébola. El curso fue impartido la misma madrugada del miércoles, cuando el padre Pajares volaba ya rumbo a Madrid, por especialistas del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de La Paz a unos cuarenta empleados de los dos hospitales.

Vídeo: Así es el tratamiento de Miguel Pajares en el Carlos III

El protocolo de emergencia consistía en cómo retirar los equipos y los monos (teóricamente contaminados y altamente infecciosos), cómo trasladar al paciente por el mismo centro sanitario, las medidas que debían tomar los propios facultativos para protegerse ellos mismos cuando estuvieran en contacto con el enfermo y la manera de desinfectar el material usado. En esas horas se instaló también ‘in extremis’ un laboratorio de urgencia en el Carlos III para analizar las pruebas médicas que se realicen al padre Pajares y evitar que se propague en el traslado a La Paz, que sí cuenta con un laboratorio para analizar las muestras del enfermo.

El último parte médico de los religiosos era alentador. Según declaró Rafael Santamaría, gerente del complejo hospitalario que atiende al enfermo, Pajares se encuentra “en una situación clínica estable” y Bohi tiene “un buen estado general”. De hecho, Pajares no ha sufrido ninguna hemorragia desde que llegó a España, un síntoma que tranquiliza a los médicos, ya que los sangrados son síntoma de que el pronóstico ha empeorado. El director general de Atención Primaria de La Paz, Antonio Alemany, añadió que Pajares está desorientado y febril, aunque respira solo y no necesita soporte asistencial.

Más de cien trabajadores del hospital La Paz, donde también se barajó que podría ingresar el único enfermo de ébola que se está tratando en España, el sacerdote Miguel Pajares, pusieron una denuncia el 11 de julio ante el juzgado de guardia de Madrid para exponer los riesgos y las deficiencias del recinto hospitalario para atender a cualquier paciente con sospecha o enfermo de la letal enfermedad. Con este escrito, dirigido al juez de guardia de los juzgados de Plaza de Castilla, los denunciantes pretenden delimitar la responsabilidad que pueda derivarse de “la nefasta gestión generada por la activación de la alerta del ébola” y dejar constancia de que no sienten capacitados para atender a ningún enfermo con esta dolencia letal con las garantías suficientes.

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