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ETA admite que su final es inevitable y que no arrancará cesiones políticas al Gobierno
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la banda se reconvierte en actor político

ETA admite que su final es inevitable y que no arrancará cesiones políticas al Gobierno

El último comunicado de ETA certifica que la banda terrorista ha decidido estirar su agonía y dejar que sea la historia quien la remate

Foto: Etarras en la presentación de un comunicado de la banda terrorista.
Etarras en la presentación de un comunicado de la banda terrorista.

El último comunicado de ETA certifica que la banda ha decidido estirar su agonía y dejar que sea la historia quien la remate. Mientras llega ese momento, aparenta que es dueña de su futuro y que el Gobierno de Mariano Rajoy y los que lleguen después tendrán que escucharla. Pero lo que queda de la organización terrorista sólo son sus presos, casi 500 asesinos que desde la oscuridad de sus celdas no vislumbran el paraíso independentista que esperaban cuando decidieron acabar con la vida de más de 800 personas.

Fuera de las prisiones, en la clandestinidad, apenas hay una veintena de etarras que emiten mensajes paranoides, mueven comandos fantasma y amenazan con una capacidad que ya no tienen, como Hitler cinco minutos antes de pegarse el tiro que sepultó definitivamente sus aspiraciones en una estancia con vistas de cemento.

Los jefes de la ETA actual no tienen búnkeres para protegerse. Malviven en una huida permanente, saltando de piso franco en piso franco. Se mueven por los alrededores de París para tratar de pasar desapercibidos, pero los expertos en la lucha antiterrorista aseguran que ni siquieratienen la infraestructura necesaria para reunirse. Se limitan a intercambiarse mensajes encriptados con la certeza de que, más pronto que tarde, serán descubiertos. Los mensajes y también ellos.

La posibilidad de que ETA ejecute un atentado es aún más remota. Hace tiempo que la banda se quedó sin los recursos y las capacidades imprescindibles para ejecutar un nuevo asesinato. La banda asegura en este último comunicado que ha desmantelado sus “estructuras logísticas y operativas derivadas de la práctica de la lucha armada”. Ya anunció en febrero su intención de dar ese paso. Pero las Fuerzas de Seguridad ya sabían entonces que sus comandos habían quedado completamente inutilizados como consecuencia de las diferentes operaciones policiales que han golpeadosu estructura.

El sellado de los zulos, anunciado también en este mensaje, había sido igualmente detectado por los servicios de información. Del mismo modo que la decisión de no disolverse como organización y tratar de convertir las siglas en un actor político más del País Vasco, como ya refleja el primer Informe Anual de Seguridad Nacional presentado recientemente por Moncloa. ETA afirma que “reforzará la estructura dirigida a realizar las labores políticas”, pero ya hace tiempo también que sus organizaciones satéliteestán en esa estrategia. El resultado son las dinámicas que ha promovido la izquierda abertzale con el objetivo de alcanzar el liderazgo de los sectores independentistas de la sociedad vasca, como por ejemplo la manifestación por los presos de la banda Tantaz Tanta (Gota a gota) y la reciente cadena humana Gure Esku Dago (Está en nuestra mano).

No hay nada nuevo en el último comunicado de ETA, el enésimo que publica desde que en octubre de 2011 anunció el cese definitivo de su actividad terrorista. A la banda no le queda ni su vieja habilidad para marcar la agenda, por mucho que, como solía hacer, haya aprovechado la tarde del sábado para desvelar parte del comunicado que iba publicar íntegro al día siguiente su diario de referencia.

La única novedad que hay en el texto quizá sea que ETA parece haber aceptado que nunca logrará concesiones de las autoridades políticas. Admite por primera vez que la probabilidad de que eso ocurra es prácticamente nula y anuncia que escribirá su final "sin esperar a acuerdos”. Lo único que le queda, por tanto, es deshacerse de las armas que aún tiene, tras su patética primera entrega. Los expertos en la lucha antiterrorista mantienen que su cúpula va a alargar ese paso, ante la seguridad de que es su última bala. La fecha exacta está por determinar. De lo que no hay duda es de que ETA ya ha entrado en sus últimos cinco minutos.

El último comunicado de ETA certifica que la banda ha decidido estirar su agonía y dejar que sea la historia quien la remate. Mientras llega ese momento, aparenta que es dueña de su futuro y que el Gobierno de Mariano Rajoy y los que lleguen después tendrán que escucharla. Pero lo que queda de la organización terrorista sólo son sus presos, casi 500 asesinos que desde la oscuridad de sus celdas no vislumbran el paraíso independentista que esperaban cuando decidieron acabar con la vida de más de 800 personas.

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