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Artur Mas da la nota y no aplaude el discurso desde la tribuna; Durán, sí
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"el discurso no es nuevo", se justifica

Artur Mas da la nota y no aplaude el discurso desde la tribuna; Durán, sí

Con gestos y con formas que cumplen, a rajatabla, con la “descortesía” que el diario La Vanguardia reprochaba a los nacionalistas, ha estado hoy Mas

Foto: El lehendakari, Iñigo Urkullu (i), Artur Mas (c) y Alberto Núñez Feijóo (d) (Efe)
El lehendakari, Iñigo Urkullu (i), Artur Mas (c) y Alberto Núñez Feijóo (d) (Efe)

Mas tenía una difícil papeleta, este jueves durante el acto solemne del hemiciclo y él optó, a su estilo, por dar la nota desde las tribunas de los presidentes autonómicos. Con gestos y con formas que cumplen, a rajatabla, con la “descortesía” que el diario La Vanguardia reprochaba a los nacionalistas por su posición frente a la Corona. Descortesía y mala educación. Elcatalán ha sido el único presidente autonómico que no ha aplaudido ni el discurso de Felipe VI ni ha secundado los vivas al Rey de las Cámaras. Durante todo el discurso ha permanecido rígido y muy serio pese a que Don Felipe ha incluido algunos guiños a la pluralidad territorial y a la “España, unida y diversa”. En parecida actitud de total frialdad han estado también los diputados convergentes y los jeltzales salvo dos notables excepciones, el propio Josep Antoni Durán i Lleida y su eterno número dos, Josep Sánchez Llibre, que se han saltado los rigores nacionalistas para aplaudir –aunque tampoco sin estridencias- al Rey de España.

Así las cosas, Mas ha improvisado una pequeña rueda de prensa en la que ha explicado que no ha aplaudido "porque el discurso no es nuevo". Desde luego, fue el que más peros puso para asistir a la histórica sesión de proclamación del nuevo Rey y su actitud y la abstención de CIU a la ley de abdicación a punto ha estado de llevarse por delante a Josep Antoni Duran i Lleida, su líder parlamentario. Según ha añadido Mas, ha cumplido con la cortesía de estar presente en Madrid, lo que no implicaba tener que ovacionar al monarca.

Vídeo: Artur Mas explica su decisión de no aplaudir el discurso de Felipe VI

Mas era el hombre que no quería estar allí y, obligado por las circunstancias, ha hecho ostentosamente visible su desagrado. El momento de mayor tirantez lo ha protagonizado cuando, al terminar sus palabras el nuevo Rey, toda la Cámara se ha puesto de pie para aplaudirle en una larga ovación y él ha optado por entretenerse abrochandose los botones de su americana. Sentado junto al lehendakari, Iñigo Urkullu, su desprecio ha quedado más en evidencia pues el vasco, aunque tímidamente, sí que se ha arrancado con algunos aplausos hacia los reyes. El único momento de distensión que se ha permitido el 'president' ha sido el de sumarse a la gran ovación con la que se ha recibido, a las diez y media de la mañana, a la Reina Sofía y a la infanta Elena, que han tomado asiento en la tribuna de honor unos minutos antes de que entrasen Don Felipe y Doña Letizia. Ha sido un larguísimo aplauso que la Reina ha correspondido con varios gestos de aprecio a la Cámara y que las cámaras de televisión no han recogido.

Si el papel de Mas ha sido especialmente escrutado, igualmente lo ha sido el de Urkullu, que ha guardado mejor las formas y ha secundado, de vez en cuando, las palabras de Felipe VI. En especial, la referencia que el Rey ha hecho a las víctimas del terrorismo –entre ellas, el socialista vasco Eduardo Madina, en quien se han fijado las objetivos de televisión justo en ese momento-. “En esa mirada deben estar siempre presentes, con un inmenso respeto también, todos aquellos que, víctimas de la violencia terrorista, perdieron su vida o sufrieron por defender nuestra libertad”, ha sentenciado el monarca.

El discurso del Rey ha sido interrumpido en cinco ocasiones por los aplausos del hemiciclo. La de hoy es una de esas jornadas históricas que nadie se quería perder, que todos los que la han vivido la llevarán en su retina –y en sus teléfonos móviles- durante años y, por ello, la emoción contenida se palpaba en el hemiciclo, en donde se sufría por cada leve gallo en la voz de Don Felipe, visiblemente nervioso y, en algunos momentos de su alocución, muy emocionado. Especialmente, cuando le ha agradecido a su madre “toda una vida de trabajo impecable al servicio de los españoles”. La Reina, ovacionada por tercera vez y puesta en pie, le ha devuelto el gesto lanzándole un beso con la mano desde la tribuna de invitados. La infanta Elena, inmortalizada para la posterioridad hecha un mar de lágrimas cuando se hermano fue abanderado de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, se ha contenido algo más en esta ocasión aunque también se la veía con la lágrima a flor de piel. Sentado detrás, y junto al jugador de baloncesto Pau Gasol, ha seguido el acto don Felipe Juan Froilán, corbata azul con los colores de la bandera de España en pequeñito, y que, pese a estar sentado junto a una gran estrella del deporte como Pau Gasol, no parecía muy emocionado por ello. Más bien ha estado muy serio y muy comedido. Nada que ver con aquel Froilán que daba también la nota –a su manera- en la boda real de La Almudena.

Detrás del Príncipe, a menos de un metro de distancia, ha seguido toda la ceremonia la Reina Letizia, que en todo momento ha estado especialmente atenta a lo que hacían sus dos hijas, la Princesa de Asturias, Doña Leonor, y la Infanta Sofía, que conscientes ya de su nuevo papel institucional han estado muy quietas y muy calladitas. Totalmente rígidas. Quizá por ello, cada poco tiempo, Letizia se volvía hacia ellas, les hacía comentarios en voz baja, les sonreía y les regalaba constantes gestos cariñosos.

Jesus Ortiz: “Emocionado, sobre todo por mis nietas”

La familia de la Reina Letizia también ha tenido un espacio preferente en las tribunas del Congreso y junto al espacio en el que se han colocado todos los secretarios de Estado del Gobierno Rajoy. Han acudido los abuelos de Doña Letizia, Menchu Álvarez del Valle y Francisco Rocasolano, su madre, Paloma Rocasolano, y su padre, Jesús Ortiz, junto a su compañera sentimental, Ana Togores. Ortiz ha señalado a El Confidencial estar muy “emocionado”: “Sobre todo por mis nietas”. Paloma Rocasolano, por su parte, ha revelado que esta mañana ha hablado con su hija antes de comenzar todos los fastos de la proclamación. “Contenta, cómo no”, ha explicado.

Hubo codazos por estar en las tribunas en un día de los que pasan a los libros de Historia. Un día en el que, al final, todos, personajes ilustres, veteranos políticos y los chicos de la prensa se sienten embargados por ese sentido de transcendencia histórica. Ese querer inmortalizar todo con el teléfono móvil o con la cámara de fotos. Así se le ha visto a Javier Solana, con su insignia del toisón de oro, retratando con el teléfono a otro Toisón, Enrique Iglesias, que le pedía el favor para tener una instantánea junto a su mujer. Otros tantos diputados, sobre todo del Partido Popular, hacían lo propio, terminada la ceremonia, junto a la Corona y el cetro que han presidido el acto solemne.

El verde se apodera del hemiciclo

El color V-E-R-D-E, que desde tiempo inmemorial es una consigna monárquica que expresa un “Viva El Rey De España” se ha visto mucho. Tanto en los vestidos –cortos, según el protocolo- de las señoras y en las corbatas de sus señorías. De verde iba la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre, invitada en su condición de expresidenta del Senado, y de verde iba también la número dos de Educación, Montserrat Gomendio. Corbata verde lucían, entre otros tantos, Federico Trillo, otro de los expresidentes del Congreso que no se ha perdido la cita, o el jefe de gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, y el ‘popular’ José Antonio Bermúdez de Castro.

Monago, Bauzá e Ignacio González eran otros de los que también hacían fotos con su móvil mientras la andaluza Susana Díaz se sentaba junto al también socialista Javier Fernández, presidente de Asturias. A Mas y Urkullu, por su parte, les ha tocado darles conversación al madrileño Ignacio González y al gallego Alberto Núñez Feijóo. A unos cuantos metros observaba todo el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, y los padres constituyentes todavía vivos: Miguel Herrero de Miñón, José Pedro Pérez Llorca y Miguel Roca, que hace las veces también de abogado de la infanta Cristina, la gran ausente en la foto de familia de este 19J.

Mas tenía una difícil papeleta, este jueves durante el acto solemne del hemiciclo y él optó, a su estilo, por dar la nota desde las tribunas de los presidentes autonómicos. Con gestos y con formas que cumplen, a rajatabla, con la “descortesía” que el diario La Vanguardia reprochaba a los nacionalistas por su posición frente a la Corona. Descortesía y mala educación. Elcatalán ha sido el único presidente autonómico que no ha aplaudido ni el discurso de Felipe VI ni ha secundado los vivas al Rey de las Cámaras. Durante todo el discurso ha permanecido rígido y muy serio pese a que Don Felipe ha incluido algunos guiños a la pluralidad territorial y a la “España, unida y diversa”. En parecida actitud de total frialdad han estado también los diputados convergentes y los jeltzales salvo dos notables excepciones, el propio Josep Antoni Durán i Lleida y su eterno número dos, Josep Sánchez Llibre, que se han saltado los rigores nacionalistas para aplaudir –aunque tampoco sin estridencias- al Rey de España.

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