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La crisis del PSOE complica el aforamiento de Don Juan Carlos para cerrar el relevo real
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el pp 'teme' al sucesor de rubalcaba

La crisis del PSOE complica el aforamiento de Don Juan Carlos para cerrar el relevo real

La dirección del Partido Popular observa en silencio y absoluto desasosiego la pugna en el PSOE por la sucesión de Alfredo Pérez Rubalcaba. El giro a la izquierda se adivina, pero lo que les preocupa son las cuestiones de Estado. El Rey abdicó justo a t

Foto: Rubalcaba y el Rey en una foto de archivo. (EFE)
Rubalcaba y el Rey en una foto de archivo. (EFE)

La dirección del Partido Popular observa en silencio y absoluto desasosiego la pugna en el PSOE por la sucesión de Alfredo Pérez Rubalcaba. Por lo que en el PP y en el Gobierno saben de Eduardo Madina, lo poco que intuyen en Pedro Sánchez y las noticias que les llegan desde la mayoría de las comunidades autónomas, concluyen que la crisis de los socialistas no ha hecho más que empezar. El giro a la izquierda se adivina, pero lo que les preocupa son las cuestiones de Estado.

El Rey abdicó justo a tiempo para que Rubalcaba pudiera facilitar la proclamación de Don Felipe. Ahora hay que sacar adelante el complicado aforamiento de Don Juan Carlos, que pondrá a prueba el entendimiento PP-PSOE sobre la sucesión en la Corona, y luego lo fundamental: si el PSOE será un socio fiable para frenar el desafío separatista en Cataluña. Además, en el Gobierno de Mariano Rajoy se ve este primer desafío del fuero del Rey como una "vuelta de tuerca" al Grupo Parlamentario Socialista y a si Rubalcaba aún tendrá influencia o si, por el contrario, el secretario general saliente no podrá imponerse ante quienes ya creen deber lealtad a los candidatos a futuro, léase Madina o Sánchez.

Mariano Rajoy siempre ha reconocido a lo largo de la legislatura que estaba contento con la actitud de Alfredo Pérez Rubalcaba como jefe de la oposición. Aunque el dirigente socialista se apuntara al caso Bárcenas por si le beneficiaba en algo, pidiera su dimisión y dijera que rompía relaciones con el Gobierno (nunca lo hizo), el jefe del Ejecutivo repetía que era un buen interlocutor para las cuestiones más importantes. Se refería a la posición de España en la UE, la unidad de España, la Constitución y el respeto a la Monarquía.

El compromiso del PSOE con el régimen constitucional de 1978 se volverá a revalidar este martes en el Senado con la votación de la ley de abdicación. No se esperan díscolos ni en el PSC, con lo que populares y socialistas más los diputados del Grupo Mixto de UPN y Foro darán su visto bueno a la renuncia del Rey con una mayoría del 89 por ciento de la Cámara. Después de la proclamación en las Cortes de Felipe VI, a partir del Consejo de Ministros del día 20, el Gobierno tiene por delante arreglar el estatus jurídico de Don Juan Carlos una vez que la condición de la inviolabilidad pase al nuevo Rey.

Fuentes del Gobierno apuntan que no habrá agravios ni privilegios del monarca saliente con respecto a las altas autoridades del Estado. Insisten en que es absurdo que Don Juan Carlos no sea aforado en breve (para que sólo pueda ser enjuiciado ante el Tribunal Supremo) cuando en España todo cargo público lo es, hasta sumar la cifra de 10.000. La cuestión es puramente política.

El Ejecutivo pretende hacerlo por la vía de una ley orgánica y con el apoyo del PSOE, aunque le baste con su mayoría absoluta, igual que para la abdicación. El problema es que a su actual interlocutor en la oposición socialista, Rubalcaba, le quedan seis semanas en el cargo. El nuevo secretario general que salga del congreso del Partido Socialista mandará en el grupo parlamentario y querrá marcar distancias con el pasado.

En fuentes gubernamentales admiten que conviene aclarar el asunto del aforamiento cuanto antes para cerrar el proceso de la sucesión en la Corona y recuperar el ritmo de la legislatura interrumpida de hecho desde el 2 de junio. Tampoco quieren dar más margen a la campaña del cuestionamiento de la Monarquía que se ha puesto de moda en la izquierda más radical y hasta en algunos sectores del PSOE. De hecho, el Ejecutivo maneja la posibilidad de volver al debate del reformismo económico (el eje de su labor) con la aprobación el día 20 del nuevo modelo fiscal.

En paralelo a la reforma general de los impuestos, el Gobierno prefiere pactar con los socialistas una ley orgánica específica para el aforamiento penal y civil de Don Juan Carlos, un blindaje completo de su figura, ya que mantiene título de rey y en alguna medida representación institucional. Cualquier iniciativa judicial contra Don Juan Carlos tendría que ser tramitada ante el Tribunal Supremo.

También es cierto que hay fuentes dentro del Gabinete que remarcan lo "inédito" del "aforamiento civil total" que se pretende dar a la figura de Don Juan Carlos, que le evitaría todo tipo de demandas civiles pero que, insisten las mismas fuentes, podría conllevar un recurso de inconstitucionalidad que prolongaría los plazos para cerrar de una vez por todas este tema. Sin embargo, insisten los interlocutores cuestionados, ese recurso ante el TC "no entrañaría mucha dificultad para ser rechazado con la actual constitución del máximo órgano", pero no dejaría de ser un engorro cuando menos estético y un trance nada agradable para Don Juan Carlos que la legalidad de su aforamiento tenga que ser dilucidada en el Constitucional.

Si hay acuerdo con el PSOE, la ley correspondiente podría estar en el BOE antes de que a finales de julio se cierren las Cámaras y previa aprobación por trámite de urgencia y lectura única en el Congreso y en el Senado. En 28 días aprobó el Gobierno de Zapatero en diciembre de 2004 una ley para aumentar a tres quintos la mayoría en el CGPJ para elegir magistrados del Tribunal Supremo. El proyecto de ley se publicó en el Boletín Oficial de las Cortes Generales el 1 de diciembre y terminó como ley en el BOE el 29 de diciembre de 2004.

La premura de los plazos... y el sucesor de Rubalcaba

Aunque en Presidencia del Gobierno insisten en que preparan un proyecto de ley específico para aforar a Don Juan Carlos, también podrían recurrir a enmendar alguno de los textos en trámite en el Congreso para incluir esa iniciativa. Está la reforma del Código Penal, que tiene ampliada el plazo de enmiendas al 17 de junio de 2014. También la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, para racionalización del sector público, con el mismo plazo de enmiendas.

Más adelantados están otros dos proyectos de reforma de la ley del poder judicial para regular determinados aspectos relacionados con resoluciones penales en el ámbito de la UE. Podrían ser enmendadas en el Senado, pero poco tienen que ver con la materia del aforamiento.

Si el Gobierno no cierra un acuerdo con el PSOE antes de que termine el periodo ordinario de sesiones en las Cámaras (la próxima semana) o bien en alguno de los plenos extraordinarios previstos para julio, el asunto del aforamiento de Don Juan Carlos tendrá que negociarlo con el sucesor de Rubalcaba. Y todos los aspirantes juegan con la frase de que ellos, en el fondo, son republicanos.

La dirección del Partido Popular observa en silencio y absoluto desasosiego la pugna en el PSOE por la sucesión de Alfredo Pérez Rubalcaba. Por lo que en el PP y en el Gobierno saben de Eduardo Madina, lo poco que intuyen en Pedro Sánchez y las noticias que les llegan desde la mayoría de las comunidades autónomas, concluyen que la crisis de los socialistas no ha hecho más que empezar. El giro a la izquierda se adivina, pero lo que les preocupa son las cuestiones de Estado.

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