Rubalcaba tira la toalla y convoca un congreso para elegir a su sucesor
El tiempo político de Alfredo Pérez Rubalcaba ya tiene punto final. Será el próximo 19 y 20 de julio, días en los que el PSOE tendrá que elegir sucesor
El tiempo político de Alfredo Pérez Rubalcaba ya tiene punto final. Será el próximo 19 y 20 de julio, días en los que el PSOE tendrá que elegir a su sucesor al frente de la silla de Pablo Iglesias y fijar una nueva hoja de ruta para el PSOE. El tremendo varapalo dado por las urnas al principal partido de la oposición ha hecho insostenible su continuidad por más tiempo. Rubalcaba tira la toalla y aunque sigue apostando por unas primarias abiertas para finales de año, todo queda en suspenso hasta que una nueva dirección del partido despeje el camino por el desierto. Eso sí, no dimite ahora ni habrá gestora y el actual aparato controlará la organización del Congreso extraordinario.
"Un mal resultado sin paliativos"
“Hemos tenido un mal resultado electoral, sin paliativos, y tiene un responsable que es la dirección del partido y, singularmente, el secretario general del PSOE”, ha anunciado Rubalcaba como colofón a su breve travesía al frente del partido, asumida, en tiempos difíciles, en el verano de 2011. “Debe ser una nueva dirección la que continúe estos trabajos. Esta es la razón por la que la ejecutiva ha decidido convocar un congreso extraordinario que se celebrará el 19 y 20 de julio”. Rubalcaba pasará, por tanto, por la historia del PSOE como el líder discutido de un trienio. Ante los periodistas ha dejado claro, eso sí, que “la decisión ha sido mía, mía mía” aunque, primero, la haya expuesto y debatido con sus compañeros de la Ejecutiva Federal.
Acompañado únicamente por su mano derecha y candidata a las europeas, Elena Valenciano, Rubalcaba ha comparecido en una abarrotada sala de prensa de Ferraz convertida hoy en sala de duelo. Su adiós será, sin embargo, por plazos de aquí hasta julio. Según ha explicado, en su forma de hacer política no concibe marcharse de otra manera ni dejar el partido en manos de una gestora, tal y como hizo Almunia en el año 2000. “La responsabilidad es mía y mi responsabilidad acaba cuando otro secretario general entra. Esta es la forma en la que yo concibo el Partido Socialista. Eso es lo que creo que responsablemente debo hacer, pensando en lo mejor para mi partido”, ha recalcado.
“Se trata de asumir la responsabilidad política de un resultado electoral malo sin paliativos. Un ejercicio de responsabilidad política que hay que hacer inmediatamente. Esta dirección no puede organizar las primarias abiertas. Tiene que ser una nueva dirección”.
La fórmula del Congreso, como la que se utilizó para proclamarle a él como líder frente a Carme Chacón o para elegir a José Luis Rodríguez Zapatero frente a José Bono, trastoca todos los planes de Ferraz y pone en duda, incluso, la convocatoria de primarias. Por más que hoy Rubalcaba se haya esforzado en defender su necesidad como parte del peaje que debe pagar el partido para que los ciudadanos no entiendan al PSOE como algo endogámico y cerrado sobre sí mismo. Pero ejemplos como el que protagonizó Susana Diez, elegida en un proceso en el que no hubo rivales, son demasiado recientes.
Pasado ya el tsunami electoral que ha llevado al PSOE a su peor resultado histórico, Rubalcaba ha admitido que hace tiempo que tomó la decisión de no presentarse a ese proceso de primarias. Decisión que, según ha revelado, solo conocían tres personas: la propia Valenciano; el secretario de Organización, Óscar López; y el expresidente Felipe González. Zapatero, por tanto, ha estado al margen.
“Yo tenía y tengo una teoría: que los procesos en los partidos hay que hacerlos cuando marcan los plazos orgánicos. Lanzar un proceso de primarias antes de tiempo crea mucho ruido en el partido, nos endogamiza, y no era bueno. Me resistía como gato panza arriba a hablar de primarias. Había muchas cosas que tenía que hacer el partido: la primera es preocuparse de la gente de fuera. En ese diseño, que como secretario general anunciara mis planes era perfectamente contradictorio”, ha explicado.
No despeja su futuro
Rubalcaba no ha querido aclarar qué será de él a partir de julio ni si abandonará definitivamente la política después de casi tres décadas en diferentes cargos de primer nivel en los Gobiernos de Felipe y Zapatero y en los equipos de Almunia. “Mientras sea secretario general ejerceré de secretario general. Significa ser líder de la oposición y lo haré. Hasta que el PSOE decida qué persona me sustituye”, ha explicado. “Respecto a mi futuro después, tiempo tendremos de hablar”, ha añadido.
Por último, Rubalcaba también ha reflexionado en voz alta sobre el veredicto que las urnas han deparado para el bipartidismo. Un veredicto que, según su opinión, evidencia la triple crisis –social, territorial y política, que atraviesa España y que “afecta en estas elecciones a los dos partidos que encarnamos el centro o el sustento de ese sistema político que los ciudadanos prefieren en crisis y prefieren que cambie”. El fin hegemónico del bipartidismo se ha cobrado, de momento, una primera víctima, la del líder del PSOE. A partir de ahora se abre pues el juego interno del PSOE para los precandidatos a liderar el partido en estos tiempos de cólera ciudadana.
El tiempo político de Alfredo Pérez Rubalcaba ya tiene punto final. Será el próximo 19 y 20 de julio, días en los que el PSOE tendrá que elegir a su sucesor al frente de la silla de Pablo Iglesias y fijar una nueva hoja de ruta para el PSOE. El tremendo varapalo dado por las urnas al principal partido de la oposición ha hecho insostenible su continuidad por más tiempo. Rubalcaba tira la toalla y aunque sigue apostando por unas primarias abiertas para finales de año, todo queda en suspenso hasta que una nueva dirección del partido despeje el camino por el desierto. Eso sí, no dimite ahora ni habrá gestora y el actual aparato controlará la organización del Congreso extraordinario.