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Cifuentes gana 'su' final de la Champions a González en casa de Ana Botella
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aguirre no fue, gallardón se marchó corriendo

Cifuentes gana 'su' final de la Champions a González en casa de Ana Botella

Poner o no poner una gran pantalla en Sol el día que Atlético y Real Madrid se disputan la final de la Champions, protagonizaron el día de San Isidro.

Foto: Vicente del Bosque, Sáenz de Santamaría, Ana Botella, Ignacio González y Ruiz-Gallardón, durante la entrega de medallas. (Gtres)
Vicente del Bosque, Sáenz de Santamaría, Ana Botella, Ignacio González y Ruiz-Gallardón, durante la entrega de medallas. (Gtres)

Ni siquiera fue comentada la espantá de la expresidenta Esperanza Aguirre, que dejó su silla vacía el día grande de Madrid, donde muchos la ven como alcaldesa a partir de 2015, por acompañar a Alicia Sánchez-Camacho en un mitin en Cataluña. En el Palacio de Cibeles, todos los ojos estaban puestos en Ignacio González y Cristina Cifuentes, que ayer zanjaron la penúltima de las polémicas que han protagonizado en los últimos tiempos: el derbi Atlético-Real Madrid no se verá finalmente en una pantalla gigante desde la Puerta del Sol, como pretendía la Comunidad de Madrid.

El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, volvió a la que fue su casa hasta hace dos años y medio, pero se fue tan pronto como la alcaldesa entregó las Medallas de Oro del consistorio a los galardonados: Vicente del Bosque, Rafael Matesanz, Cáritas Diocesana de Madrid y la Fundación José Ortega y Gasset. Sin embargo, la protagonista indiscutible de la fiesta de Madrid fue Cristina Cifuentes, que no abandonó el Palacio de Cibeles hasta mucho tiempo después de que el ayuntamiento homenajeara a los galardonados. No hizo lo mismo el presidente de la Comunidad, que intentó firmar la pipa de la paz con la delegada del Gobierno mientras Botella se dejaba fotografiar con los premiados. El presidente de la Asamblea, José Ignacio Echevarría, estaba como testigo mientras González intentaba quitar hierro al asunto y le decía a la delegada que había que "aprender a separar el trabajo de la vida personal". Los gestos que propinaba la delegada hicieron entender a los curiosos que no les quitaban ojo que Cifuentes no estaba de acuerdo con las formas en las que había terminado la trifulca a costa de la final de la Champions que se celebrará el 24 de mayo en Lisboa.

Fuentes de la Comunidad de Madrid insistieron en que ellos simplemente pretendían juntar a las dos aficiones para que la capital fuese testigo del día grande del fútbol, ganase quien ganase. Además, hacen hincapié en que se le envió una carta a la Delegación del Gobierno pidiendo su beneplácito para colocar la pantalla gigante, pero se quejan de que el departamento dirigido por Cifuentes se limitara a pasar el balón a la Junta Electoral Provincial, que a su vez rechaza cualquier tipo de competencias en la materia.

Ignacio González y Cifuentes. (Gtres)
De hecho, la Junta Electoral sólo tiene potestad para controlar las manifestaciones que se efectúen hasta el viernes 23 de mayo las 00.00, justo cuando termina la campaña electoral y comienza la jornada de reflexión, el día que se celebra la final. Sin embargo, nadie quiere ponerle el cascabel al gato y cargar con la responsabilidad de ser ellos quienes autoricen la visión conjunta del partido ya que, si hay algún altercado en las celebraciones pospartido, nadie quiere asumir su parte de culpa. Vicente del Bosque optó por ponerse de lado en esta polémica y se limitó a asegurar a El Confidencial que él "en términos políticos no habla".

“Es la Delegación del Gobierno quien tiene que preparar el dispositivo de seguridad. Si la Comunidad sigue adelante y ese día pasa cualquier cosa, nos culparán de todos los incidentes”, aseguran a este diario altos cargos del Ejecutivo de González. Por su parte, la Delegación se mantiene firme en su postura: “Juntar a los hinchas de los dos equipos provocará un cóctel que estallará”.

El lapsus de Botella

El actual ministro de Justicia no fue el único miembro del Ejecutivo de Mariano Rajoy que acudió a la llamada de urgencia de Ana Botella tras las encuestas que, el día de la fiesta grande en la Comunidad de Madrid, vaticinaron la mayor debacle en las urnas de la historia del PP local. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, a la que Ana Botella se dirigió tras un pequeño lapsus en la tribuna como “Soraya Rodríguez de Santamaría”, también estuvo en Cibeles respaldando a la alcaldesa, a la que casi nadie en su partido ve como cabeza de cartel para las municipales de 2015. Botella estuvo arropada por todos sus colaboradores más cercanos.


Uno de los momentos más tensos de la mañana se vivió cuando Rouco Varela recogió el premio que Madrid concedió a Cáritas. Una concejal de Izquierda Unida, Milagros Hernández, abandonó su puesto hasta que cesaron los aplausos. Botella tampoco supo qué hacer cuando Estrella Morente, la cantante que cerraba el acto de presentación, le entregó una rosa al terminar su actuación en señal de agradecimiento por la invitación. La alcaldesa cedió la flor a la vicepresidenta, con la que estuvo charlando durante gran parte del acto.

En los corrillos tampoco pasaron desapercibidas peleas internas que vive el Partido Socialista de Madrid. De hecho, el líder regional, Tomás Gómez, abandonó Cibeles tan pronto como se oyeron los primeros aplausos a los galardonados. No pasó lo mismo con el diputado Antonio Carmona, uno de los firmes candidatos a suceder a Jaime Lissavetzky como cabeza de lista en Madrid, que estuvo de corrillo en corrillo hasta que la alcaldesa dio por concluida la fiesta. Eran ya más de las cinco de la tarde.

Ni siquiera fue comentada la espantá de la expresidenta Esperanza Aguirre, que dejó su silla vacía el día grande de Madrid, donde muchos la ven como alcaldesa a partir de 2015, por acompañar a Alicia Sánchez-Camacho en un mitin en Cataluña. En el Palacio de Cibeles, todos los ojos estaban puestos en Ignacio González y Cristina Cifuentes, que ayer zanjaron la penúltima de las polémicas que han protagonizado en los últimos tiempos: el derbi Atlético-Real Madrid no se verá finalmente en una pantalla gigante desde la Puerta del Sol, como pretendía la Comunidad de Madrid.

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