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El PP prefiere obtener una victoria ajustada por miedo a que el PSOE se desestabilice
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EL CIS CONFIRMA LA DOCTRINA ARRIOLA

El PP prefiere obtener una victoria ajustada por miedo a que el PSOE se desestabilice

La encuesta del CIS sobre las europeas ha puesto cifras a las previsiones que manejaba el PP la pasada semana y que serían los resultados casi ideales

Foto:  El candidato por el PP a las elecciones europeas, Miguel Arias Cañete. (EFE)
El candidato por el PP a las elecciones europeas, Miguel Arias Cañete. (EFE)

La encuesta preelectoral del CIS sobre los comicios europeos ha puesto cifras a las previsiones que ya manejaba el Partido Popular la semana pasada y que serían los resultados casi ideales para sus intereses: una victoria por 2,7 puntos frente al PSOE. El sondeo apuntala la doctrina de Pedro Arriola sobre la necesidad de dedicar la campaña a garantizarse el voto más fiel de los propios y olvidarse del ajeno. El PP no busca el trasvase y tampoco le conviene una derrota severa de los socialistas por si conlleva una desestabilización excesiva de Alfredo Pérez Rubalcaba.

“Las elecciones europeas se ganan o pierden por poco; ahora partimos con cierta ventaja después del lanzamiento de Arias Cañete, pero no hay que confiarse”, repiten en fuentes de la dirección antes y después del barómetro del CIS. La mitad de los encuestados que “probablemente” irá a votar sostiene que aún no ha decidido por quién inclinarse.

El Centro de Investigaciones Sociológicas se equivoca menos en los pronósticos sobre europeas que sobre generales. En los anteriores comicios, en 2009, pronosticó un empate entre populares y socialistas a 23 escaños que a la hora de verdad, en las urnas, se convirtió en una ventaja para el PP de dos eurodiputados y un 3,3% de los votos. Es casi la misma diferencia que establece ahora el sondeo preelectoral.


El PP aspira a obtener entre 20 y 21 escaños, sólo dos o tres menos que hace cinco años. Es la cifra que desde la sede de Génova han dado a los aspirantes a revalidar puesto en la Cámara de Bruselas, y la misma que apunta la encuesta oficial. En febrero reconocían que se conformaban con 20 y temían quedarse en 19. Ahora, la campaña de imagen sobre la mejora de la economía en la que se esfuerzan el Gobierno y el PP sobre la base de los primeros datos positivos en crecimiento y empleo de la legislatura los hace ser más optimistas.

Diferencias entre ambos aparte, los datos sobre intención de voto son muy malos para los dos grandes partidos. El PP pierde 8 puntos con respecto a las anteriores europeas, igual que el PSOE. La formación en el Gobierno aduce que han protagonizado dos años de recortes presupuestarios y subidas de impuestos y que no les ha dado tiempo para reconciliarse con su electorado en general.

Frente a la impopularidad cosechada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, los socialistas siguen sin hacer olvidar la etapa de Zapatero ni perfilan una alternativa clara de gobierno. Izquierda Unida crece a su costa pese a situarse ya en el borde del sistema. Es la parte del pronóstico del CIS que menos gusta en la Moncloa porque confirma lo que reflejan todos los sondeos y el propio ambiente interno entre los socialistas: que de no levantar cabeza pueden pasar a retroceder aún más.

El PSOE empezó por presentarse como vencedor de los comicios del 25 de mayo cuando Rubalcaba designó cabeza de lista a Elena Valenciano. Ningún sondeo avala esa esperanza y ahora perder por un solo escaño, siempre que lleguen al 30% de los votos (en generales se quedaron en el 28%), sería una derrota casi honrosa para los socialistas. En el PP no harían sangre. Cualquier cambio en el principal partido de la oposición es percibido como un factor de incertidumbre para sus intereses de partido y de inestabilidad para los del Estado.

En el PP ya conocen a Rubalcaba, dicen que demuestra sentido de Estado al menos en lo referente al desafío independentista en Cataluña y en la cuestión de la Monarquía. Cualquiera de los aspirantes a sucederle al frente del PSOE despierta recelos respecto a cuál sería su actitud en las dos cuestiones. Por eso prefieren que Rubalcaba mantenga el control del partido. Pero si pierde de forma clara, en vez de primarias para elegir candidato, los socialistas pueden entrar en una crisis interna con congreso extraordinario incluido. Por eso, puestos a elegir, en el PP se conforman con ganar por uno o dos escaños.

La encuesta preelectoral del CIS sobre los comicios europeos ha puesto cifras a las previsiones que ya manejaba el Partido Popular la semana pasada y que serían los resultados casi ideales para sus intereses: una victoria por 2,7 puntos frente al PSOE. El sondeo apuntala la doctrina de Pedro Arriola sobre la necesidad de dedicar la campaña a garantizarse el voto más fiel de los propios y olvidarse del ajeno. El PP no busca el trasvase y tampoco le conviene una derrota severa de los socialistas por si conlleva una desestabilización excesiva de Alfredo Pérez Rubalcaba.

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