La empresa que fichó al exvicealcalde de Madrid, sin rivales en una 'puja' en Móstoles

Cofely España S.A., la filial española del gigante energético GDF Suez, es la única compañía que queda en la puja por el mayor contrato público (alrededor de 70 millones de euros) que oferta el Ayuntamiento de Móstoles (PP) para mantener la gestión energética de todos los edificios municipales (unos 145) durante los próximos 12 años. Las otras dos empresas que aspiraban a ser las contratistas, la francesa Dalkia y la mostoleña Fulton, fueron apartadas de la puja el jueves por un error en las ofertas presentadas. El consistorio hará público el nombre de la empresa adjudicataria en los próximos días.

Hace justo un año, Cofely fichó al dimitido vicealcalde de Madrid, Miguel Ángel Villanueva, por “sus contactos y su conocimiento de la Administración Pública”, según detalló entonces abiertamente a El Confidencial un portavoz de la compañía. Era la primera vez que pisaba la alfombra de una empresa privada. Hombre del PP de toda la vida, empezó siendo militante en las Nuevas Generaciones muy joven. Siempre creció a la sombra del exalcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. De 1995 a 2004 fue diputado de la Asamblea de la capital.

En su época como delegado del área de gobierno de Economía, Empleo y Participación Ciudadana en el ayuntamiento, conoció a gran parte de los amigos que tiene en el mundo empresarial, con los que se reunió tras la salida precipitada del Palacio de Cibeles para buscar el acomodo que acaba de encontrar en la energética. Villanueva conoce profundamente las entrañas de la Comunidad de Madrid, donde ha sido portavoz y diputado del grupo parlamentario popular en la Asamblea de Madrid, y senador. En los últimos dos años, Cofely España ha mantenido una relación más fluida con la Comunidad que hoy dirige Ignacio González que con el ayuntamiento que heredó Ana Botella. Sólo en 2012, cerró al menos tres contratos con la Administración regional madrileña. En abril, la Consejería de Educación y Empleo le adjudicó el servicio de mantenimiento de las instalaciones de climatización y control de las oficinas por 190.828 euros.

Desde que Villanueva fichó como “asesor externo” por la filial española de la francesa, la compañía ha cerrado un contrato similar al que va a firmar en Móstoles con el Ayuntamiento de Parla. En este caso, la compañía resultó adjudicataria del contrato de servicios energéticos para diversas instalaciones municipales (edificios, alumbrado público y semáforos), un contrato que tendrá una vigencia “superior a 15 años” y cuya cifra de negocio roza los 55 millones de euros.

Buena sintonía entre ambos

Miguel Ángel Villanueva mantiene una estrecha relación con Daniel Ortiz, alcalde de Móstoles, según han confirmado a El Confidencial fuentes internas al PP de Madrid. Como el exvicealcalde de Madrid, Ortiz forma parte de esa generación de políticos que se afilió a las Nuevas Generaciones del PP con sólo 19 años, y con 22 ya era concejal de la oposición. En 2003, con el PP en el poder, asumió el área de Hacienda y poco después la concejalía de Presidencia. Con 35 años se convirtió en alcalde de Móstoles, siendo así el alcalde más joven de España entre las ciudades de más de 200.000 habitantes.

Prueba de la buena sintonía que existe entre ambos, Ortiz puso Móstoles a disposición de Madrid cuando la capital aspiraba a ser sede olímpica en 2020. El regidor mostoleño no se dirigió a la alcaldesa, Ana Botella, sino que trasladó a Villanueva “la disposición para que la segunda ciudad más importante de la región colabore en el proyecto olímpico del Comité Organizador”.

El exvicealcalde firmó su sentencia de muerte el 1 de noviembre de 2012, cuando dio por buenas las cifras de aforo que le coló el promotor de la fiesta de Halloween celebrada en un recinto de propiedad municipal en la que perdieron la vida cinco jóvenes. Lo exterminó una rueda de prensa de tres minutos, como él mismo repite a sus más allegados. Recolocarse, después de que la alcaldesa lo destituyera aparentemente por un presunto trato a favor por su parte a Miguel Ángel Flores, sólo le costó tres meses.