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Juan Moscoso: “La corrupción de la derecha nos daña más al PSOE en las encuestas”
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PRESENTA EL LIBRO ‘SER HOY DE IZQUIERDAS’

Juan Moscoso: “La corrupción de la derecha nos daña más al PSOE en las encuestas”

El diputado socialista Juan Moscoso acaba de publicar ‘Ser hoy de izquierdas’, un ensayo en el que reflexiona sobre la crisis de la socialdemocracia

Foto: Juan Moscoso es diputado del PSOE por Navarra y forma parte de la Comisión Ejecutiva Federal del partido. (Efe)
Juan Moscoso es diputado del PSOE por Navarra y forma parte de la Comisión Ejecutiva Federal del partido. (Efe)

El diputado socialista Juan Moscoso (Pamplona, 1966) acaba de publicar ‘Ser hoy de izquierdas’, un ensayo en el que reflexiona sobre la crisis de la socialdemocracia y traza el camino que su partido debe seguir para volver a ilusionar. Prologado por Alfredo Pérez Rubalcaba y un epílogo de Felipe González, el libro tampoco ahorra críticas a algunos de los errores de los gobiernos del PSOE, que no actuaron de forma eficaz para frenar la burbuja inmobiliaria ni supieron cambiar un modelo económico que, con la llegada de la crisis, fue letal.

PREGUNTA. ¿Se puede entender este libro en la clave de alguien que quiere aspirar a las primarias del PSOE?

RESPUESTA. No. Es un libro que quiere contribuir a enriquecer el debate en esta etapa en la estamos inmersos los socialistas españoles -sobre todo después de la Conferencia Política- en la que hemos renovado nuestro proyecto y que todavía no hemos terminado. Pero el libro no tiene segundas, si se me permite la expresión.

P. ¿Se descarta entonces para ese proceso de primarias?

R. Es que no va de eso. El futuro no está escrito.

P. El libro contiene cierta dosis de autocrítica con los últimos años de gobierno de la izquierda. Señala, por ejemplo, que “en la embriaguez de la burbuja” se dijera aquello de que bajar impuestos era de izquierdas.

R. Yo no creo que subir o bajar impuestos sea o no de izquierdas. Todo depende de cómo y en qué contexto. En aquel momento fue un error. Este país, y yo el primero, cometió un profundo error de consecuencias dramáticas. Entre el año 1993 y 2008, en esos quince años de crecimiento económico, hemos consagrado un ciclo económico completo a un modelo de crecimiento insostenible y que, al derrumbarse, ha provocado un destrozo mayor sobre nuestra economía del que hubiera causado la crisis en otras circunstancias.

En España, por ejemplo, hemos destruido ocho puntos de PIB y en Italia, nueve. En Italia, con una economía mucho más grande que la española y destruyendo más PIB, han desaparecido un millón de empleos mientras que, en España, destruyendo un punto menos de PIB y siendo más pequeña, hemos destruido cuatro millones de empleos. Eso quiere decir que lo que construimos en ese ciclo era mucho más endeble y con fundamentos económicos mucho menos rigurosos de lo que se hizo en el resto de Europa y del mundo. Nadie fue capaz de hacer un diagnóstico verosímil de lo que estaba pasando. Y es algo que tenemos que reconocer y analizar porque si no realizamos un diagnóstico de lo que ha pasado va a ser difícil consensuar una salida pactada. La salida que estamos viviendo ahora es una salida no pactada que está rompiendo, además, el pacto social y el pacto constitucional que apostaba por un país cohesionado en el que primara el principio de igualdad.

P. ¿Cuánto tiempo de travesía en el desierto le queda por recorrer al PSOE?

Los votantes se asquean con las instituciones y aunque la corrupción y los escándalos sean de la derecha, al final, salimos también tocados

R. Estamos atravesando bien el desierto. Yo creo que la labor que está haciendo Rubalcaba es ejemplar. Ha sido todo un reto asumir el partido en el momento en el que lo asumió. Hay que recordar que mucha gente nos daba por liquidados. Hemos ido cubriendo todas las etapas que se nos planteó como objetivos. Hemos hecho la conferencia política, hemos renovado mucho el discurso y en las encuestas empezamos a estar mejor. Estamos cambiando el partido, abriéndolo, habrá primarias. Está siendo un ejercicio saludable. Pero no por correr más se hace más creíble. Estos mensajes hay que asimilarlos, los ciudadanos tienen que recuperar la confianza.

¿Cuánto va a durar esa travesía? No lo sé, los ciudadanos dirán. Pero yo creo que son conscientes de que hay dos modelos de sociedad distintos y legítimos. No es verdad que seamos lo mismo. A mucha parte de la izquierda que sale a la calle a protestar y decir que somos lo mismo yo les suelo decir que todo eso que están reivindicando son conquistas, casi todas, que han sido fruto de gobiernos socialistas.

P. En el libro señala que la izquierda debe romper con prácticas y actitudes dominantes en más de tres décadas de democracia. ¿A qué prácticas se refiere?

R. Creo que las exigencias por parte de los votantes de izquierda a los partidos de izquierda son mayores que a los partidos de derecha y se está viendo cada día. Es más, como suele decir Rubalcaba, incluso cuando aparecen casos de corrupción graves en la derecha nos hace más daño a nosotros que a ellos en las encuestas. Los votantes se asquean con las instituciones y aunque la corrupción y los escándalos sean de la derecha, al final, salimos también tocados por ser parte del tejido institucional.

En este país, los partidos políticos han funcionado de manera muy opaca e incluso clientelista durante muchísimo tiempo. La izquierda debe ser ejemplar. Ejemplar en sus comportamientos, en sus procesos de selección de cuadros, en sus actitudes, en su manera de gobernar y de hacer política. Ser transparente significa abrirse a los ciudadanos. Abrirse para que te miren y para que se pueda entrar y salir de la política con más fluidez. El PSOE debe ser la vanguardia en esas actitudes.

P. ¿Teme que las europeas se conviertan en un voto de castigo a los dos grandes partidos?

R. Las elecciones europeas suelen ser un voto de castigo y es una buena oportunidad para castigar al PP que no está haciendo absolutamente nada de lo que prometió hacer cuando estaba en la oposición. Prometieron no tocar las pensiones, la educación, la sanidad, no hacer una reforma del mercado de trabajo y lo están haciendo todo.

Son las primeras elecciones europeas en la que los ciudadanos españoles y europeos son conscientes de que en Europa se toman decisiones importantísimas. En Europa se deciden las bases de las que dependen las políticas sociales y la creación de empleo. Y que esas políticas, la mayoría de los gobiernos de derechas las han llevado por una ruta que es la de la austeridad. Ese es el segundo gran error. Es lo que se está demostrando en Francia, que hace falta algo más que ganar en Francia. Ganar en el Parlamento Europeo y reforzar la gobernanza económica, recuperar el control político de la economía.

P. ¿Recuperar ese orgullo de ser izquierdas implica reconciliarse con el legado final de los gobiernos de Zapatero?

El Gobierno de Zapatero fue brillantísimo en todo aquello que era competencia pura nuestra, pero, en aquel momento en el que nadie veía la crisis que se estaba gestando, tampoco se era consciente de que habíamos perdido el control de la economía

R. El tiempo pone todo en su lugar. Salimos muy mal del gobierno en 2011 y el país estaba en una situación de crisis social, económica e institucional muy grave. Creo que tenemos que ser razonables a la hora de entrar en celebraciones. El Gobierno de Zapatero fue brillantísimo en todo aquello que era competencia pura nuestra (libertades civiles, derechos…) pero, en aquel momento, en el que nadie veía la crisis que se estaba gestando tampoco se era consciente de que habíamos perdido el control de la economía desde los estados nación.

No creo que haya que reconciliarse porque todos fuimos parte de aquello de una manera u otra. Por eso, es importante hacer un análisis colectivo de lo que ocurrió en España y en Europa porque hemos perdido mucho tiempo, muchas energías y cuatro millones de empleos. Es absurdo echarle la culpa de esto al gobierno de Zapatero.

P. Señala también que lo que pasó entre mayo de 2010 y noviembre de 2011 constituye una “barrera psicológica que todavía debe ser superada”...

R. Quizás en aquel momento se podrían haber hecho otras cosas como haber convocado elecciones pero eso podría haber tenido un efecto desestabilizador mucho más grave para la economía. Yo creo que lo que hizo Zapatero fue un gran gesto de responsabilidad, de tomar decisiones difíciles. Era el único que sabía y tenía toda la información y conocía la gravedad de lo que estaba pasando y hasta qué punto estuvimos al borde de la intervención o no. Ahora que vemos lo que ha conseguido el PP en tres años, que el déficit público sigue siendo el mismo, que la prima de riesgo ha tardado tres años en volver a donde estaba, nos damos cuenta de que aquel gobierno no lo hizo tan mal como nos lo quisieron hacer ver. No había una solución mágica ni era tan sencillo.

P. ¿Si el PSOE gana las europeas, Rubalcaba se presentará a las primarias?

R. No lo sé. Eso lo tiene que decir él. Yo le veo en plena forma. Es nuestro mejor político, sin duda. Y yo creo que él podrá hacer lo que quiera. Decida lo que decida yo le apoyaré.

P. ¿Su edad no es un hándicap para la renovación de la izquierda?

R. Yo creo que hay que hacer un relevo generacional paulatino y se está haciendo. Tampoco creo en los relevos generacionales como un fin en sí mismo. En Estados Unidos ahora van a tener, probablemente, de género pero con una mujer, Hillary Clinton, que cuando llegue a la Casa Blanca tendrá casi 70 años y nadie lo critica. La edad no es un factor y menos para una persona, como Rubalcaba, que tiene 63 años.

El diputado socialista Juan Moscoso (Pamplona, 1966) acaba de publicar ‘Ser hoy de izquierdas’, un ensayo en el que reflexiona sobre la crisis de la socialdemocracia y traza el camino que su partido debe seguir para volver a ilusionar. Prologado por Alfredo Pérez Rubalcaba y un epílogo de Felipe González, el libro tampoco ahorra críticas a algunos de los errores de los gobiernos del PSOE, que no actuaron de forma eficaz para frenar la burbuja inmobiliaria ni supieron cambiar un modelo económico que, con la llegada de la crisis, fue letal.

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