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Salvar a Rubalcaba, consigna de Rajoy para evitar males mayores en asuntos de Estado
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el pp prefiere que siga por interés electoral

Salvar a Rubalcaba, consigna de Rajoy para evitar males mayores en asuntos de Estado

 Mariano Rajoy no remató a Alfredo Pérez Rubalcaba en el debate sobre el estado de la nación, Alfonso Alonso no quiso hacer sangre ante la abstención

Foto: Los diputados socialistas aplauden al secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. (Efe)
Los diputados socialistas aplauden al secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. (Efe)

Mariano Rajoy no remató a Alfredo Pérez Rubalcaba en el debate sobre el estado de la nación, Alfonso Alonso no quiso hacer sangre ante la abstención del PSOE en la propuesta sobre la unidad de España y Soraya Sáenz de Santamaría considera sobre el mismo asunto que “corresponde a los socialistas explicar su posición”. El PP sigue la consigna de cargar lo imprescindible contra el jefe de la oposición. Quiere que siga en el cargo por su sentido de Estado en algunos asuntos (ETA y Monarquía) y porque encarna la herencia del zapaterismo hasta anular cualquier posible trasvase de voto al PSOE.

“Sólo le ha faltado rematarlo”, comentaba en los pasillos del Congreso un veterano diputado y ex alto cargo del PP después del mano a mano entre Rajoy y Rubalcaba. "¿Para qué, más vale que siga?", le replicó un compañero de escaño. El presidente del Gobierno se limitó a leer algunas de las previsiones económicas que hacía en 2010 el entonces vicepresidente del Ejecutivo y a vincularlo con la ruinosa herencia que dejó el anterior Gobierno. No tocó los problemas internos en el Partido Socialista.

En el Grupo Popular están convencidos de que cualquier proceso sucesorio que se precipite en el PSOE será un problema añadido para el Gobierno, para el partido y hasta para la estabilidad institucional ante lo que queda de legislatura.

Hilo directo con Rajoy sobre Cataluña y ETA

En fuentes del Ejecutivo reconocen que el presidente del Gobierno mantiene hilo directo con el secretario general del PSOE en los asuntos más fundamentales: la lucha antiterrorista, desde el principio, y,ahora, el desafío separatista de los nacionalistas catalanes. También recuerdan la aportación decisiva que el dirigente socialista ha hecho en esa materia: su papel en la retirada del PSC del frente independentista al que ya se apuntaba con CiU, ERC, ICV y la CUP para exigir la consulta.

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El Grupo Popular presentó en el debate sobre el estado de la nación un texto en forma de resolución para que el Congreso se reafirmara en la vigencia de la Constitución, la unidad de España y el rechazo a la consulta secesionista en Cataluña. Los socialistas amagaron con negociar, pero decidieron abstenerse, que era la posición acordada con los diputados del PSC.El PSOE defendió su particular propuesta de reforma federal de la Constitución para no alinearse ni con el PP ni con los partidos nacionalistas de la Cámara.

El portavoz del Grupo Popular, Alfonso Alonso, se limitó a dejar constancia del desmarque, pero no hizo sangre. Lo mismo hizo la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría: “Que lo expliquen ellos”.

En fuentes gubernamentales reconocen que no quieren presionar a Rubalcaba. Saben lo que le cuesta mantener unido a su grupo y confían en que impongala disciplina de voto entre sus filas para cuando llegue la hora de la votación formal en Congreso sobre la consulta independentista.

El Parlamento catalán y CiU tienen presentadas sus iniciativas para exigir en la Cámara la cesión de competencias en la materia y el PP espera sumar a sus votos en contra los del PSOE (con PSC), UPyD y varios diputados del Grupo Mixto: el 85%de la Cámara. “Esa es la votación importante y en la que contamos con Rubalcaba”, apuntan en los citados medios.

En el PP también confían en que el secretario general del PSOE frene el empeño de los socialistas navarros en apoyarse en Bildu para terminar con el Gobierno de Yolanda Barcina, aunque sólo sea por el propio interés pre-electoral de los socialistas ante la convocatoria de los comicios europeos.

Para cualquiera de esos conflictos, en el partido en el poder no quieren ni pensar lo que supondría tener al frente del PSOE a algunos de los previsibles aspirantes a la sucesión de Rubalcaba, como es el caso de Patxi López o Eduardo Madina. La reacción de este último ante las primeras noticias sobre la moción de censura en Navarra fue definitiva: “Es hora de abrir un tiempo nuevo”.

Como Fraga en los tiempos de Felipe González

Alfredo Pérez Rubalcaba es en 2014 para el PP el equivalente a lo que supuso Manuel Fraga para el PSOE en tiempos de Felipe González: un buen interlocutor en algunos asuntos de Estado (ETA) y una garantía electoral porque es incapaz de captar votos.

Lastrado por su pasado y al encarnar la herencia de un Gobierno incompetente ante la crisis económica y que llevó al país a la ruina, el dirigente socialista no consigue recuperar votos por la izquierda ni recoger descontentos por el centro. El mejor ejemplo lo deja la encuesta del CIS sobre el debate del estado de la nación: sólo le da por ganador el 14%de los encuestados. Pero más grave resulta que para el 80%no está capacitado para gobernar.

Mariano Rajoy no remató a Alfredo Pérez Rubalcaba en el debate sobre el estado de la nación, Alfonso Alonso no quiso hacer sangre ante la abstención del PSOE en la propuesta sobre la unidad de España y Soraya Sáenz de Santamaría considera sobre el mismo asunto que “corresponde a los socialistas explicar su posición”. El PP sigue la consigna de cargar lo imprescindible contra el jefe de la oposición. Quiere que siga en el cargo por su sentido de Estado en algunos asuntos (ETA y Monarquía) y porque encarna la herencia del zapaterismo hasta anular cualquier posible trasvase de voto al PSOE.

Alfredo Pérez Rubalcaba Eduardo Madina
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