ETA condiciona su disolución definitiva a un compromiso del Gobierno con sus presos
ETA efectuará en las próximas horas una entrega parcial de su armamento. Será un gesto histórico, inédito en la historia de la ETA actual, pero los expertos de la lucha antiterrorista rebajan su trascendencia antes de que se produzca.
ETA efectuará en las próximas horas una entrega parcial de su armamento. Será un gesto histórico, inédito en la historia de la ETA actual, pero los expertos en la lucha antiterrorista rebajan su trascendencia antes de que se produzca. Según fuentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado, la banda utilizará este desarme parcial para demostrar que está dispuesta a disolverse por completo, pero condicionará la eliminación de sus estructuras y la entrega del resto de armas y explosivos a un compromiso en firme del Gobierno para excarcelar de forma progresiva a sus más de 500 reclusos.
ETA ha organizado una intensa agenda en las próximas horas para tratar de amplificar la resonancia de este paso, esperado desde que anunció en octubre de 2011 el cese definitivo de su actividad armada. La propia banda terrorista se encargó de alimentar la expectación que se ha generado en los últimos días en torno a su desarme con la reciente difusión de un comunicado en el que prometía que haría “aportaciones significativas sin tardar”.
A las 14 horas, en el salón Imperial del Carlton de Bilbao
La estrategia de la banda comenzará a representarse hoy a las 14 horas en el salón Imperial delhotel Carlton de Bilbao, sólo unos minutos antes de que empiecen los telediarios. Los seis miembros de la Comisión Internacional de Verificación (CIV), creada por ETA para tratar de conseguir que el Gobierno se sentara a negociar, comparecerán en una conferencia de prensa leída y sin preguntas. Fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por este diario aseguran que el líder de la CIV, Ram Manikkalingam, de Sri Lanka, anunciará la voluntad de la organización terrorista de iniciar su proceso de desarme de forma inmediata y exigirá al Gobierno de Mariano Rajoy que responda a esa decisión con pasos decididos para afianzar el fin del terrorismo, especialmente, con medidas encaminadas a facilitar el acercamiento y excarcelación de los reclusos de la organización terrorista.
Lasiguiente fase corresponderá a ETA, según las mismas fuentes. Tras la intervención de la CIV, la banda difundirá un nuevo comunicado para anunciar su intención de comenzar su desarme. Previsiblemente, revelará las coordenadas geográficas en las que se encuentra uno de sus zulos para que sea encontrado e intervenido por las Fuerzas de Seguridad. La banda hizo hace meses un inventario de todo el arsenal que aún siguen en su poder y lo agrupó en tres escondites en suelo francés. No se descarta que ETA también difunda un vídeo que grabó hace un año en el que se vería a varios etarras procediendo al sellado simbólico de uno de sus zulos.
Pero la banda también quiere aprovechar este movimiento para lanzar un nuevo ultimátum al Gobierno, afirman las fuentes consultadas. En el mensaje que lanzará para acompañar la eliminación de uno de sus zulos, la dirección de ETA advertirá que tanto la entrega del resto de sus armas como la desmovilización de los apenas 15 miembros que en la actualidad integran su aparato militar quedarán condicionadas a que el Ejecutivo de Mariano Rajoy garantice el acercamiento a prisiones del País Vasco de sus más de 500 reclusos y a estudiar individualmente la mejora de sus respectivos regímenes penitenciarios. Esa es la principal y casi única preocupación de ETA en estos momentos.
Un gesto para elevar la presión sobre el Gobierno
Por ese motivo, los expertos en la lucha antiterrorista reducen el alcance de esa novedad. Consideran que la entrega parcial de su armamento sólo busca elevar la presión sobre Moncloa para que acceda a revisar la situación de sus presos, algo que el Ejecutivo del Partido Popular ha negado hasta ahora, pese a la insistencia de la izquierda abertzale y el Gobierno vasco. También recuerdan que, aunque las armas siguieran en poder de ETA, hace tiempo que sus miembros perdieron la capacidad operativa necesaria para poder utilizarlas. Además, cuestionan el estado en el que se encuentran las sustancias químicas para la fabricación de artefactos explosivos.
El propio Ministerio del Interior ha subrayado en las últimas semanas que no le concederá ningún valor a esta inmediata entrega parcial de armas. “El Gobierno no va a contribuir a ninguna teatralización de ETA”, declaró ayer desde París el máximo responsable de la cartera, Jorge Fernández Díaz. “Desarmarse es muy fácil, basta con dar por ejemplo las geolocalizaciones en las que se encuentran sus zulos”, zanjó.
El mecanismo que ha puesto en marcha la banda para desprenderse de su armamento guarda grandes similitudes con el que utilizó en su día el IRA para efectuar el mismo proceso. La organización terrorista norirlandesa también utilizó observadores internacionales para que acompañaran su proceso de disolución y un equipo de verificadores supervisó la eliminación de sus armas. Su dirección fue desprendiéndose progresivamente de todos sus almacenes de explosivos. Pero el caso del IRA aporta una clave que también podría reproducirse: desde que la dirección de la banda norirlandesa anunció oficialmente su decisión de entregar sus arsenales hasta que se confirmó la destrucción total de todos ellos transcurrieron seis años (1999-2005). Hay otra moraleja: la disolución del IRA provocó de forma casi inmediata la aparición de al menos cuatro escisiones de esa organización terrorista.
ETA efectuará en las próximas horas una entrega parcial de su armamento. Será un gesto histórico, inédito en la historia de la ETA actual, pero los expertos en la lucha antiterrorista rebajan su trascendencia antes de que se produzca. Según fuentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado, la banda utilizará este desarme parcial para demostrar que está dispuesta a disolverse por completo, pero condicionará la eliminación de sus estructuras y la entrega del resto de armas y explosivos a un compromiso en firme del Gobierno para excarcelar de forma progresiva a sus más de 500 reclusos.