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175 aniversario del restaurante Lhardy de Madrid
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175 aniversario del restaurante Lhardy de Madrid

Lunes. 17 de febrero. El restaurante Lhardy de Madrid celebra su 175 aniversario y a la cita acuden numerosos rostros conocidos del mundo del artisteo. Muchos

Lunes. 17 de febrero. El restaurante Lhardy de Madrid celebra su 175 aniversario y a la cita acuden numerosos rostros conocidos del mundo del artisteo. Muchos de ellos formaban parte de la troupe de Almodóvar, pero poco a poco han seguido los cantos de sirena de Alaska y su marido, Mario Vaquerizo, también presentes. La ocasión bien merecía la pena una buena fiesta. Después de una exclusiva cena y entre copa y copa, que menos que un cigarrillo. Eso sí, la ley antitabaco no es muy permisiva a que este placer para algunos y calvario para otros se desarrolle en el interior de locales cerrados. No importa. Nadie les ve. Aunque las fotos que ilustran lo bien que se lo pasaron deja al descubierto la gamberrada de aquellos que desarrollaron sus artes al amparo de la Movida Madrileña.

La citada televisiva pareja compartió mesa y mantel con Antonia San Juan, su chico Luis Miguel Seguí, David Delfín, Laura Caballero, Elena Benarroch, Juan Gatti o Topacio Fresh. No dudaron en arropar el aniversario de este local que, 175 años después de su i9nauguración, todavía puede considerarse de moda. A él acuden, además de los ya nombrados con cierta asiduidad, celebrities internacionales de paso por la capital. Y es que en este restaurante, además de la intimidad que persiguen algunas de las estrellas, sus propuestas gastronómicas son uno de sus mayores encantos. Aunque haya que salir fuera para el cigarrito de después. 

Lunes. 17 de febrero. El restaurante Lhardy de Madrid celebra su 175 aniversario y a la cita acuden numerosos rostros conocidos del mundo del artisteo. Muchos de ellos formaban parte de la troupe de Almodóvar, pero poco a poco han seguido los cantos de sirena de Alaska y su marido, Mario Vaquerizo, también presentes. La ocasión bien merecía la pena una buena fiesta. Después de una exclusiva cena y entre copa y copa, que menos que un cigarrillo. Eso sí, la ley antitabaco no es muy permisiva a que este placer para algunos y calvario para otros se desarrolle en el interior de locales cerrados. No importa. Nadie les ve. Aunque las fotos que ilustran lo bien que se lo pasaron deja al descubierto la gamberrada de aquellos que desarrollaron sus artes al amparo de la Movida Madrileña.