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El aborto llega al 'NYT' sin que Rajoy consiga imponer silencio entre los suyos
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El aborto llega al 'NYT' sin que Rajoy consiga imponer silencio entre los suyos

Una semana después de que Rajoy pidiera silencio y discreción a los suyos, el debate interno -y externo- en torno a la ley del aborto sigue al rojo vivo

Foto: Alberto Ruiz-Gallardón y Mariano Rajoy,. (Efe)
Alberto Ruiz-Gallardón y Mariano Rajoy,. (Efe)

Una semana después de que Rajoy pidiera silencio y discreción a los suyos, el debate interno -y externo- en torno a la ley del aborto sigue al rojo vivo y sin apaciguarse dentro de la familia popular. Muchos de los dirigentes populares críticos con el texto siguen sin encauzar sus discrepancias por los cauces de la discreción que ordenó Rajoy en el último Comité Ejecutivo del PP y, mientras, el tema llega esta semana en forma de ‘patata caliente’ hasta la primera sesión de control al Gobierno del año, en la que Rajoy, Sáenz de Santamaría, Gallardón y Mato deberán defender el proyecto ante las preguntas de la oposición.

El Ministerio de Justicia no aclara si Gallardón ha atendido ya a puerta cerrada o por teléfono a los barones y dirigentes críticos que, desde Navidad, han mostrado sus reservas sobre el proyecto. Sobre todo, con la supresión de la malformación del feto como supuesto legal para la interrupción del embarazo. Todo se quiere hacer con la máxima de la discreción, tal y como pidió el presidente, aunque algunos de los que más abiertamente han disentido de la reforma confirman en privado que todavía no han tenido ninguna conversación con él. Y mientras, el debate se internacionaliza hasta el punto de que incluso el influyente The New York Times editorializaba ayer en contra de una reforma que, según el rotativo, obligaría a muchas mujeres a salir de España para abortar y que, añadía, solo había encontrado el apoyo en Europa de formaciones como la de Jean Marie Le Pen, ex líder de la extrema derecha francesa.

El equipo de Gallardón quiere encauzar todas estas discrepancias dentro del amplio número de informes que el anteproyecto tiene que recibir todavía y en los que se podrán posicionar, de forma oficial, las comunidades autónomas más reticentes, incluida Extremadura o Galicia, y los grupos nacionalistas que gobiernan en Cataluña, País Vasco y Canarias. De momento, el Ministerio ya ha enviado el borrador, entre otros órganos consultivos, al Consejo de Estado, el Consejo General del Poder Judicial y el Consejo Fiscal. También, a los Ministerios de Sanidad y Educación, al Consejo General de Colegios de Médicos y al de los Colegios de Enfermería, a la Comisión Nacional de la Discapacidad y a la Agencia Española de Protección de Datos. Preguntada al respecto, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría aseguró este viernes, tras el Consejo de Ministros, que las respuestas de estos órganos serán “un buen elemento” para acercar posturas. “Si el proyecto es aprobado, España se convertirá en el primer miembro de la Unión Europea en retirarse de una tendencia de décadas de duración hacia un aborto seguro y legal”, señalaba el periódico.

La iniciativa de Gallardón, sigue sin embargo, careciendo -y he ahí su punto más débil- de un apoyo sólido de parte de los suyos, que han optado, al menos hasta ahora, por un pretendido perfil bajo en la defensa del borrador inicial presentado por el Gobierno o que, en los casos más díscolos, como el del barón extremeño, José Antonio Monago, han optado por la presión para intentar paralizar el proyecto hasta que no haya acuerdo. Hay que recordar que, en este contexto, otras voces relevantes del partido ya dudan incluso de que la reforma llegue a ver finalmente la luz, tal y como publicó este diario.

En este mar de ruido interno, ya fue el propio Gallardón quien expuso ante sus compañeros que lo que estaba en juego era si la izquierda era la única que tenía “el monopolio” moral en este tema que “impide que los demás puedan entrar en esos asuntos”. Una opinión que ha vuelto a suscribir esta misma semana el portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Jaime Mayor Oreja, quien señaló este jueves que su partido está perdiendo este debate “por incomparecencia”. “Solo hablan unos y los demás no hablamos”, criticó para señalar que eso está cambiando, aunque muy lentamente. “Hasta dentro del propio partido haya gente que todavía dude de la importancia de la trascendencia de la dignidad de la persona y del ser más débil e indefenso que es el ser humano no nacido”.

Sea como fuere, por primera vez las costuras internas dentro del Partido Popular han empezado a resquebrajarse sin que siquiera su propia intervención para pedir silencio y ordenar discreción haya servido para parar la revuelta. Un debate interno más profundo de lo que se podía esperar en un primer momento y que llega justo cuando nuevas formaciones políticas como Vox, encabezada por Santiago Abascal y Ortega Lara, nacen con la intención de comer terreno al PP en su espectro más ideológico.

Una semana después de que Rajoy pidiera silencio y discreción a los suyos, el debate interno -y externo- en torno a la ley del aborto sigue al rojo vivo y sin apaciguarse dentro de la familia popular. Muchos de los dirigentes populares críticos con el texto siguen sin encauzar sus discrepancias por los cauces de la discreción que ordenó Rajoy en el último Comité Ejecutivo del PP y, mientras, el tema llega esta semana en forma de ‘patata caliente’ hasta la primera sesión de control al Gobierno del año, en la que Rajoy, Sáenz de Santamaría, Gallardón y Mato deberán defender el proyecto ante las preguntas de la oposición.

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