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La división pública en el PP sobre el aborto cuestiona ya el futuro de la ‘ley Gallardón’
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VOCES RELEVANTES CREEN QUE NO VERÁ LA LUZ

La división pública en el PP sobre el aborto cuestiona ya el futuro de la ‘ley Gallardón’

En solo una semana, el anteproyecto de ley del aborto de Alberto Ruíz-Gallardón ya ha hecho saltar las primeras costuras dentro del Partido Popular

Foto: El ministro de Justicia, Alberto Ruíz-Gallardón, en la presentación del anteproyecto de ley sobre el  aborto (Reuters).
El ministro de Justicia, Alberto Ruíz-Gallardón, en la presentación del anteproyecto de ley sobre el aborto (Reuters).

En sólo una semana, el anteproyecto de ley del aborto de Alberto Ruíz-Gallardón ha hecho saltar las primeras costuras dentro del Partido Popular, que ni es tan monolítico como se puede pensar ni, mucho menos, va a cerrar filas de forma unánime en torno a la primera propuesta presentada por el ministro de Justicia. Y eso a pesar de que Gallardón aseguró, el pasado viernes, que no había “ninguna sola divergencia”, en el seno del Ejecutivo en torno a este proyecto de profundo calado político y moral. Algunas voces del partido dudan ya, incluso, de que la ley vaya a ver la luz. Al menos, en su forma actual.

Quizá las divergencias no se aprecien todavía dentro del Gobierno, pero sí que empiezan a ser públicas en el resto del partido. Sobre todo, en las últimas horas, en las que varios dirigentes y cargos públicos relevantes han empezado a cuestionar algunos de los pormenores de la ley. Principalmente, la desaparición de la malformación del feto como supuesto legal despenalizado para la interrupción del embarazo, tal y como se recogía en la ley de 1985. Ayer, un destacado dirigente del PP madrileño llegaba a expresar en privado lo que otros opinan, que esta ley difícilmente verá la luz tal y como se ha presentado: “Está por ver que salga adelante”, reconocían las citadas fuentes del PP.

Otros, en público, empezaron a mostrar serias discrepancias con el texto como la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, figura emergente del partido; el presidente del PP de Guipúzcoa, Borja Semper; el alcalde de Valladolid, Francisco León de la Riva, ginecólogo de profesión, o la primera edil de Zamora, Rosa Valdeón, que se mostró “preocupada” por el texto. Otras, como Celia Villalobos, todavía no se han pronunciado aunque su posición contraria al cambio en este aspecto es de sobra conocida.

Concentración contra la reforma del aborto frente a Justicia. (EFE)Dejar caer la ley sería tanto como dejar caer a Gallardón. Hipótesis que, de momento, no parece dibujarse ni en el horizonte de Moncloa ni en la estrategia política del ministro. Lo que sí podría ocurrir, como creen en otros sectores del PP, es que la ley pueda ser modificada en algunos aspectos sustanciales a lo largo del camino que acaba de comenzar a recorrer. Hay que recordar que, en las próximas semanas y meses, deberán pronunciarse y emitir respectivos informes los órganos consultivos. Entre ellos, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el Consejo de Estado, en donde tendrán que posicionarse, entre otros, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y su antigua número dos, María Teresa Fernández de la Vega, o los Colegios de Médicos. Estos informes no son vinculantes pero podrían reorientar la reforma antes de que vuelva a pasar por el Consejo de Ministros rumbo a las Cortes, donde, en última instancia, se podrían producir más cambios si el PP pacta con otras formaciones del centro-derecha o con los grupos nacionalistas para que la reforma tenga el mayor consenso posible como acostumbra pedir a sus ministros Mariano Rajoy.

Abiertos a cambios

Esa mano abierta al consenso y, por tanto, abierta a importantes cambios, es la que ha tendido ya Iñaki Oyarzabal, secretario general del PP vasco y, también, secretario de Justicia, Derechos y Libertades del partido. Oyarzabal explicó ayer que su partido tiene una “disposición abierta” a buscar puntos de encuentro con otras formaciones y aseguró que la reforma quiere “corregir algunas equivocaciones que se cometieron en la realizada por el Gobierno de Zapatero” así como responder al “anhelo de una parte muy importante de esta sociedad que viene reclamando la defensa de la vida”.

Su compañero de filas, el guipuzcoano Borja Semper fue incluso más lejos al reclamar que los diputados y senadores del PP puedan votar “en conciencia” y con libertad de voto lo que consideren respecto a esta ley. Propuesta similar a la que, desde el PSOE, ha pedido Elena Valenciano, por carta, a las parlamentarias conservadoras.

“Afinar” el supuesto de malformaciones

Semper, que forma parte de esa nueva generación de políticos mucho más moderados que se ha hecho con las riendas del PP vasco explicó ayer, en declaraciones a EFE, que algunos aspectos de la reforma “no le gustan” y pidió “afinar un poco más” la no inclusión de las malformaciones del feto como supuesto despenalizado para interrumpir el embarazo. “Hay situaciones muy dramáticas para muchas parejas que tienen que afrontar una situación extrema cuando un médico les dice que el feto tiene malformación”. “Someterles a un proceso en el que hay que pedir dos opiniones de médicos, creo que es especialmente complicado y dramático para una pareja. Hay que perfeccionarlo y hacer menos doloroso ese proceso para las parejas que afrontan una noticia tan dura y complicada”, añadió.

El portavoz del PP en el Parlamento Vasco, Borja Sémper. (EFE)Argumentos parecidos a los que, desde Valladolid, expresó su alcalde, Francisco León de la Riva, quien no se suele caracterizar por la moderación de sus opiniones. A su juicio, aunque se posicionó ayer de acuerdo con la mayor parte del texto de Gallardón, dio por sentado que el anteproyecto será “mejorado” en el tema de las malformaciones. “Sería un error obligar a la madre a seguir embarazada hasta el final”, explicó. Así, citó el caso de los fetos anencefálicos, que son “incompatibles con la vida” y en los que “un aborto podría estar justificado”.

Cifuentes, nueva ala ‘progre’ del PP

Quien más estruendo hizo ayer en su posicionamiento público a favor de una ley de plazos y no de supuestos fue la madrileña Cristina Cifuentes, que combina a partes iguales la mano de hierro contra los manifestantes con guiños hacia el ala progresista del partido ahora que esta posición parece haber sido abandonada por el ministro de Justicia. “Personalmente mi posición no coincide con la opinión mayoritaria del partido, pues estoy más de acuerdo en hacer una regulación de plazos pero tengo que aceptar la medida que ha tomado el partido”, respondió en una entrevista a Radio Nacional de España. A su juicio, es un “tema muy complicado” que afecta “mucho a toda la sociedad” y provoca “una división grande”.

En este sentido, reiteró que la ley socialista sobre el aborto no le gusta y recordó que la norma del 85 “había conseguido ser aceptada prácticamente por el cien por cien de la sociedad”. Su rival política por la candidatura al Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, insinuó en rueda de prensa que ella es la delegada “del Gobierno” y que, por tanto, debería cerrar filas en torno al proyecto del Ejecutivo. “No hay nada más progresista que la defensa de la vida”, recalcó para apuntar, con rotundidad, que “por supuesto” avala la reforma planteada por Gallardón.

En sólo una semana, el anteproyecto de ley del aborto de Alberto Ruíz-Gallardón ha hecho saltar las primeras costuras dentro del Partido Popular, que ni es tan monolítico como se puede pensar ni, mucho menos, va a cerrar filas de forma unánime en torno a la primera propuesta presentada por el ministro de Justicia. Y eso a pesar de que Gallardón aseguró, el pasado viernes, que no había “ninguna sola divergencia”, en el seno del Ejecutivo en torno a este proyecto de profundo calado político y moral. Algunas voces del partido dudan ya, incluso, de que la ley vaya a ver la luz. Al menos, en su forma actual.

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