La Policía busca el zulo donde Bárcenas guarda las cintas contra el PP

La Policía busca desde hace semanas el zulo donde Luis Bárcenas guarda sus pruebas audiovisuales contra el PP. El extesorero del Génova, un tipo desconfiado y maquinador, colocó a buen recaudo antes de ingresar en prisión un paquete con cintas que recogen conversaciones con excompañeros del Partido Popular. El preso de lujo de la causa Gürtel, como no se fiaba de nadie, optó por buscar un lugar seguro para esconder sus pruebas de cargo. Ha comentado en privado que esas cintas son concluyentes para demostrar los sobresueldos de los altos cargos de Génova y el cobro de comisiones ilegales por parte del partido en el que dejó de militar tras la operación contra Correa.

Luis Bárcenas ha reconocido en privado que esos documentos sonoros pueden poner contra las cuerdas a Javier Arenas y Mariano Rajoy y que, cuando lo crea oportuno, está dispuesto a filtrarlos a los medios de comunicación. El presidente del Gobierno ya le ha contestado que no tiene nada que ocultar, que difunda lo que quiera.

El exsenador, que durante años se labró una imagen de hombre duro e impasible, ha perdido los papeles, según mantienen fuentes policiales y algunas personas de su círculo más próximo. No así su abogado, Javier Gómez de Liaño, quien sostiene ante El Confidencial que "está más fuerte que nunca". "Desconozco quién ha podido filtrar la información sobre el derrumbe de Bárcenas, pero puedo asegurar que ni a mí ni a su esposa Rosalía se nos ha quejado sobre su situación en la cárcel ni sobre las portadas de prensa".

El letrado reconoce que esa información puede proceder de otra persona próxima al extesorero: "Sé que lo están grabando. Cuando me entrevisto con él en la cárcel siempre digo en voz alta: 'Buenas tardes, señor ministro del Interior; buenas tardes, señor Sanz Roldán; buenas tardes, señora vicepresidenta del Gobierno'. Y cuando estoy en el locutorio nunca le exhibo ningún papel por el cristal porque tampoco me fío".

Al margen de las aclaraciones del letrado, la realidad en torno a su defendido es que, tras el archivo de la causa contra el PP por la destrucción de los discos duros y tras comprobar que tanto el juez Ruz como la Fiscalía se oponen a su salida de prisión, Bárcenas se ha dejado llevar por la ira. El extesorero del PP ha iniciado un plan para destruir a todas aquellas personas que, a su juicio, lo han traicionado. "No va a dejar títere con cabeza", adelantan a El Confidencial.

Y en esa línea de embarrado, ya ha comenzado a enviar mensajes a navegantes. Según su círculo más próximo, Bárcenas ha comentado que no piensa salvar ni a Alejandro Agag, el yerno del expresidente José María Aznar. Al menos, eso es lo que exterioriza con despecho el propio Bárcenas sin aportar más detalles ni pruebas.

Últimamente, el exsenador no para de repetir en la cárcel una de sus frases preferidas: "O me ayudan o me llevo a todos por delante".

Obsesionado con Cospedal y Gallardón

Desde hace meses, mantiene una enfermiza obsesión con dos pesos pesados del PP: María Dolores de Cospedal y Alberto Ruiz-Gallardón. A la primera la responsabiliza de la mayoría de sus males. Sobre todo le recrimina la forma como gestionó su salida de Génova, algo que choca con la soberbia y prepotencia de Bárcenas.

Al ministro de Justicia le acusa de no haber hecho más por él ante la Fiscalía y no reconocer las supuestas irregularidades judiciales del caso Gürtel. Fue el abogado Ramón Peláez quien se entrevistó en secreto con Gallardón para trasladarle las quejas de los encausados de la Gürtel, pero el ministro desoyó sus planteamientos.

Por todo ello, Bárcenas se ha centrado en Cospedal y Gallardón. A la secretaria general del PP la amenaza con dosieres sobre su marido, Ignacio López del Hierro, y a Gallardón con un pasaje de su vida privada antes de ser nombrado ministro que, según Bárcenas, resolvió él desde su despacho de tesorero. La presidenta de Castilla-La Mancha también le contestó que no tiene nada que ocultar: "Las mentiras no se documentan", señaló.

Bárcenas ha comentado a gente de su entorno que piensa orientar el ventilador hacia la Puerta del Sol. Según él, desde su actividad como gerente y más tarde como tesorero se vio obligado a realizar muchos viajes desde la séptima planta hasta la primera del inmueble de Génova, donde se ubica la Secretaría General de Madrid. Afirma que está dispuesto a recuperar el caso del tamayazo.

Las jornadas presidiarias del Módulo 4

Tiene todo el tiempo del mundo en la cárcel madrileña de Soto del Real para maquinar su venganza. Sus jornadas presidiarias en el Módulo 4 son rutinarias. Se levanta a las 8 de la mañana. Tras media hora de desayuno, desde las 9:00 hasta las 13:30, puede pasear por el patio. Tras la comida, entre las 14:30 y las 16:30, permanece encerrado en su celda. A partir de ahí, puede salir otra vez al patio hasta las 20 horas, momento de la cena. Media hora después debe estar en su celda porque las puertas se cierran a las 21 horas. Antes de las 22 horas se produce un recuento de los reclusos que se ven obligados a permanecer en sus celdas hasta el día siguiente.

El extesorero puede recibir y escribir cartas y no tiene, en teoría, intervenida las comunicaciones, aunque no es esa la impresión que tiene su abogado. El interno, en contra de lo que han publicado algunos, no está clasificado como preso FIES (Fichero Interno Especial Seguimiento), pero sí está sometido a algunas limitaciones.

Bárcenas puede realizar diez llamadas a la semana de cinco minutos de duración cada una a los números que tiene autorizados y están bajo el conocimiento del juez. Eso le limita su libertad de movimiento pues puede ser escuchado. Lo mismo sucede con la visita semanal de 40 minutos que se realiza a través de un cristal y mediante un telefonillo. Los únicos momentos de intimidad son cuando lo visitan sus familiares en dos vis a vis mensuales de dos horas cada uno y a puerta cerrada. Uno con su señora y otro con el resto de familiares (hijos y padres).

Gómez de Liaño mantiene que, con la ley en la mano, no pueden grabarle los vis a vis con sus familiares, pero el abogado duda de que no lo hagan.