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La curia española espera un gesto del Papa para iniciar la sustitución del 'rouquismo'
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La curia española espera un gesto del Papa para iniciar la sustitución del 'rouquismo'

Francisco I no ha hecho un solo gesto todavía que permita colegir cómo piensa llenar el vacío de poder que supondrá la marcha de Rouco Varela

Foto: El cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. (EFE)
El cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. (EFE)

El“Papa peronista”, como se le conoce un tanto despectivamente en determinados círculos ortodoxos, Francisco I no ha hecho un solo gesto todavía que permita colegir cómo piensa llenar el vacío de poder que supondrá la marcha del cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, al frente de la Iglesia española, un poder informado por un control extraordinario en todos los órdenes y por posturas ortodoxas dentro de los cánones de Roma.

El anterior Papa Ratzinger ya le había dicho a Rouco, con ocasión de la JMJ de Colonia, que deseaba que siguieseal frente del arzobispado de Madrid hasta los 80 años (tiene 77). Pero la llegada de Francisco, con un talante y formas bien distintas que, incluso, provocan el escándalo entre los sectores más integristas del catolicismo hispano, y en cualquier caso la desorientación, puede acelerar no sólo la toma de poder por parte de personalidades bien diferentes a las del cardenal gallego, sino el inicio de una nueva etapa más pegada a lo “social” y a actitudes más condescendientes con la Iglesia pegada al terreno que preconiza el nuevo jefe de la Iglesia universal.

Relevo de Martínez Camino

El primer paso se producirá el próximo día 20 de noviembre cuando el plenario de la Conferencia Episcopal elija al sucesor del todavía secretario general, el obispo Martínez Camino, un íntimo colaborador y protegido de Rouco Varela, que actúa también como portavoz de la CE. Es un jesuita controvertido por sus formas y maneras, si bien reconocido en sus capacidades técnicas.

Aunque las elecciones internas en la Conferencia son siempre un arcano, dicen que influidas por el también controvertido nuncio en España, Renzo Fratini, los mejores conocedores de las cañerías internas en Añastro, 1 apuntan el nombre del arzobispo general castrense, Juan del Río Martín, un onubense de 67 años, expresidente de la Comisión de Medios de Comunicación Social, algo por lo que quizá se le conoce como 'el Periodista'.

No es el único que aspira. Porque también se baraja el nombre de José Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe, cercano y continuador de Rouco.

La presidencia

El cardenal Rouco tiene que abandonar la presidencia de la CE en el primer semestre del próximo año. Pero en diciembre, el cardenal Antonio Cañizares, actual 'ministro' en el Vaticano, regresa a España y lo lógico es que se incorpore a alguna diócesis de 'primera', esto es, Madrid –a la que aspira–, Barcelona, Valencia o Sevilla. Y lo esperado, aunque no siempre ha sucedido, es que el cardenal arzobispo de Madrid sea el presidente de la Conferencia.Es valenciano y gran amigo del ministro Jorge Fernández Díaz, del editor José Manuel Lara y de su larga mano en Madrid, Mauricio Casals.

Antonio Cañizares. (EFE)Pero para optar, el Papa le tiene que dejar abandonar Roma. “Si el Vaticano nombra a Cañizares arzobispo de Madrid estará diciendo cosas...”, asegura uno de los vaticanólogos más reconocidos del país.Significará que quiere que presida también al conjunto de sus hermanos españoles en el episcopado.

La opción de un tal Blázquez

Si Cañizares no regresara a España, la otra opción que se contemplaría es la de Ricardo Blázquez, actual arzobispo de Valladolid y que ya en el 2005, siendo obispo de Bilbao (“un tal Blázquez”, Arzalluz dixit), fue elegido presidente de la Conferencia Episcopal en disputa con Rouco Varela, al que dejó el puesto tres años después al ser nombrado vicepresidente.De talante moderado “lo suyo es que volviera”, afirma una fuente muy conocedora de los entresijos del cuartel general de los obispos.

Aparecen también como candidatos –a tenor de los signos que se envíen desde Roma (“Roma actúa, no pregunta”)– Juan Asenjo, arzobispo de Sevilla, o el de Valencia, Carlos Osoro,aunque oriundo de Castañeda (Cantabria), con una posición enfrentada a Rouco Varela, pero con gran peso y respeto dentro de sus compañeros en el episcopado.

El caso catalán

Los temas eclesiásticos siempre han tenido una importancia capital en el mundillo nacionalista catalán y vasco. En el País Vasco, elaggionamiento ya se produjo con los cambios de los obispos Setién y Uriarte –abiertamente ultranacionalistas– por los obispos Munilla ('el Gladiador'), Iceta y Asurmendi. Ahora es muy probable que la Santa Sede pretenda colocar al frente del decisivo arzobispado de Barcelona –Sistach está ya en la jubilación, igual que Rouco– a un no nacionalista y de ahí que se apunte también el nombre de Cañizares, que podría compatibilizarlo con la presidencia de la Conferencia Episcopal.

“Lo lógico sería que Roma hiciera los cambios al mismo tiempo en Madrid y Barcelona… Todo a la vez".Una 'parroquia' nada fácil porque si bien el obispo de Tarrasa, José Ángel Meneses, está considerado como “españolista” y el de Tarragona, Jaume Pujol, como papel mediador entre las distintas posiciones, Josep Enric Vives, obispo de la Seu de Urgel, es nacionalista en toda la regla y alineado con el mayor de todos ellos, Sebastián Tatalvull (Menorca), obispo auxiliar de Barcelona y aspirante a sustituir a su todavía jefe Sistach.

Aires de cambio

Sea como fuere, el hecho cierto es que los cambios vienen prefigurados por los tiempos y plazos en la CE y por la llegada de un nuevo Romano Pontífice con, al menos, formas bien diferentes. Está por ver el calado fáctico de esas “formas” y razón de conducirse por parte del sucesor de Ratzinger, que tenía las suyas propias y muy definidas.

Decía Goethe que sólo la Iglesia puede digerir los tiempos malobtenidos.

El“Papa peronista”, como se le conoce un tanto despectivamente en determinados círculos ortodoxos, Francisco I no ha hecho un solo gesto todavía que permita colegir cómo piensa llenar el vacío de poder que supondrá la marcha del cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, al frente de la Iglesia española, un poder informado por un control extraordinario en todos los órdenes y por posturas ortodoxas dentro de los cánones de Roma.

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