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“Hay gente en la cárcel por haber robado dinero y por robar vidas, nadie”
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isabel, madre de una de las niñas del arena

“Hay gente en la cárcel por haber robado dinero y por robar vidas, nadie”

La madre de una de las cinco víctimas del Madrid Arena recibe a El Confidencial para hacer balance de este caso donde aún quedan muchas sombras

Foto: Isabel de la Fuente es madre de Cristina Arce, una de las víctimas del Madrid Arena. (Enrique Villarino)
Isabel de la Fuente es madre de Cristina Arce, una de las víctimas del Madrid Arena. (Enrique Villarino)

Es la única cara visible que se conoce de las víctimas del Madrid Arena. La madre coraje que ha entregado su vida hasta que se haga justicia por la muerte de su hija. Isabel de la Fuente entiende la actitud de las otras cuatro familias, las que declinan abrir sus puertas a los medios de comunicación y contar cómo se sienten hoy, cuando se cumple un año de la fiesta de Halloween, en la que perdieron la vida Rocío Oña (18 años), Katia Esteban (18), María Teresa Alonso (20), Belén Langdon (17) y Cristina Arce (18), la hija de Isabel.

De la Fuente recibe a El Confidencial a los pies del monumento que el ayuntamiento levantó en la Alameda de Osuna en honor a sus dos vecinas fallecidas, Cristina y Rocío, y donde ayer Ana Botella, al descubrir una placa con el nombre de las dos chicas del barrio, fue abucheada por un grupo de jóvenes, amigos de las fallecidas. "¿A qué vienes aquí, a limpiar tu imagen?", le propinaron. El monumento a Cristina y Rocío es un árbol con un mensaje: “Planto su recuerdo muy hondo para que florezca bien alto”, repleto de flores y con las ramas llenas de instantáneas escaneadas. En todas las fotos sale Cristina, o Rocío, o las dos, con alguna de sus amigas que ahora se encargan de mantener con vida ese árbol. “Cuando van a dar una vuelta, siempre quedan aquí”, recuerda Isabel, llena de rabia e impotencia un año después, porque el proceso judicial no avanza todo lo rápido que ella quisiera. “Hay gente en la cárcel por robar dinero y por robar vidas, no”, se queja sin parar, en clara alusión a Miguel Ángel Flores, el promotor de la fiesta que basó toda su defensa en que el pabellón incumplía las medidas de seguridad y en ningún caso habló de las casi 18.000 entradas que vendió.

La semana pasada, el promotor ofreció su primera entrevista a un medio de comunicación y utilizó las cámaras para expandir la culpa al consistorio por no haber comprobado que el recinto era seguro. “Cada uno es muy libre de defenderse como pueda, luego cada uno es muy libre de creerle o no. Y tiene razón, él no es el único responsable”. De la Fuente señala a Madridec, a la Policía Municipal, a las dos empresas de seguridad, Seguriber y Kontrol 34, al “nefasto” servicio médico. “Cada uno tendrá que asumir la responsabilidad que le corresponda”, desafía Isabel.

La vida de Isabel gira en torno a honrar la memoria de su hija. Es lo más duro de todo este año en el que toca hacer balance: “Yo ya no soy yo, soy otra persona”. Todavía le cuesta hacerse a la idea de que Cristina no volverá y se llena de ira cuando piensa en que “ellos, los imputados, siguen tranquilamente con sus vidas... y nosotros no”. En la muñeca lleva tatuado el nombre de Cris, unido por dos estrellas, con un para siempre escrito en alemán. “¿Por qué en alemán?”. Era el primer viaje que se dejó por hacer Cristina: conocer Berlín.

Su pequeña gran victoria es que la Comunidad de Madrid haya accedido a cambiar la Ley de Espectáculos gracias a la campaña que ella misma inició. Ahora las multas serán mucho más duras para aquellos empresarios de la noche que superen los aforos así como si nada. Isabel se niega a que nadie ensucie deliberadamente la memoria de las víctimas, y se enciende cuando hablan de ellas como una panda de descontroladas cuyos desmanes fueron la principal causa de la tragedia. “No fue un accidente, no cayó un rayo en el Arena. Que nadie se olvide de que la avalancha se pudo evitar”.

Hasta que los culpables paguen

Isabel se refugia en su marido y en su hija Verónica, de 25 años. También acude semanalmente a una terapia en grupo, donde cabezas de familia que han perdido a sus hijos comparten sus inquietudes y sus sentimientos. Está muy preocupada por sus padres, que este verano perdieron repentinamente a un hijo, un hermano de Isabel, el padrino de bautismo de Cristina, nacidos el mismo día. “Imagínate qué dos palos más grandes en menos de un año”, se resigna.

Por justicia y por su hija, esta pasada madrugada iba a pisar por primera vez las inmediaciones del Madrid Arena, el recinto público municipal donde Cristina salió sin vida el 1 de noviembre de hace justo un año. “Prefiero no pensarlo mucho”. Lo único que pretende esta incansable madre es mantener viva su particular lucha hasta que aquellas personas que tengan responsabilidades penales paguen; para que los que tengan que ir al a cárcel, “cumplan condena”; para que los que tengan que ser inhabilitados de su profesión, “lo sufran”. Para que la memoria de Cristina pueda descansar en paz. “Se lo debo. A ella y a las otras cuatro chicas que murieron”.

Es la única cara visible que se conoce de las víctimas del Madrid Arena. La madre coraje que ha entregado su vida hasta que se haga justicia por la muerte de su hija. Isabel de la Fuente entiende la actitud de las otras cuatro familias, las que declinan abrir sus puertas a los medios de comunicación y contar cómo se sienten hoy, cuando se cumple un año de la fiesta de Halloween, en la que perdieron la vida Rocío Oña (18 años), Katia Esteban (18), María Teresa Alonso (20), Belén Langdon (17) y Cristina Arce (18), la hija de Isabel.

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