"Sois asesinos y vamos a seguir trabajando para que volváis a las cárceles"

La manifestación de la víctimas del terrorismo deja una asistencia masiva y frases contundentes. Llevaban casi dos años y medio colocadas en un segundo plano. Pero este domingo han vuelto a las calles para gritar una lista de peticiones que gira sobre tres palabras: justicia, dignidad y memoria. Con ellas quieren que se escriba el final de ETA. Las repiten de forma insiste, tratando de invocarlas, esperando que se adueñen de la sociedad en el epílogo a cinco décadas de drama.

La asistencia superó las previsiones. Miles de personas abarrotaron hasta la bandera la madrileña Plaza de Colón y las zonas aledañas del paseo de la Castellana y las calles de Goya y Génova. La organización cifró el número de participantes en 200.000 personas. Lo más probable es que hubiera menos de la mitad, pero la aglomeración que secundó la convocatoria de las víctimas fue apabullante, suficiente para llenar de calor el escenario.

Los momentos de mayor tensión se vivieron cuando algunos dirigentes de la cercana sede de Génova, 13 entraron en contacto con el público. Los manifestantes les abuchearon al grito de traidores. No a todos. Esperanza Aguirre, Ana Botella y Jaime Mayor Oreja fueron vitoreados, publicitando el coste y la fractura interna que los últimos coletazos del terrorismo pueden pasar al Gobierno.

Una protesta a futuro

La protesta tuvo en su foco la derogación, esta misma semana, de la denominada 'doctrina Parot', que permitirá que un elevado número de terroristas, asesinos y violadores abandonen las cárceles de forma inmediata. Algunos ya lo han hecho y otros se preparan para dejar atrás las prisiones en las próximas horas. Pero la concentración mandó un mensaje más amplio a los dirigentes políticos y al Poder Judicial. Que las víctimas no van a permitir que ETA gane la batalla del relato. Que los vecendores sólo pueden ser los que han dejado su vida en nombre del Estado de Derecho.

Ángeles Pedraza, presidenta de la AVT, uno de los colectivos organizadores de la marcha, advirtió a los terroristas de que pondrán todo su empeño para que la disputa no se decante de su lado: "Sois asesinos y vamos a seguir trabajando para que volváis a las cárceles de las que vais a salir, porque no merecéis vivir en libertad", dijo con rotundidad y contundencia ante los miles de personas que respaldaron la convocatoria en esta soleada mañana de otoño.

"El dolor nos retrata a todos. A los que han hecho algo y a los que no", dijo Pedraza. La presidenta de la AVT arremetió contra "los poderes públicos y la Audiencia Nacional", a los que acusó sin veladuras de ser laxos con el terrorismo en España. "Las víctimas podemos decir que somos el último dique de contención de la dignidad democrática de España", afirmó, cosechando aplausos cerrados.

Asesinos y víctimas inocentes

Además, Pedraza dejó meridianamente clara cuál es la posición que han jugado víctimas y terroristas en el supuesto "conflicto". "No ha habido ninguna guerra: ha habido asesinos y víctimas inocentes. El terrorismo en España ha existido aunque no lo pongan los libros de texto", sentenció entre ovaciones.

Pedraza quiso hacer extensivas las consecuencias de la derogación de la doctrina Parot a todas las víctimas que verán salir a los asesinos de sus familiares de las prisiones: "Va a ser muy duro cuando veamos a los asesinos y a los violadores en la calle", rabió en presencia, entre otras, de la madre de la joven Sandra Palo, brutalmente violada y asesinada.

"El final del terrorismo ha de ser un final con vencedores y vencidos. Se quieren reír de nosotros pero no lo van a conseguir. Este clamor se tiene que llegar a escuchar en Estrasburgo. Que lo oiga el señor López Guerra. ¡Queremos justicia!".

Las víctimas vuelven a estar unidas

La marcha llegó con las víctimas unidas de nuevo. La protesta está convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y la Fundación de Víctimas del Terrorismo (FVT), pero también la secundan Dignidad y Justicia (DyJ) y Voces contra el Terrorismo (VCT). Esta última había organizado una manifestación para otra fecha, pero finalmente la canceló para sumarse a la de este domingo. Estrasburgo ha cosido sus divisiones internas.

Hasta allí se ha acercado Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, que ha señalado que "es una obligación moral de todos estar hoy aquí con las víctimas. Hay que decir que el Estado de Derecho está por encima del terror; es un día de unidad y apoyo a las víctimas del terrorismo". El dirigente popular también ha recordado que "no son iguales los unos y los otros. Hay unos que son asesinos y otros que son víctimas".

Por su parte, Consuelo Ordoñez, hermana del político Gregorio Ordoñez, ha explicado que "estamos aquí para pedir responsabilidades tanto al anterior Gobierno como al de ahora". "No estamos en contra del Tribunal de Derechos Humanos, sino del camino que se ha hecho para llegar hasta aquí. Tanto el Gobierno de antes como el de ahora son cómplices de no haber modificado el Código Penal que ha permitido que estos criminales salgan a la calle". Ordoñez también ha justificado que "estamos aquí para exigir y pedir a nuestro Gobierno que empiece a trabajar. No queremos trabajadores sociales, lo que queremos es al mejor gabinete de Derecho Internacional que exista en España".

En la concentración se han podido leer carteles como "López Guerra: indigno, traidor, dimite"; "Justicia y memoria" y "No más mentiras, no más treguas trampa". Las referencias a los partidos políticos repartieron culpas por igual entre los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y de Mariano Rajoy. Si supuestamente las víctimas se hallan más cerca del PP, en la plaza de Cólon no ha habido constancia de que perviva esa sintonía.

Desunión en los partidos

La unidad de las vícitimas no es la los partidos políticos. El Partido Popular apoya la concentración pero sólo la secunda oficialmente con un cargo de segunda fila, su secretario de Comunicación, Esteban González Pons, después de una semana en la que Génova había barajado incluso desmarcarse de la protesta por temor a que se convierta en un acto contra la política antiterrorista del Gobierno. El Ejecutivo no sólo teme transmitir la sensación de haber traicionado a las víctimas por los efectos de la resolución de Estrasburgo. También ha visto cómo este episodio volvía a generar una grieta en su cúpula por el mismo lugar de siempre. La presidenta del PP de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, el presidente madrileño, Ignacio González, la alcaldesa de la capital, Ana Botella y otros diputados y cargos de FAES no esperaron a que la dirección nacional se decidiera para anunciar su presencia. También se esperaba al expresidente José María Aznar, pero el viernes dijo que no acudiría para evitar restarle protagonismo a las víctimas.

Unión, Progreso y Democracia (UPyD) y Ciutadans también han enviado representantes a la concentración. No hay asistentes sin embargo del PSOE e Izquierda Unida, que se desmarcaron de la cita por considerarla un ataque a los tribunales de Justicia. Ambas formaciones han criticado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por defenderla y animar a los ciudadanos a sumarse a ella.

Las víctimas exigen a los tribunales españoles que no acaten la sentencia de Estrasburgo, pero son conscientes de que ya han perdido esa batalla. La protesta es más bien un acto de rebeldía contra el modo en que la sociedad está encaminándose hacia el final de ETA, como queriendo dejar atrás lo incómodo, todo aquello que impida un epílogo perfecto. Lo incómodo son las víctimas, claro. Y hoy reclaman que nadie olvide a las personas que sufrieron el zarpazo del fanatismo. Que el Estado de Derecho no ceda un metro, por ilusionante que se antoje el futuro de todos.