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Don Felipe invita, en nombre del Rey, a celebrar lo que nos une "que es mucho"
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En la recepción en palacio real

Don Felipe invita, en nombre del Rey, a celebrar lo que nos une "que es mucho"

Un brindis sin Rey pero con el Rey muy presente. El Príncipe Don Felipe, enfundado en un impecable uniforme del Ejército de Tierra, ejerció de anfitrión

Foto: Don Felipe saluda a Rajoy en la recepción en Palacio Real. (Efe)
Don Felipe saluda a Rajoy en la recepción en Palacio Real. (Efe)

No es lo mismo una recepción real que una recepción principesca. Ha habido que esperar a una indeseada indisposición del Rey Don Juan Carlos para percatarnos del asunto.

Las primeras, ya sabíamos, de sobra y a costa de la experiencia, cómo se desarrollaban: corrillos, chismes, miradas

Las segundas eran una incógnita. Ya despejada. En las recepciones principescas –al menos en la del Día de la Fiesta Nacional de 2013- no hay corrillos. Vamos, no hay corrillos porque lo que no hay es espacio vital para moverse.

La recepción en el Palacio Real, en la Plaza de Oriente, en Madrid, estaba a rebosar. “Muchas más personas que otros años”, decían los habituales; “Se ha invitado a los mismos, supongo, pero han confirmado más”, acertaba a apuntillar una fuente palaciega, cuyo discurso confirmaba más tarde el propio Príncipe de Asturias de su voz y boca. También confesaba Don Felipe que habíavivido un día muy "especial".

Los corrillos eran, en esta ocasión, una “masa de corrillos. No se podía dar un paso. Si te desmayas no llegas al suelo. Imposible”, ironizaba un periodista. Mucho asistente y muy selecto, salvo alguna excepción que no merece la pena inmortalizar.

Además de los políticos habituales, por obligación o deseo, y de los militares, por pura lógica de la celebración con desfile, había empresarios. Muchos empresarios. Y muchos, muchos, empresarios catalanes. ¿Casualidad? Para el que quiera creer en ella.

Lo cierto es que aunque la presencia del Reyera absoluta y casi palpable –Don Felipe se dirigió a los presentes en nombre de su padre- los que allí estaban arropaban masivamente al Heredero de la Corona de España, que era lo suyo en este acto.

"Dentro de la normalidad, hay que estar donde hay que estar", manifestaba el Príncipe a los periodistas respecto al papel que le había tocado ejercer este sábado. Mientras,el Rey siguió el desfile por televisión, al igual que la Reina, quienreconoció que Don Felipe había estado en el desfile "muy guapo".

Un brindis sin el Rey pero con él muy presente

El Príncipe de Asturias hizo un brindissin Rey pero con el Rey en el ambiente. Don Felipe, ya ‘de calle’ y sin elimpecable uniforme del Ejército de Tierra que lució en el desfile, ejerció de anfitrión en el Palacio Real, saludó con efusión a los invitados, a los que primero hizo protocolariamente los honores laReina Doña Sofía, y trasladó a los presentes el saludo"más afectuoso"y los"mejores deseos"de parte de su padre.

Tampoco se procedió al besamanos oficial por el que, como era tradición, pasaban todos los asistentes. Sólo unos pocos, los ministros y altos cargos del Estado y las Comunidades Autónomas y algún particular no clasificable en ninguno de estos grupos.

El ‘llenazo’ en Palacio dificultó a los Príncipes charlar con la concurrencia. Ambos hicieron esfuerzos reales por entablar contacto con cuantas personas se cruzaban a su paso,primera vez queDon Felipe y Doña Letiziahacían de'reyes' en un Día de Fiesta Nacional.

El Príncipe de Asturias animó a los invitados a Palacio, en nombre del Monarca, a celebrar lo que une a todos los españoles "que es mucho", y a reafirmar el compromiso "con un futuro compartido" de concordia y progreso.

"Si lo que nos une es mucho, es mucho más todo lo que cada día seguirá estrechando nuestros vínculos y los de toda España con la comunidad internacional", subrayó el heredero de la Corona en un mensaje en el que también afirmó que"España, con la Corona a su servicio, continuará trabajando siempre para garantizar ese progreso, ese porvenir, superando cualquier dificultad".

El Príncipe leyóun mensaje escrito a mano, en nombre del Rey, en el que recalcó: "Hoy es un día para celebrar lo que nos une, para recordar nuestra Historia milenaria, y valorar lo mucho que hemos conseguido juntos".

"Pero, sobre todo, hoy es un día para reafirmar nuestro compromiso con el futuro, un futuro compartido de concordia y de progreso para todos los españoles, para todos los ciudadanos", dijo.

Entre los presentes, las anécdotas

Mariano Rajoy. No habló de política en sus charlas de apretón (por el bullicio). Sí chascarrilleó sobre economía. En presencia de El Confidencial, el presidente del Gobierno volvió a airear los brotes verdes:“Hay recuperación pero no sabemos en qué medida, aunque salida de la crisis, de momento, no”. Pues eso, ni sí ni no ni todo lo contrario, como buen gallego. Además,defendió a Cristobal Montoro, al que considera un "magnifico ministro de Hacienda" que está haciendo su trabajo en unos momentos "muy difíciles".

José María Aznar. Entre los inesperados asistentes, pues no venían ya a estas cosas, estaba José María Aznar, expresidente del Gobierno de España que aprovechó suminuto de gloriapara proclamar a los cuatro vientos y a quién quisiese escucharle los motivos de su presencia en Palacio: “La situación es muy grave. Yyo estaré siempre para defender la unidad del Estado y a la Monarquía”, y se quedó tan ancho, dándose una importancia tal vez desmesurada.

Magdalena Álvarez. La vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones, Magdalena Álvarez –ataviada con un vestido azul diseñado por un amigo suyo con la imagen de la Catedral de Málaga en el pecho y la Plaza de Toros de La Malagueta, en la espalda, ambos iconos pespuntados en color blanco-, aseguraba no conocer a Susana Díaz.Y eso que la presidenta andaluzaacaparó ayer miradas y palabras, tanto en el desfile militar como en la recepción de los Príncipes en Palacio Real.

Álvarez aprovechó también para soltar un chascarrillo tras su paso por el ‘confesionario’ de la juez Alaya. La ex ministra dijo haber utilizado sus artes como opositora e inspectora para contestar a la magistrada, ante la que estaba por un asunto delicado donde los haya.

Jaime Alfonsín. La persona que está al frente de la Secretaría del Príncipe, Jaime Alfonsín, estuvo conciliador en su conversación con El Confidencial. Todo buenas palabras. Sin estridencias, dejando de lado conflictos y confrontaciones que de poco sirven para resolver problemas en estos tiempos que corren. De agradecer su visión de las cosas.

José Ignacio Wert. El ministro estaba sobrado, como casi siempre, encantado de haberse conocido e tratando de convencer, al mismo tiempo, de que el agua es vino y que él todo lo hace tirando a bien. Para gustos, colores.

José Luis Corcuera. El ex ministro socialista se dejó caer en la recepción de los Príncipes. “Buena la que habéis liado”, dijo a El Confidencial, refiriéndose a sus polémicas declaraciones en unas jornadas organizadas por este periódico. Lo que pocos saben es que Corcuera anda rematando unas memorias que darán que hablar: “Tendré que pedir permiso a mucha gente para publicarlas”, dijo con ironía.

Félix Sanz. El director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) comentó en voz baja el trabajo silencioso que se está haciendo con los secuestrados en Siria, y la excelente colaboración que están encontrando en Francia al respecto. Y lo dijo en presencia del embajador galo en España. De bien nacidos es ser agradecidos.

En 2014, el 12 de Octubre volverá a haber recepción en el Palacio Real. Sea como sea el acto, todos convendremos en decir eso de “¿Te acuerdas cómo estaba de llena la recepción del año pasado?” Para recordar.

No es lo mismo una recepción real que una recepción principesca. Ha habido que esperar a una indeseada indisposición del Rey Don Juan Carlos para percatarnos del asunto.

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