Doble varapalo al plan de Mas de internacionalizar el proceso soberanista

La UE atravesó ayer dos gruesos palos en las ruedas del proceso soberanista catalán. Primero la Comisión Europea advirtió a Cataluña que quedará fuera del club comunitario -y por lo tanto del euro- si abraza la independencia. Y más tarde el Gobierno lituano, que ejerce este semestre la presidencia de turno de Los Veintiocho, se apresuró a calificar de "asunto interno" de España el derecho a decidir que reclaman Artur Mas y una clara mayoría del Parlamento autonómico.

Uno de los objetivos declarados de Mas y Oriol Junqueras, el principal sostén de su órdago soberanista y verdadero conseller en cap en la sombra, es internacionalizar el conflicto que enfrenta a la Generalitat con el Gobierno central;hacerlo visible para dar a conocer al mundo la supuesta opresión financiera, política y cultural del Estado español sobre el pueblo catalán. De ahí que tanto CiU como ERC repitieran machaconamente ese mensaje durante lamultitudinaria cadena humana por la independencia de la última Diada.

Conscientes de que va a resultar extraordinariamente complicado -por no decir imposible- que Mariano Rajoy acepte negociar una fórmula que permita la convocatoria de un referéndum en Cataluña, convergentes y republicanos buscan fuera de nuestras fronteras una legitimidad de facto a su reivindicación soberanista. Y lo cierto es que, antes del jarro de agua fría de ayer, el fin de semana descargó sobre Mas y Junqueras un chaparrón de excelentes noticias.

Cuando éstos aún saboreaban el considerable impacto que la cadena humana del día 11tuvo en los principales medios de comunicación internacionales, una docena dediputados británicos presentaba una moción en la Cámara de los Comunes para felicitar a Cataluña por el éxito de la Diada. La iniciativa no tiene ninguna posibilidad de prosperar porque el conservadorDavid Cameron no quiere abrir nuevos frentes con España después de la reciente crisis de Gibraltar, pero el gesto fue recibido con alborozo en Barcelona.

La Diada y la 'Vía Báltica'

La euforia de los independentistas creció aún más cuando el primer ministro de Letonia, Valdis Dombrovskis, expresó el viernes sus simpatías por el proceso soberanista catalán. Y debió rozar el éxtasis secesionista al escuchar las palabras del lituanoAlgirdas Butkevicius, cuyo país ocupa ahora la presidencia rotatoria de la UE. El sábado, el primer ministro de Lituania afirmó que Cataluña tiene "derecho a la autodeterminación", y comparó el éxito de la Diada con la llamada Vía Báltica, la cadena humana que en 1989 precedió a la independencia de Estonia, Letonia y Lituania de la Unión Soviética.

Pero todo comenzó a desmoronarse ayer mismo, cuando el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, convocaba urgentemente a los embajadores de estos dos últimos países en Madrid. Poco antes del mediodía, y tras el tirón de orejas de Margallo, el Gobierno lituano hacía público un comunicado en el que aseguraba que los medios de comunicación catalanes y del resto de España habían malinterpretado de forma "tendenciosa y errónea" las palabras de Butkevicius, y que "no se puede comparar" la ocupación soviética de los países bálticos con la situación de Cataluña.

Margallo respiró aliviado. Mucho más cuando, pocas horas después, el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Competencia, Joaquín Almunia, decía con una rotundidad que no deja resquicioa las interpretaciones: "La parte segregada", en alusión a Cataluña, "no es miembro de la UE". Para redondear el varapalo a las aspiraciones de Mas y Junqueras, la portavoz de la Comisión, Pia Ahrenkilde, remachaba a continuación: "Un Estado independiente será, por efecto de su independencia, un Estado tercero respecto a la Unión Europea, y los tratados comunitarios no serán aplicables en su territorio desde el día de su independencia".