El PSOE busca complicidad en el PP para sacar a José Blanco del 'caso Alvia'
El Partido Socialista ha hecho llegar al Gobierno que no quiere guerra por el accidente del Alvia en Galicia ni revolver la etapa de José Blanco en Fomento.
El Partido Socialista prepara un arranque de curso parlamentario centrado en el acoso a Mariano Rajoy por el caso Bárcenas, pero al mismo tiempo ha hecho llegar al Gobierno que no quiere guerra por el accidente del Alvia en Galicia, reaccionado inmediatamente por las insinuaciones del PP sobre las responsabilidades sobre decisiones de trazado y medidas de seguridad tomadas en la etapa de José Blanco al frente del Ministerio de Fomento. Las protestas de los socialistas han sido públicas y privadas y han hecho crecer las sospechas en el Grupo Popular de que la inusitada mesura del PSOE después de la tragedia puede deberse en parte a cuestiones internas del partido.
La susceptibilidad de los socialistas en la materia y su apelación automática a que el asunto se circunscriba a los trámites judiciales y la posible responsabilidad de operarios o responsables empresariales, no políticos, contrasta con la ofensiva parlamentaria planteada contra Mariano Rajoy sobre la base de las interpretaciones políticas de las últimas actuaciones judiciales del juez Ruz en el caso Bárcenas: la declaración de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal.
La agresividad del discurso de los socialistas se ha visto acompañada por la intervención de otros portavoces distintos a la titular, Soraya Rodríguez, para exigir al Gobierno que frenara cualquier denuncia sobre la gestión del anterior Ejecutivo en el desarrollo del AVE a Galicia, asunto sobre el que no quieren comisiones de investigación ni nada parecido con el argumento de que deben actuar los jueces para esclarecer las posibles responsabilidades sobre lo ocurrido.
El PSOE, para mantener el acoso sobre Rajoy, sí tiene ya presentado en el Congreso todo tipo de iniciativas parlamentarias, desde las que sabe que el PP rechazará desde el primer trámite en la Mesa de la Cámara hasta las que no existen en el reglamento, como la reprobación del presidente del Gobierno y la reforma de dicho reglamento para alargar todo lo posible el caso Bárcenas en el debate político. Lo único que no tiene planteado es el mecanismo constitucional establecido para desalojar al jefe del Ejecutivo: la moción de censura de la que Rubalcaba huye, porque le obliga a presentarse como candidato, que es lo que le exigen sus enemigos internos como Tomás Gómez.
La Diputación Permanente del Congreso, órgano de guardia de la Cámara durante las vacaciones, se reúne mañana para ver las iniciativas de la oposición, que incluyen la exigencia de otra comparecencia del presidente del Gobierno por el caso Bárcenas. El PP empleará su mayoría absoluta para rechazar las peticiones de los socialistas y atemperar el primer envite de la temporada. Rajoy ha convocado para el viernes el primer Consejo de Ministros y a la semana siguiente viaja a San Petersburgo para asistir a la reunión del G-20 y después, a Buenos Aires para estar presente en el fallo del Comité Olímpico sobre la ciudad que acogerá los Juegos de 2020.
El Partido Socialista prepara un arranque de curso parlamentario centrado en el acoso a Mariano Rajoy por el caso Bárcenas, pero al mismo tiempo ha hecho llegar al Gobierno que no quiere guerra por el accidente del Alvia en Galicia, reaccionado inmediatamente por las insinuaciones del PP sobre las responsabilidades sobre decisiones de trazado y medidas de seguridad tomadas en la etapa de José Blanco al frente del Ministerio de Fomento. Las protestas de los socialistas han sido públicas y privadas y han hecho crecer las sospechas en el Grupo Popular de que la inusitada mesura del PSOE después de la tragedia puede deberse en parte a cuestiones internas del partido.