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El director de Método 3 también era espiado en su propio despacho
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UN DISPOSITIVO EN EL ORDENADOR LE CONTROLABA PERMANENTEMENTE

El director de Método 3 también era espiado en su propio despacho

El espía espiado. Resulta que el cerebro de la agencia Método 3 tenía el enemigo en casa. Francisco Horacio Marco, el joven heredero de la agencia

Foto: El director de Método 3 también era espiado en su propio despacho
El director de Método 3 también era espiado en su propio despacho

El espía espiado. Resulta que el cerebro de la agencia Método 3 tenía el enemigo en casa. Francisco Horacio Marco, el joven heredero de la agencia de detectives que tanto está dando que hablar, tenía en su ordenador un dispositivo que copiaba todos sus archivos y los enviaba a un correo anónimo, del que alguien los copiaba. Así, no sólo estaba siendo controlado permanentemente, sino que alguien seguía de cerca sus pasos y recopilaba pruebas de sus comunicaciones más íntimas. Sus sospechas apuntan a varios exempleados de la agencia de detectives e incluso a su propio cuñado.

El propietario de la agencia que elaboró informes presuntamente sofisticados sobre políticos y empresarios, que alardeó de que en unos cuantos meses encontraría a la niña británica Madeleine McCann, que espió al actual presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, que trabajó a destajo para altos cargos del PP de Castilla-La Mancha, que se hizo de oro elaborando informes cutres para la SGAE y que se atrevió a grabar en un restaurante de Barcelona a la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, cuando esta se entrevistaba con la examante de Jordi Pujol Ferrusola, tenía las paredes de cristal.

De hecho, es vox populi que Francisco Horacio Marco tiene los pies de barro. El espionaje al espía lo confirma él mismo en una querella que presentó ante un juzgado de Barcelona el pasado 29 de abril. Se dirige contra dos de sus exempleados y contra el empresario Javier Tallada, aunque no aporta pruebas contundentes contra ninguno. Los exempleados son el delegado de Método 3 en Madrid, Antonio  Tamarit, y el detective Julián Peribáñez. En el escrito, Marco apunta también a su excuñado, Rafael Riera, como posible cómplice en la trama.

“Debe indicarse que Rafael Riera es la única persona que tuvo acceso a los equipos informáticos de la agencia de detectives Método 3 durante el tiempo que estuvo desarrollando su actividad, con los suficientes conocimientos de informática para introducir dicho ‘sistema espía’, que sepamos, aunque no podemos aseverar que haya sido dicha persona la autora de la introducción de este ‘sistema espía’ que se encontraba operativo por lo menos durante el año 2010”, afirma en su escrito de acusación.

El método de escuchas era muy simple: alguien colocó un dispositivo eblaster (de la empresa Spectorsoft) en su ordenador, de modo que una copia de todos los correos que entraban o salían del mismo era automáticamente enviada a una dirección de correo predeterminada. Según ha podido conocer El Confidencial, el dispositivo fue detectado cuando la Policía registró las dependencias de la agencia de detectives hace cinco meses.

Un sistema sofisticado 

“Se trata de un sistema cuyo mecanismo, según el propio fabricante, funciona mediante un software que debe ser instalado en el equipo a controlar, de preferencia debe ser instalado cuando el dueño no pueda observarlo, pues la finalidad es controlar las actividades de ese ordenador

Una vez instalado, el software es capaz de enviar un reporte que indica la actividad total del equipo, es decir, cuántas veces se accedió a un sitio de Internet, o la frecuencia del uso de redes sociales o chats; los correos de entrada y salida, incluso puede grabar la actividad directamente de la pantalla del dispositivo controlado. Una vez instalado en la red de Método 3, el espía recibía una copia de los correos electrónicos uno o dos minutos más tarde de haberlos enviado Francisco Marco en la cuenta de correo electrónico elegida (cita el nombre del correo) desde el sistema spectorsoft”, relata la querella.

Según el director de Método 3, estos (u otros) empleados de su compañía filtraron algunos correos electrónicos a determinados medios de comunicación. Basa sus suposiciones en que todos los correos que se han publicado hasta ahora están fechados en el año 2010. Su principal preocupación es que a través de este método pudieron tener acceso a información sobre su vida privada, como “fotografías y mensajes con su mujer e hijos, además de informes médicos y cuanta información relacionada con los más íntimos detalles de la vida del querellante, así como toda la información que se haya podido almacenar durante el tiempo que le haya interesado mantener activo el sistema espía”. Lo cierto, sin embargo, es que hay correos obtenidos por el correo electrónico referido en fechas distintas a las que cita Marco en su querella.

Los enfrentamientos entre el dueño de la extinta agencia y sus empleados no acabaron ahí. El pasado 8 de julio, Marco interpuso una denuncia ante el Juzgado de lo Social número 19 de Barcelona por supuesta deslealtad contra varios trabajadores suyos: Antonio Tamarit, Julián Peribáñez y Gerard Acereda. Según la denuncia, sus exempleados se presentan ante “diferentes clientes de Método 3” como continuadores de la actividad de la misma “ofreciendo los servicios que con anterioridad realizaba Método 3”.

Sin embargo, visitan a los clientes en calidad de representantes de empresa de reciente creación Bunker Detect. También ha denunciado a su exempleado Juan Carlos Ruiloba, antiguo responsable de los archivos de audio de la agencia de detectives y exjefe policial, por presentarse como continuador de la labor de Método 3 pero ahora para la compañía Scientific Intelligence Team.

Todos ellos, no obstante, llevan desligados de Método 3 desde después del verano pasado. Además, la agencia de detectives desapareció el pasado otoño por problemas económicos. Marco y su madre intentaron, no obstante, continuar en el negocio de la investigación a través de la licencia de la agencia, pero con otra marca desligada completamente de Método 3. Sus movimientos están siendo seguidos con atención por los servicios de inteligencia (con cuyos directivos Método 3 se relacionaba de manera privilegiada hace unos años, cuando era dirigido por Jesús del Olmo), que desplazaron recientemente a dos agentes a Barcelona para tratar de conseguir información de una joven sobre la que Método 3 pudo haber realizado algún informe en los últimos años y que podría aportar información clave sobre el caso Nóos. 

El espía espiado. Resulta que el cerebro de la agencia Método 3 tenía el enemigo en casa. Francisco Horacio Marco, el joven heredero de la agencia de detectives que tanto está dando que hablar, tenía en su ordenador un dispositivo que copiaba todos sus archivos y los enviaba a un correo anónimo, del que alguien los copiaba. Así, no sólo estaba siendo controlado permanentemente, sino que alguien seguía de cerca sus pasos y recopilaba pruebas de sus comunicaciones más íntimas. Sus sospechas apuntan a varios exempleados de la agencia de detectives e incluso a su propio cuñado.