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Rubalcaba amaga con la bala de la moción de censura para intentar acorralar a Rajoy
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EL PP REPLICA QUE NO HAY “NADA NUEVO” PARA QUE RAJOY COMPAREZCA EN EL CONGRESO

Rubalcaba amaga con la bala de la moción de censura para intentar acorralar a Rajoy

La bala de plata que Alfredo Pérez Rubalcaba amagó ayer con disparar sobre el presidente del Gobierno ha puesto a Mariano Rajoy y a su grupo

Foto: Rubalcaba amaga con la bala de la moción de censura para intentar acorralar a Rajoy
Rubalcaba amaga con la bala de la moción de censura para intentar acorralar a Rajoy

La bala de plata que Alfredo Pérez Rubalcaba amagó ayer con disparar sobre el presidente del Gobierno ha puesto a Mariano Rajoy y a su grupo parlamentario contra las cuerdas en un movimiento de puro ajedrez político en el que el PSOE está convencido de que tendrá una respuesta inmediata por parte del Ejecutivo. Haga lo que haga en los próximos días, el Gobierno está acorralado por la oposición, unida en su deseo de que el presidente dé la cara y comparezca ante el Congreso antes de que acabe julio.

La moción de censura, el instrumento más poderoso de reprobación que tiene la oposición en sus manos -y que es de su exclusiva responsabilidad frente a otras fórmulas que exigen el beneplácito de la mayoría parlamentaria-, sobrevuela desde ayer como una admonición sobre el tapete político en un cierre de temporada en el que el desarrollo del caso Bárcenas y sus entregas judiciales y periodísticas han sumido toda la labor del Gobierno en un segundo plano y ha dejado a Rajoy y sus ministros sin discurso alternativo. Prueba de ello es que la controvertida reforma educativa, cuestionada por prácticamente toda la oposición y uno de los principales caballos de batalla del PSOE durante los últimos meses, pasó ayer sin pena ni gloria su primer gran trámite parlamentario relegada por los SMS de Bárcenas y Rajoy y otros reveses del caso como los recibís del PP de Castilla-La Mancha.

En el PSOE no creen que la moción vaya siquiera a ser presentada, tal y como ayer admitían en los pasillos del Senado su portavoz, Soraya Rodríguez, o su vicesecretaria general, Elena Valenciano, pues confían en que el simple amago convenza a Rajoy, y por extensión al PP, de la necesidad de comparecer en pleno periodo estival para rendir cuentas ante las acusaciones del extesorero.

De momento, sin embargo, el PP sigue instalado en que no hay nada nuevo sobre lo que dar explicaciones y, así las cosas, mientras la partida siga encallada en esta cuestión, que no se dilucidará hasta la sesión de la Diputación Permanente del próximo 24 de julio, el partido sigue con los contactos a máximo nivel con el resto de las fuerzas de la oposición. Rubalcaba no ha desperdiciado ni un minuto y ayer mismo, en el Senado, se le pudo ver en negociaciones bilaterales con el portavoz de CIU, Josep Antoni Duran i Lleida, la de UPyD, Rosa Díez, o con el diputado de IU, Gaspar Llamazares.

Sin unidad en la oposición

El movimiento de Pérez Rubalcaba se decidió este lunes tras el aluvión de acusaciones formulado por Bárcenas ante el juez Pablo Ruz y por las pobres explicaciones ofrecidas por el presidente en la rueda de prensa de la Moncloa. La iniciativa de la moción de censura, con la que el PSOE quiere “desbloquear” una situación política “gravísima”, en palabras de Valenciano, es, sin embargo, una iniciativa asumida por el PSOE en solitario después de que las conversaciones mantenidas por Rubalcaba con diferentes fuerzas, desde el pasado domingo, hayan evidenciado que no hay unidad en la oposición ni siquiera para los términos en los que se debe formular la comparecencia de Rajoy.

Algunas fuerzas como la Izquierda Plural hablan de que Rajoy debe comparecer para dimitir y convocar elecciones; otras, como los nacionalistas, se conforman con que lo haga para que se explique sobre Bárcenas, mientras que el PSOE propone que el PP elija a otro diputado para relevar a Rajoy al frente del Gobierno. En este contexto, el líder socialista ha decidido tirar por la calle del medio y forzar una comparecencia de Rajoy por esta vía.  

“Al PSOE no le interesa el adelanto electoral”

Duran i Lleida explicó ayer que su grupo no firmará la moción de censura porque esta es “instrumental”, pues sólo quiere forzar la comparecencia de Rajoy y porque “ni el PSOE ni el PP les interesa el adelanto electoral”. Rosa Díez, por su parte, se mostró partidaria de la moción para desbloquear la situación, pero con un debate centrado sobre las causas extraordinarias que han originado esa censura y con un candidato que se presentase con un programa de un único punto, la convocatoria inmediata de elecciones.

La moción de censura no exige, según el reglamento, que el presidente tome la palabra, pero así ha ocurrido en los dos precedentes históricos protagonizados por Felipe González y Antonio Hernández Mancha. El instrumento tiene dos partes, una en la que se razonan los argumentos para la moción, en la que intervendrían todos los grupos, y una segunda parte en la que se examina el candidato y el programa alternativo. Rubalcaba, sin embargo, diseña una moción cuya bala de plata esté centrada en la primera parte del debate y que apenas le desgaste en lo segundo, tal y como ayer advertía el PP. Su portavoz, Alfonso Alonso, recordó ayer que quien se examina es el candidato que aspira a ser presidente “y nosotros lo examinaremos a ver si tiene algún programa y alguna alternativa de gobierno seria y creíble, porque así lo prevé la Constitución para una moción de censura”.

Si el próximo miércoles el PP vuelve a bloquear la comparecencia de Rajoy, el PSOE presentará formalmente la moción de censura al día siguiente, el jueves 25 de julio. A partir de ahí, el reglamento fija un periodo mínimo de cinco días antes de que esta se debata. La moción debería ser calificada por la Mesa de la Cámara, que, en manos de la mayoría absoluta del PP, debería fijar el calendario de su ejecución. Cuesta creer, sin embargo, que de producirse finalmente ese escenario el debate se fuera mucho más allá en el tiempo de la primera semana de agosto.

La bala de plata, de momento, sigue cargada en la recámara de Rubalcaba. El PSOE, además, se ufana de que el término moción de censura se entiende aquí y en cualquier país de nuestro entorno. El disparo final, sin embargo, está en manos de un Rajoy acorralado y contra las cuerdas, que, sí o sí, se ve abocado a mover ficha en los próximos días o a sorprender con un nuevo giro político a este caso.

La bala de plata que Alfredo Pérez Rubalcaba amagó ayer con disparar sobre el presidente del Gobierno ha puesto a Mariano Rajoy y a su grupo parlamentario contra las cuerdas en un movimiento de puro ajedrez político en el que el PSOE está convencido de que tendrá una respuesta inmediata por parte del Ejecutivo. Haga lo que haga en los próximos días, el Gobierno está acorralado por la oposición, unida en su deseo de que el presidente dé la cara y comparezca ante el Congreso antes de que acabe julio.

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