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Las dos semanas en prisión del recluso más mediático del módulo IV
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LOS DETALLES DE LA ESTANCIA DE BLESA EN LA CÁRCEL DE SOTO DEL REAL

Las dos semanas en prisión del recluso más mediático del módulo IV

Las dos semanas que Miguel Blesa nunca olvidará terminaron este jueves a las 20.24 horas. Dejaba atrás 15 días durmiendo en el módulo IV de Soto

Foto: Las dos semanas en prisión del recluso más mediático del módulo IV
Las dos semanas en prisión del recluso más mediático del módulo IV

Las dos semanas que Miguel Blesa nunca olvidará terminaron este jueves a las 20.24 horas. Dejaba atrás 15 días durmiendo en el módulo IV de Soto del Real, su segundo paso por esta prisión después de que el juez Elpidio José Silva lo enviara por primera vez a la cárcel el pasado 16 de mayo por la compra del Banco Nacional de Florida y la concesión de un crédito dudoso al expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán. En la primera experiencia, Blesa sólo pasó unas horas entre rejas, el tiempo que tardó en reunir la fianza de 2,5 millones de euros que le impuso el controvertido instructor del caso. Esta vez le ha dejado libre la Audiencia Provincial de Madrid, aunque la Justicia aún no ha decidido si tendrá que volver a dormir en la cárcel.

Sus dos semanas de prisión comenzaron la tarde del pasado 5 de junio. Tras una entrevista con el educador del centro penitenciario Madrid V-Soto del Real, la dirección decidió enviarlo al módulo número IV, uno de los dos pabellones de esta cárcel dedicados a los presos primarios y en régimen preventivo, con capacidad para 144 reclusos aunque en estos momentos sólo alberga a unos 120, revelan las fuentes penitenciarias consultadas por El Confidencial.

Sin contacto con Díaz Ferrán

El otro módulo de estas características es el número I. En él está encerrado desde el pasado mes de diciembre Díaz Ferrán por presuntas irregularidades en la quiebra del grupo Marsans. Los módulos IV y I no están alejados. De hecho, sólo los separa un pasillo y un estrecho jardín. Pero los horarios de sus internos son completamente diferentes y Blesa y Díaz Ferrán no han llegado a hablar ni coincidir en ningún momento de los 15 días que el primero ha pasado en la cárcel.

Ambos pabellones son los más confortables de Soto del Real. Sólo tienen como huéspedes a los delincuentes menos problemáticos y a los que no cuentan con delitos de sangre en su historial. Se utilizan como pista de aterrizaje para condenados que nunca antes han pasado por prisión. También acogen a los reclusos preventivos, sin sentencia firme. Como Blesa y Díaz Ferrán. El paso del expresidente de Caja Madrid por Soto del Real ha tenido poco que ver con los lugares comunes que evoca siempre el cine carcelario.  

Una celda doble con baño

Blesa no sufrió especiales dificultades para integrarse en la rutina carcelaria. O al menos, no las manifestó. Al contrario, interactuó continuamente con el resto de reclusos y mostró buen ánimo

Tras su clasificación, a Blesa se le acondicionó una celda doble que compartió durante toda su estancia con otro interno. El habitáculo disponía de una superficie de unos 10 metros cuadrados, una litera con dos camas, un mueble de obra, váter y ducha, una pequeña mesa de estudio y una silla. Tener o no televisión en la celda depende de cada interno. Los reclusos que quieran incorporarla deben comprarla en el economato del centro. Los que no tienen dinero, se quedan sin ella. Pero para Blesa eso no fue un problema.

Con todo, la estancia del expresidente de Caja Madrid, como la del resto de reclusos, fue rutinaria. La jornada del banquero arrancaba durante estas dos semanas a las 8.30 horas, momento en el que se abren todas las celdas del módulo IV y comienzan a servirse los desayunos. Después, los presos tienen tiempo libre para acudir a las zonas comunes del pabellón, que cuenta con sus propios espacios para leer, ver la televisión o divertirse con juegos de mesa y también dispone de gimnasio y patio independientes. Los reclusos que gozan de permiso para participar en otras actividades, como clases de yoga o idiomas, aprovechan este lapso para asistir a ellas.

Uso intensivo del teléfono

La comida se despacha a las 13.30 horas. Después, los presos vuelven a sus celdas para el tiempo de la siesta. Pueden volver a salir a las 16.30 horas, momento en el que comienza el periodo libre de la tarde, que los reclusos suelen utilizar para hacer llamadas al exterior desde la cabina telefónica del módulo. Los móviles están prohibidos pero casi no hay restricciones en el uso de los teléfonos de los espacios comunes. Las llamadas se pagan con una tarjeta de prepago que puede comprarse en el economato de la prisión. También aquí es necesario que el recluso disponga de fondos. Blesa hizo un uso intensivo del teléfono, revelan las fuentes a las que ha tenido acceso este diario.

El tiempo libre de la tarde termina a las 19.30 horas, cuando se sirve la cena. Después, a las 20 horas, acaba la jornada. Los reclusos vuelven a sus celdas y se cierran todas las puertas del módulo. Hasta las 8.30 horas del día siguiente. Así un día tras otro.

La única actividad extraordinaria para la que Blesa pudo conseguir autorización antes de salir de la cárcel fue la clase de gimnasia en el polideportivo. El expresidente de Caja de Madrid participó activamente en estas sesiones, que están supervisadas por un monitor y buscan al esparcimiento de los reclusos, con las evidentes limitaciones que tiene la privación de libertad en cualquier individuo.

Contacto continuo con el resto de reclusos

Pero Blesa no sufrió especiales dificultades para integrarse en la rutina carcelaria. O al menos, no las manifestó. Al contrario, interactuó continuamente con el resto de reclusos y mostró buen ánimo, señalan las fuentes penitenciarias. De hecho, el banquero entabló amigablemente conversación con todos los internos que se acercaron a él con la intención de conocer al preso más mediático del módulo IV.

Según las expertos consultados, lo habitual es que este tipo de internos primarios se aísle y permanezca la mayor parte del tiempo en su celda para evitar el contacto con otros reclusos. Pero el expresidente de Caja Madrid ha mostrado el perfil de los internos que están acostumbrados a los barrotes o el de los que saben que van a salir pronto. La sintomatología de Blesa encajó especialmente con los del segundo caso. Y no lo escondía. La sonrisa se le escapó cuando compareció ante los medios de comunicación que le esperaban antes de subirse al coche que le llevó de nuevo a su casa. Podría tener que regresar a la cárcel, pero antes de que eso ocurra pasará mucho tiempo.

Las dos semanas que Miguel Blesa nunca olvidará terminaron este jueves a las 20.24 horas. Dejaba atrás 15 días durmiendo en el módulo IV de Soto del Real, su segundo paso por esta prisión después de que el juez Elpidio José Silva lo enviara por primera vez a la cárcel el pasado 16 de mayo por la compra del Banco Nacional de Florida y la concesión de un crédito dudoso al expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán. En la primera experiencia, Blesa sólo pasó unas horas entre rejas, el tiempo que tardó en reunir la fianza de 2,5 millones de euros que le impuso el controvertido instructor del caso. Esta vez le ha dejado libre la Audiencia Provincial de Madrid, aunque la Justicia aún no ha decidido si tendrá que volver a dormir en la cárcel.