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Por el post (o el tuit) muere el político
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UN REPASO A ALGUNOS DE SUS TROPIEZOS EN LA RED

Por el post (o el tuit) muere el político

“Chochito de oro”. No hace falta calificar la expresión que el concejal de BNG de Cambados (Pontevedra) Xaquín Charlín le dedicó en su blog esta semana

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Por el post (o el tuit) muere el político

“Chochito de oro”. No hace falta calificar la expresión que el concejal de BNG de Cambados (Pontevedra) Xaquín Charlín le dedicó en su blog esta semana a Soraya Sáenz de Santamaría para entender la lluvia de peticiones de dimisión que recibió, incluidas las de su propio partido. Charlín, que suele dar rienda suelta a su (por lo que parece) lenguaraz carácter en su web, suprimió el comentario al poco de desatarse el escándalo y renunció a su cargo.

“Yo soy así y mi blog es así”, dijo a  modo de explicación, y al día siguiente, el miércoles, volvía a la carga con un post en el que se comparaba con el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, y su “cada vez que le veo la cara y esos morritos pienso lo mismo”, frase que destinó a Leire Pajín en una entrevista radiofónica. Como bien apunta Charlín, León de la Riva no dijo adiós por aquel comentario; él sí.

Quizá el edil del BNG debiera haberse fijado, más bien, en otros políticos aficionados a las redes sociales. En la historia reciente ha habido (muchas) meteduras de pata a través de Internet y algunas (pocas) dimisiones, eso sí, de peces pequeños. No la presentó Toni Cantó cuando sostuvo que “la mayor parte de las denuncias por violencia de género son falsas”. Tampoco Fátima Báñez tras desvelar que ella (o alguien con acceso a su cuenta) había conseguido 5.390 puntos en un juego que consiste en explotar bolas de colores, poco después de que Rajoy anunciara el rescate financiero. Ni Ignacio González cuando “por error”, también atribuido a su equipo, felicitó la Navidad de 2012 con un "Mensaje para mis amigas: los Reyes Magos tenían frío y les di un abrigo; tenían sed y les di agua. Tenían hambre y les di comida. Querían sexo... y les di tu dirección. Así que ponte las pilas, porque son tres y uno es negro, ja, ja, ja". 

La gravedad, como se ve, difiere, pero lo cierto es que muchos de los traspiés, “errores” o ataques de sinceridad de nuestros políticos, como quieran llamarse, suelen tener su miga, por una razón u otra. Ahí queda el entusiasta y poco afortunado “Habéis visto un tío más feo que Ribery???” de Elena Valenciano, hoy alejada, por otras razones, de las redes. Y aquel “El que tenga deudas, que las pague. Que no se hubiera endeudado”, que la exministra María Antonia Trujillo destinó a los desahuciados.

Peccata minuta, si se tienen en cuenta las repercusiones que han tenido para todos ellos. Más severas fueron las consecuencias para Francisca Pol, candidata del PP al Senado por Mallorca en 2011, que colgó en su página de Facebook un fotomontaje de Carme Chacón con el pecho al aire rodeada por altos cargos de Defensa. Dimitió la misma semana en que Alberto Ruiz-Gallardón, entonces alcalde de Madrid y también candidato a las Generales, destituía a Fernando Autrán, su coordinador de Circulación, por frases como estas, que reprodujeron distintos medios: “ETA vota Rubalcaba", "urkullu ez de euzcadi porque ez jilipollaz", "Caamaño 'los demócratas sabrán ser generosos cuando ETA deje las armas'. Desde luego, en vez de un tiro les meteremos dos".

“El tuit es lo que es”, declaró entonces Autrán. Que se lo digan si no a Gerardo Robles, de Foro Asturias, que renunció a sus cargos tras escribir que la muerte de Santiago Carrillo se celebraría “con tres días de fiesta nacional, ¿no?” (algo similar le ocurrió a un policía británico con Thatcher, pero esa es otra historia). La misma suerte corrió, por ejemplo, el concejal del PP de L’Alcudia (Valencia) Ramón Mateu (“y un día cuando [un socialista] llegó del trabajo, y encontró a su mujer con un moro en la cama, gritó: ¡viva la integración, goza Mohamed goza!”). 

En el exterior tampoco se quedan cortos. Cayó en Estados Unidos, en 2011, el congresista demócrata Anthony Weiner (que había enviado por Twitter fotos en paños menores, aunque ahora, redimido, aspira a la alcaldía de Nueva York) y, en Reino Unido, un año antes, el laborista Stuart MacLennan, que había escrito cosas como “creo que estoy completamente sobrio por primera vez en cuatro días” o, describiendo a una mujer, “Es la vaca más fea que he visto”. Parafraseando a Autrán, el tuit, y las redes, son lo que son: un peligro en según qué manos.

“Chochito de oro”. No hace falta calificar la expresión que el concejal de BNG de Cambados (Pontevedra) Xaquín Charlín le dedicó en su blog esta semana a Soraya Sáenz de Santamaría para entender la lluvia de peticiones de dimisión que recibió, incluidas las de su propio partido. Charlín, que suele dar rienda suelta a su (por lo que parece) lenguaraz carácter en su web, suprimió el comentario al poco de desatarse el escándalo y renunció a su cargo.