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Génova negocia con el PP valenciano la visita de Rajoy para eludir la sombra de Gürtel y Nóos
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EL PRESIDENTE ACUDE A RESPALDAR A FABRA Y BARBERÁ

Génova negocia con el PP valenciano la visita de Rajoy para eludir la sombra de Gürtel y Nóos

Mariano Rajoy se evita esta semana las andanadas de José María Aznar (el expresidente del Gobierno ‘libra’ en su programa de intervenciones públicas en España), pero

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Génova negocia con el PP valenciano la visita de Rajoy para eludir la sombra de Gürtel y Nóos

Mariano Rajoy se evita esta semana las andanadas de José María Aznar (el expresidente del Gobierno ‘libra’ en su programa de intervenciones públicas en España), pero de vuelta a los problemas internos del PP se va encontrar de frente con los casos Gürtel y Nóos juntos el próximo sábado. Tenía comprometida hace meses su asistencia a la convención regional del partido en la Comunidad Valenciana y la mantiene, pese al acecho del juez Castro a Francisco Camps y Rita Barberá. No obstante, desde la sede central de Génova exigen que las intervenciones locales en la clausura sean ‘las justas’ (Alberto Fabra y otro, como mucho). De momento, la reunión se ha trasladado de Castellón a Peñíscola, con lo que no intervendrá el alcalde de la capital, Alfonso Bataller, otro dirigente imputado.

El presidente del Gobierno no va por la Comunidad Valenciana desde que era jefe de la oposición y candidato a jefe del Ejecutivo: desde la campaña electoral de noviembre de 2011. Las tres circunscripciones de la región, con Madrid, son el principal feudo electoral del PP pero, entre su casi exclusiva dedicación a la política nacional y su derivada de las relaciones con la UE y los problemas internos de la organización allí, Rajoy no había tenido tiempo ni oportunidad de volver por Valencia. Ni siquiera en las Fallas, como hacía antes de llegar a la Moncloa.

La convención y su clausura tienen todas las claves de los problemas internos del Partido Popular. En la Comunidad Valenciana sigue latente el caso Gürtel con casi una docena de cargos imputados, además de las heridas sin cicatrizar del caso de los trajes, que le costó el cargo y la carrera política a Francisco Camps. Rajoy dio el visto bueno para el relevo del entonces presidente de la Generalitat Valenciana por Alberto Fabra, empeñado desde entonces en desmontar el sistema de control interno del partido y del Gobierno regional heredado de la anterior etapa. Además, la Comunidad Valenciana es la autonomía más endeudada de España, con un déficit tres veces superior al fijado para el último ejercicio.

El Ejecutivo de Fabra tiene que reclamar ahora un objetivo de déficit diferenciado del 1,2 por ciento general previsto para el conjunto de las Administraciones autonómicas. Igual que Artur Mas, aunque sin el margen de los nacionalistas catalanes para reducir las ‘estructuras de Estado’ (embajadas en el exterior o aparato de propaganda como la televisión), que él no tiene o ya ha reducido al mínimo.

Rajoy ha decidido imponer ese déficit diferenciado a los Gobiernos regionales no sólo para evitar mayores problemas financieros a Mas, sino también para salvar de la quiebra práctica a Fabra. Pero defender los intereses más inmediatos de los Gobiernos catalán y valenciano (más los de Murcia o Baleares) le ha abierto un frente de conflicto con otros ‘barones’ del partido, en especial con Ignacio González en Madrid.

Fuentes de la dirección del PP aseguran que pase lo que pase esta semana con la ramificación valenciana del caso Nóos (Iñaki Urdangarín y sus asesoramientos y servicios para el Valencia Summit), Rajoy mantiene el compromiso de clausurar la convención “porque así se lo han pedido desde hace meses”. Tiene que dejar claro su respaldo a Fabra y, al mismo tiempo, a la alcaldesa de Valencia, pilar del partido en la región y en la ciudad desde hace dos décadas, y apoyo fundamental del propio Rajoy cuando pasó sus peores momentos en 2008. Igual que lo fue Camps.

En los citados medios reconocen que la visita es complicada y no quieren que se desvíe la atención de lo principal, que es el mensaje a favor de la unidad que dé Rajoy. “Lo que hemos pedido es que no pretendan hablar todos en la clausura, desde el alcalde hasta el presidente de la Comunidad, que con uno o dos basta”, insisten en los citados medios.

De entrada, el PP valenciano ha decidido cambiar el lugar de la reunión previsto, Castellón capital, a Peñíscola. El alcalde de Castellón, Alfonso Bataller, está imputado en una de las piezas del caso Gürtel. El de Peñiscola, el popular Andrés Martínez, forma parte del equipo de nuevos dirigentes del PP valenciano ‘regenerado’ en la etapa de Fabra. Se hizo famoso en la región por renunciar a su sueldo de edil. En el mismo sector se sitúa otro hombre fuerte del partido, el presidente de la Diputación castellonense, Javier Moliner. En Génova sólo quieren con Rajoy a Fabra, Barberá y los nuevos valores del PP valenciano. La incógnita es si el acto servirá para ‘rehabilitar’ a Camps, imputado y absuelto en el caso de sus trajes, pero ahora en el punto de mira del juez Castro por los contratos con Nóos-Urdangarin.

Mariano Rajoy se evita esta semana las andanadas de José María Aznar (el expresidente del Gobierno ‘libra’ en su programa de intervenciones públicas en España), pero de vuelta a los problemas internos del PP se va encontrar de frente con los casos Gürtel y Nóos juntos el próximo sábado. Tenía comprometida hace meses su asistencia a la convención regional del partido en la Comunidad Valenciana y la mantiene, pese al acecho del juez Castro a Francisco Camps y Rita Barberá. No obstante, desde la sede central de Génova exigen que las intervenciones locales en la clausura sean ‘las justas’ (Alberto Fabra y otro, como mucho). De momento, la reunión se ha trasladado de Castellón a Peñíscola, con lo que no intervendrá el alcalde de la capital, Alfonso Bataller, otro dirigente imputado.

Mariano Rajoy