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ETA ya ha muerto en las encuestas
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LA BANDA TERRORISTA PREOCUPA APENAS AL 0,6% DE LOS ESPAÑOLES

ETA ya ha muerto en las encuestas

La sociedad española no ha esperado a que ETA se disuelva para enterrarla bajo una montaña de indiferencia. Los sondeos demuestran que la banda ha dejado

Foto: ETA ya ha muerto en las encuestas
ETA ya ha muerto en las encuestas

La sociedad española no ha esperado a que ETA se disuelva para enterrarla bajo una montaña de indiferencia. Los sondeos demuestran que la banda ha dejado de representar una amenaza para los ciudadanos y la tendencia se acentúa con el paso de los meses. De hecho, los expertos creen que el grupo terrorista va camino de convertirse en un mal recuerdo, a pesar de que ETA aún exista y se niegue, por ahora, a entregar sus arsenales.

El último dato del Euskobárometro, publicado en noviembre de 2012, ya reflejaba que ETA sólo suponía una preocupación para menos del 1% de los ciudadanos vascos encuestados, un mínimo histórico que arroja una cifra ridícula en comparación con el 39% de la población que en 2001 llegó a expresar su inquietud por la actividad de la organización terrorista. Desde ese año, el sondeo –realizado por la Universidad del País Vasco (UPV)- demuestra que ETA está cada año menos presente en las vidas cotidianas de Euskadi.

El fenómeno también tiene su correspondencia en el conjunto de España. Este viernes se conoció un nuevo barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y, aunque ha subido dos décimas desde el último, correspondiente al mes de marzo, muestra que sólo el 0,6% de los preguntados consideraba que ETA se encuentra entre los tres problemas más importantes que sufre España, un mínimo que consolida una tendencia sostenida también en el tiempo. Sólo un año antes, el 1,3% aseguró que la violencia etarra se encontraba entre sus principales inquietudes. Y la cifra se encontraba en el 5,7% en marzo de 2011. La caída es exponencial y parece imparable. Nunca antes, en sus 50 años de historia, la organización terrorista había cosechado tanto desinterés entre la población española.

Hacia un fenómeno del pasado

Para Rafael Leonisio, profesor investigador de la UPV y autor del Euskobarómetro, las causas de este cambio son dos: “Por un lado, el aumento de los problemas relacionados con la crisis económica, sobre todo el paro, que preocupan mucho a los ciudadanos. Y por otro, al alto el fuego de ETA. Sin atentados, la banda terrorista tiene cada vez menos fuerza”. Aunque el último dato del Euskobarómetro corresponde a noviembre, Leonisio apunta que la tendencia se ha mantenido constante desde entonces.

La banda anunció el cese definitivo de su violencia en octubre de 2011, pero aclaró que no se disolvería hasta que el Gobierno accediera a negociar sus pretensiones. En los meses que han trascurrido desde ese comunicado, ETA ha rechazado la eliminación de sus armas y explosivos, ha continuado sumando militantes e incluso ha advertido al Ejecutivo de Mariano Rajoy de que se prepare para la vuelta de los atentados si sigue rechazando sentarse a estudiar sus exigencias. Con todos estos movimientos, la cúpula de la banda busca desesperadamente conservar su capacidad de chantaje frente al Gobierno, consciente de que su discurso se evapora antes de que ella misma pueda darse el gusto de finiquitarlo. 

No parece que lo esté consiguiendo. Leonisio cree que los datos del Euskobarómetro y del CIS demuestran que, como preocupación, ETA ya ha desaparecido por completo. “Se trata de un problema que ha perdido vigencia. El fenómeno va quedándose cada vez más como algo propio del pasado y cuanto más tiempo pase sin atentados, menos importará ETA”, apunta el profesor. “Hay una minoría en el País Vasco”, concreta, “para la que la banda, la situación de sus presos y de sus exiliados siguen siendo cuestiones trascendentes y es probable que sigan siéndolo. Pero para la gran mayoría de la sociedad vasca, ETA ha dejado de ser un problema, y eso es una buena noticia”. Ahora mismo, considera el experto de la UPV, “la banda es un grupo de 40 individuos que emite comunicados”. “Su capacidad de presión sobre la sociedad es mínima”, remacha.

Lo único que podría revertir su declive sociológico sería una vuelta a los atentados, por la fuerza comunicativa que conlleva la violencia, señala Leonisio. Pero el profesor aclara inmediatamente que, ni siquiera en ese caso, la banda volvería a disfrutar del espacio en los medios que tenían al comienzo de la pasada década.

Un declive en la mesa del Gobierno

Rajoy, también aquí, apuesta por dejar que pasen las semanas. Y por animar a ETA a que abra sus ventanas para evitar la asfixia

El Gobierno tiene muy presente la volatilización de ETA en los sondeos. Fuentes del Ministerio del Interior admiten que el departamento de Jorge Fernández Díaz está jugando con los tiempos para tratar de debilitar la posición de la banda y de su entorno político hasta reducirlos para siempre a fenómenos marginales, incapaces ya de marcar la agenda del Ejecutivo, una habilidad que la organización terrorista y la izquierda abertzale manejaban antes con destreza. Ahora es Moncloa la que organiza sus calendarios.

Consciente de que cada vez inspira menos miedo y con la opción de los atentados desechada, ETA ha recurrido en las últimas semanas a los comunicados de forma hiperactiva, en busca del espacio perdido en los medios. Desde el alto el fuego, se ha pronunciado hasta en ocho ocasiones. Ayer mismo lanzó su último mensaje, una ridícula acusación a los ejecutivos francés y español de ser los culpables de la muerte de dos militantes encarcelados, Ángel Figueroa y Xavier López Peña alias Thierry, fallecidos en realidad a consecuencia de graves enfermedades.

El Ministerio del Interior ni siquiera le hizo caso. En otros tiempo, reaccionaba a sus amenazas el propio ministro. Pero ayer lo hizo el Director General de la Policía, Ignacio Cosidó, y sólo para recordarle de nuevo a los miembros de la organización que el único comunicado que el Gobierno y las Fuerzas de Seguridad esperan es uno que anuncie su disolución permanente.

El Colectivo de Presos Políticos Vasco (EPPK), la asociación de reclusos de la banda, también ha emitido otros dos comunicados en las últimas semanas. Su nerviosismo es muy superior al que expresa la cúpula etarra. Pero han obtenido el mismo resultado. Y no se avecinan cambios. Rajoy, también aquí, apuesta por dejar que pasen las semanas. Y por animar a ETA a que abra sus ventanas para evitar la asfixia. Sin armas, ni la banda ni sus simpatizantes asustan a nadie.

La sociedad española no ha esperado a que ETA se disuelva para enterrarla bajo una montaña de indiferencia. Los sondeos demuestran que la banda ha dejado de representar una amenaza para los ciudadanos y la tendencia se acentúa con el paso de los meses. De hecho, los expertos creen que el grupo terrorista va camino de convertirse en un mal recuerdo, a pesar de que ETA aún exista y se niegue, por ahora, a entregar sus arsenales.