Es noticia
Enrique Maya: “Entiendo que el ciudadano esté harto, no hemos dado ejemplo"
  1. España
IV ENCUENTRO CIUDAD FUTURA CON EL ALCALDE DE PAMPLONA, PATROCINADO POR FERROVIAL

Enrique Maya: “Entiendo que el ciudadano esté harto, no hemos dado ejemplo"

El alcalde de Pamplona, Enrique Maya, recibe a El Confidencial en medio de una semana revuelta para su partido, a menos de 48 horas del decisivo

Foto: Enrique Maya: “Entiendo que el ciudadano esté harto, no hemos dado ejemplo"
Enrique Maya: “Entiendo que el ciudadano esté harto, no hemos dado ejemplo"

El alcalde de Pamplona, Enrique Maya, recibe a El Confidencial en medio de una semana revuelta para su partido, a menos de 48 horas del decisivo Congreso Regional que ha revalidado, por la mínima, a Yolanda Barcina al frente de UPN y pocos días después de que haya estallado el caso de las dietas de Caja Navarra a políticos como él, que cobraron por asistir a varios órganos de representación de la entidad. Maya es de los que, como la presidenta Barcina, ha reconocido el error y ha devuelto su cuantía, aunque reconoce que el daño, en todo caso, está hecho y que, por ello, muchos ciudadanos han alimentado la mala imagen que tienen de los políticos. “No estamos dando el mejor ejemplo de cara a que el ciudadano no esté crispado. Entiendo esa reacción de que están hartos”, admite con resignación.

El regidor de la capital navarra, que ostenta la vara de mando municipal desde mayo de 2011, cuando sucedió a Barcina, es un raro caso dentro de la política. Arquitecto de profesión, dio el salto a las listas de UPN después de haber trabajado toda su vida como funcionario en el propio consistorio, en donde desempeñaba el cargo de gerente de urbanismo. Recibe al periódico y al consejero delegado de Ferrovial Servicios, Santiago Olivares, en el Palacio del Condestable, un hermoso palacete renacentista de cuya restauración él fue uno de los responsables. Allí tuvo lugar el pasado viernes el IV encuentro Ciudad Futura, organizado por El Confidencial y patrocinado por Ferrovial, para conocer la realidad de las ciudades que forman parte de la red Smart Cities.

Pamplona cuenta con destacadas iniciativas en ese sentido y una de las más curiosas, que sorprende siempre que el alcalde la cuenta, tal y como reconoce él mismo, es la que tiene que ver con los coches mal aparcados. “Tenemos una cosa que impacta muchísimo y es que cuando alguien tiene el coche mal aparcado, se le avisa”, explicó. “El policía municipal le manda un mensaje y el hombre sale corriendo, se lo lleva y se evita una multa. La grúa, por lo tanto, ahora nos resulta menos rentable”. 

Otros proyectos tienen que ver con planes de ahorro energético desarrollados en edificios municipales y parques de la ciudad, con los que Pamplona ha logrado ahorrar hasta 300.000 euros. O sistemas que, por ejemplo, permiten avisar al ciudadano de qué aparcamientos públicos disponen de plazas libres. Oportunidades que, en el fondo, señala, marcan una nueva fase en las Administraciones locales que ya han dado por superada esa etapa de grandes proyectos e infraestructuras que fueron la seña de identidad de la época de las vacas gordas. “Estamos todos en un proceso precioso en el que se abre una nueva era. Esta crisis es una oportunidad. En eso estamos expectantes, contentos e ilusionados”, explica. “Llamarnos Smart, aparte de que suene bien, significa que estamos trabajando en una serie de cosas que marcan una línea y tenemos que estar allí y empujar en esa dirección. Hay mucho margen de maniobra, muchas cosas por hacer. Muchas veces hemos despilfarrado en el pasado y hemos hecho proyectos insostenibles. Bendito sea que nos hemos dado cuenta y estamos en otra línea”. 

Olivares, de Ferrovial, cuestionó cómo ejecutar esa nuevo concepto de ciudad “pues la percepción es bastante común si se habla con alcaldes, pero a veces las Administraciones arrastran inercias” entre los funcionarios. Maya abogó, para ello, en un cambio de la Administración para que el funcionario municipal también tenga un sueldo vinculado al rendimiento. “Imaginaos lo que sería que en un departamento de mantenimiento de zonas verdes, el sueldo de los funcionarios tuviera una parte fija y otra que fuera variable en función del porcentaje del ahorro. Si el que está controlando el riego le da igual, pues para qué va a modificar el sistema. Es un cambio muy global y por eso digo que estamos empezando, pero el cambio llegará”.

Pago a proveedores en 42 días

La capital navarra presume de tener una situación presupuestaria sostenible y de no estar asfixiada por las deudas, aunque tras los mandatos de Yolanda Barcina, en los que se llevó a cabo una importante modernización de la ciudad, ahora toque una etapa de contención rigurosa en el gasto. “Ha habido unos años de muchísima actividad inversora que no guarda relación con el endeudamiento”, matiza el alcalde. “Es una cosa que quiero dejar clara, porque algunas veces se lanzan acusaciones malintencionadas desde el punto de vista político. El endeudamiento de la ciudad es llevadero. Estamos aproximadamente en un 60% de deuda con respecto a los ingresos corrientes. Hay un margen legal hasta el 75%, y podríamos seguir endeudándonos, pero no lo voy hacer”.

El nivel inversor se ha reducido, eso sí, de los 60 millones de euros de entonces a los 20 actuales. “No se puede invertir indefinidamente todo lo que ha se ha invertido antes, pero se ha invertido bien. Ha habido un momento de invertir y ahora ha llegado un momento de controlar. A pesar de todo, tenemos una capacidad inversora aceptable”.  

Esa situación de sostenibilidad en las cuentas ha llevado a que el Ayuntamiento no se acogiese a la línea de financiación de pago a proveedores provista por el Ejecutivo. “Estamos pagando, aproximadamente, en 42 días. Cuando lo digo, suelo añadir que la media por ahí es de ciento y pico días, pero es igual. Son 42 días y el objetivo legal son 30. Estamos bien, estamos mejor que la mayoría, no tenemos deudas, pagamos en 42 días, pero 42 días siguen siendo muchos días y hay que intentar que sean 30 y, si puede ser, 20”.

Las dietas de Caja Navarra

El regidor regionalista ha sido uno de los políticos que se ha visto salpicado por el caso de las dietas de Caja Navarra, un caso en el que ha reconocido su error y en el que, al igual que Barcina, ha devuelto lo que cobró. En su caso, 12.000 euros. Una solución con la que considera que no hay más motivo para ir más allá y dimitir.

“Lo que hay que hacer es aprender para el futuro –reflexiona-. Yo, personalmente, lo que he hecho es reconocer que era una práctica, aun siendo legal, que no era la más correcta, y he devuelto esas dietas. Lo que no voy a hacer es dimitir por eso, porque yo ni he forzado una situación para cobrar más dinero, ni he hecho nada raro”, sentencia. “Yo sé que mi imagen de cara a muchos pamploneses ha perdido muchos puntos, lo acepto y lo asumo, pero no creo que sea una razón para dimitir”.

El Riau-Riau, su mayor decepción

En plena cuenta atrás para los próximos Sanfermines, el alcalde reconoce que la imposibilidad de recuperar el tradicional Riau-Riau el año pasado ha sido “una de las espinas” que le quedan como regidor. El acoso de la izquierda abertzale ha impedido recuperar una vieja tradición por la cual la corporación municipal desfilaba al compás del Vals de Astrain desde el ayuntamiento hasta la capilla de San Fermín. “Ahí fui un poco ingenuo, porque estaba convencido de que el ambiente que había en la ciudad y entre los grupos municipales era positivo. Es uno de los problemas que hay, que sigue habiendo falta de libertades en la ciudad. Se lo han tomado como un objetivo a reventar, como un aquí mando yo y no la corporación”, explica. “Manda el ciudadano, porque la plaza estaba atiborrada de familias aplaudiendo y de familias que empezaban a bailar cuando sonaba la música del Vals de Astrain. Era un momento de felicidad máxima para mí el verme allí de alcalde "diciendo esto es posible". Fue un minuto de gloria, de felicidad, pero ese minuto, como todos los minutos, acabó muy rápido”. 

El alcalde de Pamplona, Enrique Maya, recibe a El Confidencial en medio de una semana revuelta para su partido, a menos de 48 horas del decisivo Congreso Regional que ha revalidado, por la mínima, a Yolanda Barcina al frente de UPN y pocos días después de que haya estallado el caso de las dietas de Caja Navarra a políticos como él, que cobraron por asistir a varios órganos de representación de la entidad. Maya es de los que, como la presidenta Barcina, ha reconocido el error y ha devuelto su cuantía, aunque reconoce que el daño, en todo caso, está hecho y que, por ello, muchos ciudadanos han alimentado la mala imagen que tienen de los políticos. “No estamos dando el mejor ejemplo de cara a que el ciudadano no esté crispado. Entiendo esa reacción de que están hartos”, admite con resignación.