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Expira la venta del aeropuerto de Castellón sin que aparezca el fondo libio
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LA GENERALITAT PRORROGA EL PROCESO DE VENTA OTRA SEMANA

Expira la venta del aeropuerto de Castellón sin que aparezca el fondo libio

El Gobierno de la Comunidad Valenciana ha ampliado el plazo que concedió al fondo libio presuntamente interesado en comprar del Aeropuerto de Castellón para que entregue

Foto: Expira la venta del aeropuerto de Castellón sin que aparezca el fondo libio
Expira la venta del aeropuerto de Castellón sin que aparezca el fondo libio

El Gobierno de la Comunidad Valenciana ha ampliado el plazo que concedió al fondo libio presuntamente interesado en comprar del Aeropuerto de Castellón para que entregue el aval con el que debe demostrar que tiene la capacidad financiera suficiente para la adquisición de esta infraestructura. La Generalitat que preside Alberto Fabra había fijado como fecha tope el pasado jueves 28 de febrero pero ha extendido el límite una semana, hasta el próximo 7 de marzo, ante la falta de respuesta de los supuestos inversores. Según fuentes cercanas a la operación, el aval aún no ha sido presentado y las opciones de que la operación salga adelante son remotas. Tanto la Consejería de Economía como Aerocas, la empresa pública propietaria del aeródromo, han evitado pronunciarse sobre el estado de las conversaciones escudándose en la cláusula de confidencialidad que han exigido los interesados.

El presidente de Aerocas, el controvertido expresidente de la Diputación de Castellón Carlos Fabra, anunció en enero que había recibido una oferta de compra del aeródromo por parte de un misterioso fondo hispano-libio. Según Fabra, la oferta ascendía a 200 millones de euros. La Generalitat, propietaria del 98% de las acciones de Aerocas, desconfió de la operación desde el principio por la falta de referencias sobre este supuesto fondo. El propio consejero de Economía, Máximo Buch, admitió que las negociaciones aún estaban en fase de “verificación”. Y poco después, la Diputación de Castellón, propietaria del 0,15% de Aerocas, rebajó la oferta real del supuesto inversor libio a 87,5 millones de euros, muy lejos de los 200 millones prometidos por Fabra y por debajo también de los 155 millones de euros que ya ha costado a los contribuyentes la construcción del aeropuerto.

Las dudas en la Generalitat

La variación en el precio de la oferta y las suspicacias que genera el expresidente de la Diputación de Castellón en el Ejecutivo autonómico llevaron a la Generalitat a reclamar a los teóricos inversores un aval bancario que respaldara su interés.

Las dudas de la Administración regional tienen fundamento. El pasado 6 de febrero este diario reveló que detrás del fondo libio sólo existe en realidad un periodista sin recursos económicos propios que formuló la oferta de compra esperando encontrar después socios capitalistas que respaldaran su ofrecimiento, según aseguran fuentes de Trípoli conocedoras de esta operación. El intermediario no habría podido reunir el dinero necesario para el aval, aunque aún estaría tratando de encontrar inversores para continuar con las negociaciones. 

Fabra se defendió de esta información afirmando que el fondo existía y que la oferta que éste había presentado le merecía plena confianza. El presidente de Aerocas alegó que el autor de la propuesta sería un tal Fowzi Amar Allolaki vinculado con un dirigente político libio llamado Mahmud Yibril que habría cobrado gran relevancia tras la caída de Muamar Gadafi. Pero la realidad es que, hasta la fecha, Fabra no ha podido demostrar con ninguna prueba, más allá de su palabra, la solvencia de los supuestos inversores libios. Todos los partidos de la oposición llevan semanas pidiendo a la Diputación de Castellón y al Gobierno valenciano que aclaren el estado de las conversaciones y la verdadera identidad del fondo, pero todavía no han obtenido ninguna respuesta oficial que aclare este confuso episodio.

Un proyecto abonado al fracaso

Lo cierto es que, aunque las instituciones valencianas sigan insistiendo públicamente en el valor estratégico de esta instalación, en el contexto actual Aerocas se ha convertido en una pesadilla para la Administración autonómica. Además de los 155 millones de euros que ya ha costado el aeropuerto, la Generalitat tendrá que desembolsar a lo largo de este ejercicio otros 16 millones de euros para cubrir gastos financieros, de inversiones y de mantenimiento. Para los próximos años están previstas partidas similares.  

El volumen del gasto comprometido contrasta con la ausencia de ingresos. El aeródromo carece de licencia de vuelo por deficiencias técnicas en su diseño y, por tanto, está en desuso. El único dinero que ha entrado en la caja Aerocas en los últimos meses procede del alquiler de la pista de aterrizaje a un equipo de automovilismo que la empleó durante unos días para poner a prueba un nuevo modelo de coche. La imagen de un vehículo de carreras circulando por el aeródromo causó sorpresa y deterioró aún más la imagen de una infraestructura que se ha convertido en uno de los símbolos de la España del despilfarro. El aeropuerto no sólo es una carga financiera, sino también un enorme foco de escándalos.

En estos momentos, la Generalitat sólo piensa en venderlo. El supuesto fondo libio aún no ha demostrado disponer de la solvencia que requiere una transacción de esta importancia, pero la situación de las arcas valencias es tan desesperada que el Gobierno de Alberto Fabra le ha concedido una semana extra para presentar la documentación requerida. El próximo jueves se termina el plazo. 

El Gobierno de la Comunidad Valenciana ha ampliado el plazo que concedió al fondo libio presuntamente interesado en comprar del Aeropuerto de Castellón para que entregue el aval con el que debe demostrar que tiene la capacidad financiera suficiente para la adquisición de esta infraestructura. La Generalitat que preside Alberto Fabra había fijado como fecha tope el pasado jueves 28 de febrero pero ha extendido el límite una semana, hasta el próximo 7 de marzo, ante la falta de respuesta de los supuestos inversores. Según fuentes cercanas a la operación, el aval aún no ha sido presentado y las opciones de que la operación salga adelante son remotas. Tanto la Consejería de Economía como Aerocas, la empresa pública propietaria del aeródromo, han evitado pronunciarse sobre el estado de las conversaciones escudándose en la cláusula de confidencialidad que han exigido los interesados.