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El ayuntamiento de Madrid hereda la última quinta que quedaba en manos privadas
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TRAS EL FALLECIMIENTO DE SU DUEÑA, LA CONDESA TATIANA PÉREZ DE GUZMÁN EL BUENO

El ayuntamiento de Madrid hereda la última quinta que quedaba en manos privadas

Ha sido una bendición caída del cielo. El ayuntamiento de Madrid heredó una finca de 13,45 hectáreas localizada en el último tramo de la calle Alcalá.

Foto: El ayuntamiento de Madrid hereda la última quinta que quedaba en manos privadas
El ayuntamiento de Madrid hereda la última quinta que quedaba en manos privadas

Ha sido una bendición caída del cielo. El ayuntamiento de Madrid heredó una finca de 13,45 hectáreas localizada en el último tramo de la calle Alcalá. Su dueña, la aristócrata Tatiana Pérez de Guzmán, era la propietaria de una de las mayores fortunas de España hasta que murió el 1 de octubre sin descendientes. La  condesa de Torre Arias había dado en vida una instrucción: que todos sus bienes pasaran a manos de la Administración pública y la fundación que lleva su nombre. Al consistorio madrileño, que encabeza el ranking de los ayuntamientos que más dinero debe a los proveedores, le corresponde la Quinta Torre Arias, la última que quedaba en manos privadas.


Fuentes que se dedican a mantener el patrimonio propiedad del Ayuntamiento de Madrid reconocen a El Confidencial que “ninguna donación anterior” se asemeja a las dimensiones de la fortuna que aguardaba la aristócrata. Solo en la Quinta Torre Arias dispone de un palacete con una casa solariega del siglo XVI rodeada de frondosos jardines que en su momento fueron tierras de cultivo y que ahora no se descarta abrirse al público.


 

En realidad, la quinta perteneció a Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno hasta 1986, año en que se la entregó al Ayuntamiento en virtud a un convenio que la permitía explotar otros terrenos de uso industrial. Pero el Gobierno local, entonces dirigido por el profesor Enrique Tierno Galván (PSOE), cedió el uso en exclusiva de la finca a su antigua propietaria hasta la muerte de la condesa y de su marido. Él falleció en 2003; ella hace cuatro meses, a los 88 años.

El Ayuntamiento ha recuperado el pleno dominio, suspendido merced a ese convenio urbanístico firmado hace 27 años, y en los próximos días tomará posesión física de la finca, que se encuentra en buen estado de conservación y que ha sido la vivienda de la condesa hasta su fallecimiento. Hasta que la propiedad ha pasado formalmente a manos del Ayuntamiento, ha sido gestionada por la fundación que lleva el nombre de la condesa, constituida en abril de 2012 con dos objetivos claramente diferenciados: la financiación de cursos de educación cívica y medioambiental; y de becas, estudios y premios de carácter científico.

¿Una finca para usos culturales?

La fundación ha propuesto que la finca se use para fines culturales, y el Ayuntamiento parece dispuesto. A cambio, costearía el mantenimiento y la seguridad. La única condición sería que permitiera a los vecinos disfrutar de los jardines que, hasta ahora, solo los veían desde la tapia. El valor del patrimonio que acumuló la condesa de Torre Arias es difícil de cuantificar, ya que disponía de fincas, palacios y edificios repartidos por toda España. Se habla de 500 millones de euros, pero la cifra podría ser muy superior. 

El ayuntamiento de Madrid inició en 2012 un plan de ajuste con múltiples medidas para mantener la estabilidad presupuestaria. Una de ellas consistía en elaborar un plan de gestión municipal patrimonial que permitiera al Gobierno municipal saber exactamente qué uso se le está dando a los edificios en propiedad y a los alquilados, para determinar de cuáles se puede prescindir. Desde entonces, el equipo de Ana Botella ha colgado en su página web varios expedientes de licitación para la venta de inmuebles. Una situación que queda totalmente descartada con la Quinta Torres Arias. Al menos, de momento.

Ha sido una bendición caída del cielo. El ayuntamiento de Madrid heredó una finca de 13,45 hectáreas localizada en el último tramo de la calle Alcalá. Su dueña, la aristócrata Tatiana Pérez de Guzmán, era la propietaria de una de las mayores fortunas de España hasta que murió el 1 de octubre sin descendientes. La  condesa de Torre Arias había dado en vida una instrucción: que todos sus bienes pasaran a manos de la Administración pública y la fundación que lleva su nombre. Al consistorio madrileño, que encabeza el ranking de los ayuntamientos que más dinero debe a los proveedores, le corresponde la Quinta Torre Arias, la última que quedaba en manos privadas.