El Madrid Arena devora la imagen de Ana Botella en un solo año de mandato

Ana Botella, que llegó al Palacio de Cibeles cuando Alberto Ruiz-Gallardón partió hacia el Gobierno de Mariano Rajoy, cumple hoy su primer año como alcaldesa de Madrid. Delante de su esposo, el expresidente del Gobierno José María Aznar, dos de sus hijos y cinco ministros de Rajoy, Botella prometió el 27 de diciembre de 2012 que gobernaría la ciudad con austeridad y que lo haría, “en primer lugar”, pensando en los más desfavorecidos, en los mayores, en los desempleados, en los que viven solos y en los excluidos. La tragedia del Madrid Arena en las primeras horas del ya fatídico 1 de noviembre ha dejado la imagen de la alcaldesa tan desgastada que pocos en su partido apuestan por que ella vaya a ser la candidata del PP para las elecciones municipales de 2015.

El primer año de la legislatura de la esposa del expresidente ha estado salpicado por la gestión del Madrid Arena, por la que recibió un aluvión de críticas cuando se descubrió que Botella continuó con los planes para el puente de Todos los Santos pese al aciago suceso, y llegó a viajar hasta dos veces a un spa de lujo a Portugal, la primera vez apenas unas horas después de la tragedia. En la memoria de los madrileños quedará también la comparecencia que hizo sin que los periodistas tuvieran derecho a preguntar y su negativa a contestar a nada relativo con el caso, limitándose a delegar las preguntas a una comisión de investigación en la que su propio partido vetó hasta en dos ocasiones su propia comparecencia.

La tragedia en la que perdieron la vida cinco jóvenes ha provocado, hasta ahora, la destitución de dos directivos y la dimisión de un miembro del Gobierno de Botella, el entonces delegado de Economía Pedro Calvo, por ser el máximo responsable de la empresa municipal que gestiona el recinto público, Madrid Espacios y Congresos (Masdridec).

Los sucesos, que todavía se estudian en un proceso judicial en el que están imputados cuatro responsables de Madridec, han provocado el cierre del Madrid Arena y de otros dos recintos municipales más (el Palacio Municipal de Congresos y el Pabellón de Cristal). La polémica apunta desde el mismo día 1 de noviembre al número dos de la alcaldesa, el vicealcalde Miguel Ángel Villanueva, que se apresuró a validar el SMS que el promotor de la fiesta, Miguel Ángel Flores, le envió la mañana de los funestos sucesos y aseguró que "no hubo" exceso de aforo, una afirmación que el juez echó por tierra cuando recontó los tickets que se encontró en un recinto colindante al lugar de los hechos y confirmó que el aforo "estaba sobradamente sobrepasado".

Los sucesos han ensombrecido el primer aniversario de Ana Botella como alcaldesa, marcado hasta entonces por la búsqueda del equilibrio entre el recorte de gastos derivado de la crisis y la voluntad de mantener los servicios esenciales. Mucho antes de que se le empañara el mandato, el 13 de abril Botella visitó en la Moncloa al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para darle su beneplácito por las reformas emprendidas para salir de la crisis.

Tras el sueño olímpico

Botella llegó a Cibeles contando con el presupuesto confeccionado por el equipo de Gallardón y aprobado el 22 de diciembre, el mismo día que el ministro de Justicia renunció a la alcaldía, y que fijaba la capacidad de gasto del consistorio en 3.870,29 millones de euros, un 4,1% menos que en 2011. Sin embargo, Botella acordó a finales de enero no disponer de 3,4 millones de euros, en mayo se desprendió de otros 125 millones y en septiembre hizo lo mismo con otros 50, ahorrándose hasta casi 180 millones de euros de las cuentas aprobadas en un principio. Antes de cumplir su aniversario en la alcaldía, ha podido aprobar sus primeros presupuestos, los de 2013, con otro recorte de 174,5 millones de euros. Tras estos 365 días en el poder municipal, a Botella solo le queda cumplir su sueño olímpico y que Madrid sea la ciudad elegida para albergar los Juegos Olímpicos en 2020.