Llamazares amenaza a Cayo Lara con presentar su propia lista a Izquierda Unida

Aguas revueltas en Izquierda Unida. Gaspar Llamazares asegura que no quiere enfrentarse a Cayo Lara en la asamblea general, pero advierte de que su formación, Izquierda Abierta (IA), presentará una lista alternativa si la dirección persiste en ignorarla y no le concede más peso. Y da de plazo hasta el lunes.

A menos de una semana de la asamblea, Izquierda Abierta amaga así con presentar otra candidatura, una opción inicialmente no prevista pero que ahora sí se contempla, asegura Llamazares, después de que la dirección se haya "negado" a hablar con sus dirigentes para configurar la lista "unitaria" de Cayo Lara.

Llamazares ve con "mucha preocupación" cómo se está preparando esta candidatura. En su opinión, no está teniendo en cuenta "ni el pluralismo interno ni el federal" y cree que es indispensable resolver de una vez por toda esa diversidad que tiene la organización.

Si de aquí al lunes, cuando se reúna el último Consejo Político de IU antes de la asamblea, el equipo de Cayo Lara no da pasos para integrar en una única lista a las distintas sensibilidades que conviven en IU, Izquierda Abierta se despachará con otra distinta, insiste Llamazares en una entrevista concedida a la agencia Efe.

Aunque tiene claro que en este momento "de tormenta" política y económica, sostiene que hay que ser "valientes" y hacer cambios rápidos para "ampliarse" a todo lo que se mueve alrededor de la izquierda. "Es necesario que hagamos que IU sea más de la sociedad que de partido".

Izquierda Abierta, que Llamazares promovió hace unos meses como una opción más dentro de la formación, no surgió como contrapeso a la corriente dominante del PCE, si bien le acusa de querer controlar la organización.

La diversidad como problema

En una entrevista concedida a la agencia Efe, Llamazares denuncia culpa del "desencuentro" interno a la dirección del grupo parlamentario, que en su opinión no se ha formado atendiendo a la pluralidad necesaria. Llamazares recalca que si IU resuelve bien su "diversidad" política y federal, podrá seguir creciendo porque "habrá cabida" para más sensibilidades, bien dentro de la organización actual "o en un partido futuro más allá de IU".

Y no es un buen camino, explica, que los actuales dirigentes quieran que en el Consejo Político que salga del cónclave la fuerza que tengan las federaciones autonómicas sea sólo de un 30% frente al 70% de la dirección federal. "Sería un gran error", recalca.

Han sido precisamente las diferencias al nivel federal el principal quebradero de cabeza de Cayo Lara en estos cuatro años. En particular las que han planteado las organizaciones de Extremadura y el País Vasco, que han sido focos de conflicto en sí mismas y con otros dirigentes de IU, como el propio Llamazares y sus allegados.

Pese a todo, Llamazares habla bien de quien le sucedió como coordinador federal y hace un balance "dulce" de su gestión. En primer lugar desde el punto de vista electoral, ya que IU ha logrado pasar de dos a once escaños en el Congreso y ha ido ganando terreno en las autonómicas y municipales. También le reconoce a Lara el mérito de haber sabido apaciguar IU, donde las luchas fratricidas se habían hecho casi endémicas, si bien está convencido de que "quien más ha puesto" en la pacificación del partido ha sido la corriente de la que él forma parte. "No hemos convertido nuestras diferencias en conflicto, ni en los órganos de dirección que eran un foco de continuas broncas", sentencia.

Con una Izquierda Unida que va para arriba Llamazares recalca que el siguiente paso que hay que dar es representar políticamente y organizar "todo aquello que va mucho más allá de IU". Su principal reto ahora es hacerse con el hueco que ocupa el PSOE, que está perdiendo confianza "a raudales".

En ese sentido, Gaspar Llamazares admite que quizá el error de IU es vincular todos los problemas al modelo capitalista y al sistema social, algo que a los ciudadanos "les queda lejos".