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Excarcelación de Bolinaga: tres jueces conservadores y dos progresistas
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VALCÁRCEL ARGUMENTARÁ POR QUÉ SE HA EXCARCELADO A BOLINAGA

Excarcelación de Bolinaga: tres jueces conservadores y dos progresistas

Tres horas escasas de reunión. Cinco magistrados, tres de tendencia conservadora y dos progresistas, fueron quienes determinaron ayer que Iosu Uribetxeberría Bolinaga quede definitivamente en libertad.

Foto: Excarcelación de Bolinaga: tres jueces conservadores y dos progresistas
Excarcelación de Bolinaga: tres jueces conservadores y dos progresistas

Tres horas escasas de reunión. Cinco magistrados, tres de tendencia conservadora y dos progresistas, fueron quienes determinaron ayer que Iosu Uribetxeberría Bolinaga quede definitivamente en libertad. Ya no hay vuelta de hoja, la decisión es firme y, excepto en casos muy excepcionales de unificación de doctrina, el caso está cerrado.

Cuatro de ellos tenían claro que el etarra tenía que quedar en libertad. Sólo uno de ellos, Nicolás Poveda, fue el que se opuso a que uno de los secuestradores de Ortega Lara se vaya a su casa. Precisamente, este magistrado era el ponente del auto, que pasa ahora a manos de uno de los progresistas, Ramón Sáez Valcárcel. Él será quien argumente las razones de por qué Bolinaga ha sido puesto en libertad.

Tras la deliberación, el presidente de la Sección Primera, Fernando Grande-Marlaska, salía cabizbajo y con pocas ganas de hablar. Se trata de un juez que siempre ha demostrado sensibilidad con las víctimas del terrorismo, las mismas que ahora creen que les ha fallado. Hace dos meses, este mismo magistrado ya rechazó otro recurso de la Fiscalía en contra de la libertad condicional de dos etarras arrepentidos, José Manuel Fernández Pérez de Nanclares y Fernando de Luis Astarloa.

El Ministerio Público no recurría la libertad, sino que los dos condenados no pudieran vivir en Bilbao, donde residen sus víctimas, postura que Grande-Marlaska rechazó al entender que “exigir al día de hoy una regla de conducta como la indicada carece de cualquier proporcionalidad”. Esta decisión fue apoyada por los otros dos miembros del tribunal que también ha defendido la libertad de Bolinaga, Javier Martínez Lázaro y Ramón Sáez Valcárcel.

Aun así, los magistrados han entendido que la ley es clara y había que aplicarla. Bolinaga padece un cáncer irreversible y por razones humanitarias debía quedar libre. Para Alfonso Guevara, reconocido como magistrado garantista, no había ningún género de dudas: el etarra tenía que ser excarcelado y dejar pasar sus últimos momentos de vida en libertad. Este magistrado ya adoptó decisiones controvertidas sobre excarcelaciones de etarras, como la de la condenada Elena Beloki para que se sometiera a un tratamiento de fertilidad o la excarcelación de Antonio Troitiño sin aplicarle la ‘doctrina Parot’.

En el auto que se conocerá en los próximos días, la Sala deberá explicar el encaje legal de la libertad del etarra con el artículo 92 del Código Penal, que reza que “si el peligro de la vida del interno fuera patente… por estar así acreditado en el dictamen médico forense y de los servicios médicos del establecimiento penitenciario…”. Según la Fiscalía, el artículo es claro cuando dice que se necesita dos informes favorables a la excarcelación, es decir el de los médicos que le tratan y el del médico forense.

En el ‘caso Bolinaga’, la médico forense de la Audiencia Nacional se ha mantenido hasta el final en el línea de que Uribetxeberría no está en fase terminal y puede ser tratado en los servicios hospitalarios penitenciarios. Es más, en su último informe entregado a la Sala de lo Penal ayer mismo, sostiene que el preso está experimentando cierta mejoría con el tratamiento recibido por el cáncer que padece, a pesar que la huelga de hambre a la que decidió someterse le ha ralentizado la mejoría.

Tres horas escasas de reunión. Cinco magistrados, tres de tendencia conservadora y dos progresistas, fueron quienes determinaron ayer que Iosu Uribetxeberría Bolinaga quede definitivamente en libertad. Ya no hay vuelta de hoja, la decisión es firme y, excepto en casos muy excepcionales de unificación de doctrina, el caso está cerrado.