El ministro excusa el error de la Policía Científica y critica en cambio la filtración

El ministro del Interior ha confirmado en rueda de prensa que un tercer informe, encargado por la Policía tras los resultados arrojados por el investigador de la familia, ha confirmado que los restos pertenecen a un niño de 6 años. El nuevo informe ha sido realizado por el doctor José María Bermúdez de Castro, uno de los investigadores de Atapuerca.  Jorge Fernández Díaz no ha querido criticar el informe de la Científica y ha preferido hacer hincapié en que “fue muy contundente” en su momento y por eso se abrieron otras vías de investigación.

El ministro ha centrado su intervención en disculpar el error de la Policía y ha asegurado que “no se trata de acusar a nadie sino de llegar a la verdad”. Ha asegurado que el primer informe pericial de los restos hallados en la finca fue muy concluyente y, por ello, se descartó que fueran los niños y se abrieron otras vías de investigación.

Hay que recordar que los restos incinerados se encontraron casi desde el primer momento, pero que –igualmente- el informe de la Policía Científica los calibró como restos de ‘roedores’ de manera muy contundente. Desde entonces se pasó a peinar otras zonas, excavar, búsquedas geodésicas… El ministro insiste en disculpar el error de la Policía y ha pasado a criticar, sin embargo “la filtración de los datos del nuevo informe” que, insiste, ha causado malestar en el juez “con quien he hablado esta mañana”.

En un momento de su intervención, Fernández Díaz ha dejado caer que cuando se realizó el informe por parte de la Policía Científica, ni él estaba aún al frente del Ministerio ni el PP en el poder. “No me voy a escudar, obviamente, en que no estábamos nosotros al frente cuando se hizo el primer informe”, ha dicho el ministro. 

Preguntado si la Conisaría General de Policía Judicial ha elaborado un informe explicando por qué se ha producido un error tan flagrante, el ministro ha asegurado que sí se ha hecho un documento pero que no va a revelar datos de su contenido. Tras insistir en que hay nuevas diligencias y exámenes, Fernández Díaz ha asegurado que "hasta el mejor escribano echa un borrón", y que los 800 grados que se alcanzaron en la especie de horno construido para quemar a los niños "pueden hacer desaparecer las moléculas de ADN" y borrar todas las pruebas. Algo que no ha sido así para el perito contratado por la familia.