El PSOE apunta a Gallardón como sucesor de Rajoy y siembra cizaña en el PP

Siete meses después de que Mariano Rajoy llegara a la Moncloa respaldado por una holgada mayoría absoluta, el futuro político y económico de España está más abierto que nunca. En los centros de poder no se descarta ninguna opción, y cuestiones como el rescate total o la sucesión del presidente del Gobierno están sobre la mesa. El papel de Rajoy puede limitarse a un solo mandato, por lo que populares y socialistas especulan ya con un escenario en que ninguno de sus actuales líderes podría ser candidato electoral. Por ello, desde el PSOE se apunta ya directamente el nombre de Alberto Ruiz Gallardón, a quien tratan de erosionar al mismo tiempo que siembran cizaña en la calle Génova.

Gallardón es una de las apuestas para competir en las próximas elecciones generales por el PP, y dispone de un ministerio no económico para resguardarse de los recortes mientras diseña su propia estrategia política. El secretario de Organización del PSOE, Óscar López, dejó claro el viernes que barajan tener que enfrentarse al ministro de Justicia en las urnas: “Cada vez hay más gente que piensa que el señor Gallardón está pensando más en sustituir al señor Rajoy al frente del PP que en ser el ministro de Justicia de todos los españoles”.

Los socialistas relanzan así el debate público sobre las verdaderas ambiciones del titular de Justicia, a la vez que trasladan el ruido interno de Ferraz a Génova. De esta forma, si en el PSOE todavía colea la petición de primarias o el posible relevo de Alfredo Pérez Rubalcaba, en el PP se abriría una carrera por la sucesión en la que chocarían las distintas familias del centro derecha.

De acuerdo con aquellos que defienden a Gallardón, éste será una de las pocas figuras con instinto y perfil político que escapará de la rápida combustión que, en términos de valoración pública, experimenta el Gobierno. Colmados los objetivos de Rajoy tras su victoria el 20-N, apenas Soraya Sáenz de Santamaría y el exalcalde de Madrid sobresalen entre ministros técnicos o escasamente conocidos.

No obstante, Gallardón sigue sin tener un verdadero arraigo orgánico o territorial en el partido, y sigue despertando desconfianza en algunos sectores de la derecha tras su papel al frente del Ayuntamiento de Madrid. Un desapego al que ha contribuido su ya clásico enfrentamiento con Esperanza Aguirre. Tal vez por ello, el ministro de Justicia está empeñado en sacar adelante su reforma de la ley del aborto, ahondando en la promesa electoral de su partido.

La polémica del aborto

Gallardón ha optado por el marco de la protección a la mujer y por la igualdad de las personas discapacitadas para vender su propuesta de cambio legislativo. Además, parece reconciliado con medios que no siempre han sido amables en sus críticas. El jueves acudió al programa de Intereconomía El Gato al Agua, donde afirmó que “el aborto no es un derecho”, y reiteró su intención de presentar la reforma en octubre. “Defender la vida es lo más progresista que se pueda hacer, ya que sin vida no hay ser humano”, aseguró.

Pero esta materia también se ha convertido en un flanco débil que los socialistas aprovechan para arremeter contra el Ejecutivo, ya que les permites entrar en la batalla ideológica, en lugar de limitarse a la de la gestión económica. Para Ferraz se trata de una medida regresiva que vuelve a poner de manifiesto que PP y PSOE no son lo mismo. “Gallardón está haciendo política a costa de la libertad de las mujeres y de la capacidad de decidir de las mujeres de este país”, criticó Óscar López, quien insistió en que el ministro “está en una campaña de promoción personal a lomos de la libertad de las mujeres de este país”.