Para qué sirven y cuánto se cobra en las 1.432 mancomunidades

Para los residentes en las grandes ciudades puede que el término mancomunidad suene a chino. Pero en España, el 84% de los ayuntamientos (6.821) tiene censados menos de 5.000 vecinos que encontraron en estos organismos el mecanismo idóneo para compartir gastos y servicios a los que sus municipios, por ser tan pequeños, no podían afrontar. Las mancomunidades se crearon en 1870 con ese objetivo: que los municipios más pequeños se agruparan en función de su proximidad para compartir servicios y pagar, entre todos, sus costes.

El presupuesto de las mancomunidades se obtiene gracias a la aportación proporcional (según el número de habitantes de la localidad) de cada uno de los pueblos que la forman. También reciben grandes subvenciones de sus comunidades autónomas y algo de empresas privadas, casi siempre compañías de la zona, sin contar con las tasas que los vecinos pagan por determinados servicios que prestan estos organismos. Los más comunes son la recogida de basura y el abastecimiento de aguas, aunque con el paso del tiempo se hicieron cargo de más funciones. Destaca la protección civil, guarderías, servicio de transporte para centros escolares rurales, asistencia sanitaria, fomento del turismo de la zona e, incluso, actividades culturales.

Dependiendo de la zona en la que se ubiquen, las mancomunidades ofrecen servicios más específicos. Es muy común ver en las zonas costeras cómo sus municipios comparten los gastos del mantenimiento de las playas o de clases náuticas, como ofrece, por ejemplo, un mancomunado de Cádiz. 

Tradicionalmente, no era habitual que sus gerentes, casi siempre alcaldes o concejales de los municipios cercanos, cobrasen por acudir a pleno, juntas de Gobierno y comisiones, copiando el mismo estilo de funcionamiento que los ayuntamientos, diputaciones o regiones. Sin embargo, desde la pasada legislatura cada vez es más común que presidentes, vicepresidentes y responsables de áreas cobren retribuciones por sus funciones imposibles de cuantificar, ya que se fijan a través de una votación en sus propias asambleas. 

Casi todos los alcaldes y concejales que forman parte del consejo de una mancomunidad perciben a día de hoy una retribución por asistir a plenos y comisiones que, de media, supera los 50 euros por sesión. Por lo general, la periodicidad de las sesiones ordinarias suelen ser una vez al mes, aunque hay mancomunidades que se citan cada dos meses. Prácticamente todas excluyen las que coincidan con el mes de agosto, considerado mayoritariamente como vacacional desde el punto de vista político. 

En Extremadura, las entidades mancomunadas movían el ejercicio pasado más de 60 millones y trabajaban para ellas unas 1.400 personas que hoy ven peligrar su puesto. El diario regional Hoy informaba a finales de 2011 de que, alguno de sus presidentes, siendo alcaldes, llegan a cobrar 1.800 euros netos al mes por dedicación exclusiva, mientras que la media liberación llega como mínimo a los 800 euros. Tanto el PP como el PSOE, responsables de 26 de las 28 mancomunidades extremeñas, lo justificaban por el volumen de trabajo que conllevan. En Navarra, el presidente de la mancomunidad de Montejurra gana 29.717 euros brutos anuales, sin contar con su sueldo como alcalde de Sesma.

Presupuestos superiores a cien millones de euros

Solo con el cierre de las tres mancomunidades existentes en la provincia de Málaga (Costa del Sol Occidental, Costa del Sol Axarquía y Sierra de las Nieves) sobrarían más de un centenar de puestos de trabajo. La primera ha llegado a manejar al año un presupuesto superior a 100 millones de euros, mientras que la segunda rebajó sus cuentas en la mitad, hasta fijarlas en menos de 19 millones de euros.